-¡Mira!, unos tíos jugando a la "ouija" vamos a apuntarnos.
-Eres un fantasma de lo más convencional.
-Tú en cambio eres maravillosa. Vamos a ver de qué se trata lo de esta gente.
-Te pasas el día jugando y la "ouija" es peligrosa.
-Los fantasmas atormentados somos nosotros, ¿no? Date prisa que lo mismo se cansan y se van.
...yo te invoco, si estás aquí manifiéstate...
-Esta es la parte que más me gusta.
...¡Oh, espíritu!... danos tu testimonio... si estás presente haz que el vaso se mueva...
-Rómpeselo y vámonos, son aficionados.
-Espera un poco, a lo mejor nos sorprenden. Mira, el que habla ya lo está moviendo, el muy jeta.
-Es verdad, se le nota un montón.
-Calla, calla, que está hablando.
...y si hay alguien en esta reunión que te moleste, señálalo...
-Les cae gorda la morena de las coletas respingonas.
-Pues parece simpática.
-Pobrecilla, quieren echarla de la fiesta, haz algo.
-¿El qué?
-¡Da unos golpes o algo!
-Voy a abrir la ventana de sopetón que es de mucho efecto.
-Mejor haz lo de las velas.
-¿Y eso qué es?
-Ya lo hago yo mejor.
-¡¿Habéis visto?!
-No.
-¡Yo sí, ¿pero no habéis visto la llamarada que ha salido de esa vela?, era así de larga... por lo menos tenía veinte centímetros!
-Me quiero ir.
-Tú ahora no te vas que eres la que se ha empeñado en jugar a esto, poned otra vez los dedos en el vaso.
-Es que a mí estas cosas sin anís...
-Ya estamos, ¿te puedes esperar un momento? ¿Quién quiere preguntar?
-Yo, pregúntale que quién de los que estamos aquí va a ser el primero en morir.
-Vaya con la de las coletas.
-Te dije que parecía simpática.
-¿Me han llamado ustedes?, soy La Muerte.
-Ya nos han presentado, no pensará usted que vagamos por la eternidad por deporte.
-Entonces ha sido alguno de ellos.
-No exactamente, los chicos sólo están preguntando sus cosas.
-El caso es que hoy no me puedo ir de vacío. Pinto... pinto... gorgo... rito... nananá... naná... la de las coletas.
-¡Alto, soy el diablo y digo que esa alma me pertenece!
-Después, cuando ya no sea asunto mío, se las apaña. Yo de momento me la llevo, tendrá que esperar usted a que salga el juicio. Pues sí, a mí... a estas alturas venirme con estas.
-Funcionario.
-Cornúpeta.
-¿Y ustedes dos?
-Nada... aquí... vagando... ya se lo hemos dicho a este señor...
-¿También esperando juicio?
-No, lo nuestro es sólo un malentendido. Hubo un problemilla...
-¿Y ya tienen ustedes adónde ir?
-Casi que sí, precisamente ahora... íbamos de camino... pero no les estorbamos más, sigan con lo suyo, con su permiso nos vamos a ir marchando...
-¡Aaalto ahí! Se vienen conmigo.
-No se moleste, bueno, mucho gusto de conocerle... ¡¡¡Correee!!!
-¿Ha visto usted eso, verdad?
-En efecto.
-Nadie me quiere.
-Vamos, hombre, vamos, no se derrumbe. Arriba ese ánimo.
-Si es que no respetan nada...
-Ya se sabe...
-A propósito, ¿no se iba a llevar a la de las coletas?
-Sí, lo que pasa es que se aburrían con el jueguecito y se han ido a merendar. Si le parece, podríamos hacer lo mismo usted y yo y ya otro día... me sé un sitio...
-Se me ha quitado la gana.
-¿Qué me dice de una buena orgía?
-Menos.
Lo encuentro blandengue, criticad sin duelo.
Abrazos feroces.
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