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Tema: En la cafeteria

  1. #21
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    Predeterminado Re: En la cafeteria

    ¿Tocará el tema aunque sea indirectamente?. En este relato la valentía también es protagonista; ¿No crees?

  2. #22
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    Predeterminado Re: En la cafeteria

    EN LA CAFETERIA (VI parte)

    Cuando llegó a su casa tuvo un presentimiento, y sabía por experiencia que en muchas ocasiones, se cumplían. Volvería a la cafetería, seguro que ella acudiría allí, las fiestas navideñas aún no habían terminado, y la gente se apresuraba a comprar los regalos, él era uno de los rezagados, ya que le faltaba algo para su sobrino. Cosa difícil, estaba en una edad en que ya tenía formados los gustos, y por supuesto él desconocía. Esta vez acudiría a los Almacenes después de hablar con su hermana, sabiendo ya un poco cuáles podían ser sus preferencias. Aquella misma tarde iría en