“‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente’. Este es el más grande y el primer mandamiento.” (Jesucristo, año 33)

Hay personas a las que se les hace difícil amar a Dios, pues piensan que es un ser misterioso, distante o hasta cruel. Fíjese en lo que algunas de ellas han dicho:

“Aunque le pedía ayuda a Dios, sentía que estaba muy lejos de mí. Lo veía como algo abstracto y sin sentimientos.” (Marco, Italia.)
“Quería servir a Dios, pero me parecía un ser inalcanzable. Lo consideraba un Dios severo que solo busca castigarnos. No creía que tuviera buenos sentimientos.” (Rosa, Guatemala.)

“De niña creía que Dios se fijaba solo en nuestros errores para poder castigarnos. Después comencé a verlo como alguien distante, como si fuera un primer ministro que gobierna a la gente sin interesarse en ella.” (Raimunda, Canadá.)

¿Y usted qué opina? ¿Es imposible amar a Dios? Por siglos, los cristianos se han hecho esta pregunta. De hecho, durante la Edad Media, la mayoría de las personas no le oraban a Dios. ¿Por qué? Porque le tenían miedo. El historiador Will Durant lo expresó así: “¿Cómo podía un simple pecador dirigir su plegaria a un trono tan lejano y terrible?”.

¿Qué ha llevado a la gente a tener una opinión así de Dios? ¿Qué enseña realmente la Biblia? ¿Sería más fácil amarlo si conociéramos la verdad acerca de él?

[Nota]

Mateo 22:37, 38.

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[Reconocimiento]

trinidad: Museo Bardini (Florencia); centro, infierno: © Photononstop/Superstock

MENTIRAS QUE NOS ALEJAN DE DIOS
La mentira que dejó a Dios sin nombre

LO QUE DICE LA GENTE
“No hemos logrado llegar a ningún acuerdo sobre si se puede decir que Dios tiene nombre. Y si así fuera, tampoco sabríamos cuál es.”(Profesor David Cunningham, en su libro Theological Studies.)

LO QUE DICE LA BIBLIA
El propio Dios declaró: “Yo soy Jehová. Ese es mi nombre” (Isaías 42:8). Jehová es un nombre hebreo que significa “Él Causa [o Hace] Que Llegue a Ser” (Génesis 2:4, nota).

Jehová desea que usemos su nombre. La Biblia dice: “Invoquen su nombre. Den a conocer entre los pueblos sus tratos. Hagan mención de que su nombre está puesto en alto” (Isaías 12:4).

Jesús usó el nombre de Dios y se lo enseñó a sus discípulos. De hecho, en cierta ocasión oró a su Padre diciendo: “Yo les he dado a conocer tu nombre”. ¿Por qué lo hizo? Él continuó: “Para que el amor con que me amaste esté en ellos, y yo en unión con ellos” (Juan 17:26).

POR QUÉ DEBERÍA INTERESARLE
El teólogo Walter Lowrie escribió: “El hombre que no conoce a Dios por nombre no lo conoce realmente como persona [...] y no puede amarlo si lo conoce solo como una fuerza impersonal”.

Un hombre llamado Victor iba todas las semanas a la iglesia, pero no sabía nada acerca de Dios. Él comenta: “Cuando aprendí que el nombre de Dios es Jehová, sentí como si nos hubieran presentado. Por fin conocí a la Persona de quien tanto había escuchado. Dios se convirtió en alguien real para mí, y desde entonces es mi amigo”.

Jehová, a su vez, se acerca a “los que [piensan] en su nombre” y promete: “Les mostraré compasión, tal como un hombre muestra compasión a su hijo que le sirve” (Malaquías 3:16, 17). Dios también bendice a quienes lo llaman por su nombre. La Biblia dice: “Todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo” (Romanos 10:13).

[Ilustración de la página
4]
Ocultar o sustituir el nombre de Dios es como sacarlo de la Biblia


MENTIRAS QUE NOS ALEJAN DE DIOS
La mentira que envolvió a Dios en un velo de misterio

LO QUE DICE LA GENTE
El Diccionario Akal crítico de Teología dice: “La Trinidad es el misterio de un único Dios en tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. Y el Diccionario abreviado del cristianismo añade: “Católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes siguen esta doctrina”.

LO QUE DICE LA BIBLIA
Jesús, el Hijo de Dios, nunca afirmó que fuera igual o de la misma sustancia que su Padre. Más bien, dijo: “Sigo mi camino al Padre, porque el Padre es mayor que yo” (Juan 14:28). Además, a uno de sus discípulos le comentó: “Asciendo a mi Padre y Padre de
ustedes y a mi Dios y Dios de ustedes” (Juan 20:17).

El espíritu santo no es una persona. Los primeros cristianos “se llenaron de espíritu santo”, y Jehová dijo: “Derramaré algo de mi espíritu sobre toda clase de carne” (Hechos 2:1-4, 17). El espíritu santo no es parte de una Trinidad, sino el poder de Dios en acción.

POR QUÉ DEBERÍA INTERESARLE
Según los biblistas católicos Karl Rahner y Herbert Vorgrimler, la Trinidad “no podría conocerse sin que hubiera revelación, y hasta después de la revelación no podría entenderse del todo”. Ahora bien, ¿es posible amar a alguien a quien no podemos conocer ni entender? No. Por eso, la doctrina de la Trinidad nos impide amar a Dios.

Marco, mencionado en el primer artículo, veía la Trinidad como una barrera entre él y Dios. “Pensaba que Dios estaba ocultando su identidad —comenta—, y eso lo hacía más misterioso e inaccesible.” Sin embargo, “Dios no es Dios de confusión” (1 Corintios 14:33, La Biblia de las Américas). Él no oculta su identidad, más bien nos la revela. Jesús aseguró: “Nosotros adoramos lo que conocemos” (Juan 4:22).

“Cuando aprendí que Dios no es parte de una Trinidad —continúa Marco—, finalmente logré entablar una amistad con él.” En efecto, si vemos a Jehová como una persona y no como un ser misterioso, se nos hará mucho más fácil llegar a amarlo. La Biblia indica: “El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor” (1 Juan 4:8).

[Ilustración de la página
5]

[Reconocimiento]

Museo Bardini (Florencia)

MENTIRAS QUE NOS ALEJAN DE DIOS
La mentira que convirtió a Dios en un ser cruel

LO QUE DICE LA GENTE
“Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, ‘el fuego eterno’.” (Catecismo de la Iglesia Católica.) Por su parte, algunos líderes religiosos afirman que el infierno es un estado de total separación entre la persona y Dios.

LO QUE DICE LA BIBLIA
“El alma que peca... ella misma morirá.” (Ezequiel 18:4.) Los muertos “no tienen conciencia de nada en absoluto” (Eclesiastés 9:5). Así que si el alma muere y los muertos están inconscientes, ¿cómo podrían sufrir “el fuego eterno” o la separación eterna de Dios?

En la Biblia, los términos hebreo y griego que suelen traducirse “infierno” se refieren a un lugar simbólico, la “sepultura” de la humanidad. Por ejemplo, cuando Job padeció una dolorosa enfermedad, le oró a Dios: “Si al menos me ocultaras en el sepulcro” (Job 14:13, Nueva Versión Internacional). O como lo traduce La Sagrada Biblia, de Guillermo Jünemann, “en el infierno”. Job no quería estar en un sitio de tormento eterno alejado de Dios; solo quería descansar en la tumba.

POR QUÉ DEBERÍA INTERESARLE
Ver a Dios como un ser cruel nos aleja de él. “De pequeña me enseñaron que el infierno existe —cuenta Rocío, de México—. Vivía tan aterrada de Dios que no podía creer que tuviera buenas cualidades. Pensaba que siempre estaba enojado y que era muy severo.”

Lo que dice la Biblia acerca de Dios y del estado de los muertos cambió el modo de pensar de Rocío. Ella recuerda: “Me sentí libre, como si me hubieran quitado un gran peso de encima. Me di cuenta de que Dios quiere lo mejor para nosotros, que nos ama y que yo podía amarlo. Ahora lo veo como un padre que cuida tiernamente de sus hijos y les desea lo mejor” (Isaías 41:13).

Muchas personas son religiosas por miedo al infierno, pero Dios no quiere que le sirvamos por temor. Jesús mismo lo dijo: “Tienes que amar a Jehová tu Dios” (Marcos 12:29, 30). Por otro lado, cuando comprendemos que Dios no comete injusticias, es más fácil confiar en que será justo cuando ejecute sus sentencias en el futuro. Tal como Elihú, el amigo de Job, podemos decir con plena confianza: “¡Es inconcebible que Dios haga lo malo, que el Todopoderoso cometa injusticias!” (Job 34:10, Nueva Versión Internacional).

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[Reconocimiento]

© Photononstop/SuperStock

La verdad que nos puede liberar

Cierto día, Jesús habló en Jerusalén sobre su Padre, Jehová, y puso al descubierto la hipocresía de los líderes religiosos de aquel tiempo (Juan 8:12-30). Lo que dijo nos muestra cómo debemos examinar las creencias populares acerca de Dios. Él declaró: “Si permanecen en mi palabra, verdaderamente son mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad los libertará” (Juan 8:31, 32).

Al decir “Si permanecen en mi palabra”, Jesús ofrece la clave para determinar si una creencia es o no verdadera. Cuando le digan algo acerca de Dios, pregúntese: “¿Concuerda eso con la palabra de Jesús —es decir, con sus enseñanzas— y con el resto de las Escrituras?”. Haga lo mismo que hicieron quienes escucharon al apóstol Pablo: examine con cuidado la Biblia para comprobar si lo que le han dicho es cierto (Hechos 17:11).
Eso fue lo que hicieron Marco, Rosa y Raimunda, citados anteriormente: estudiaron la Biblia con los testigos de Jehová. ¿Qué descubrieron?

Marco:
“El Testigo que nos daba clases usaba la Biblia para responder a las preguntas que teníamos mi esposa y yo. Poco a poco comenzamos a sentir amor por Jehová e incluso se fortaleció nuestro matrimonio”.

Rosa:
“Pensaba que la Biblia era un simple libro de filosofía que intentaba explicar quién es Dios usando conceptos humanos. Pero con el tiempo fui descubriendo en ella las respuestas a mis preguntas. Ahora, Jehová es una persona real para mí, Alguien en quien puedo confiar”.

Raimunda:
“Le pedí a Dios que me ayudara a conocerlo. Poco después, mi esposo y yo comenzamos a estudiar la Biblia. ¡Por fin aprendimos la verdad acerca de Jehová! Estábamos muy contentos de descubrir la clase de Dios que es”.
La Palabra inspirada de Dios, la Biblia, no solo desmiente lo que se ha dicho de él, sino que revela sus maravillosas cualidades. Además, nos ayuda a conocer “las cosas que Dios nos ha dado bondadosamente” (1 Corintios 2:12). ¿Por qué no comprueba usted mismo lo que enseña la Biblia sobre Dios, su propósito y nuestro futuro? Puede leer más de estos importantes asuntos en www.jw.org/es bajo la sección “Enseñanzas bíblicas > Preguntas sobre la Biblia”. Allí también podrá solicitar un curso bíblico con un testigo de Jehová. Si lo hace, de seguro se dará cuenta de que sí es posible amar a Dios.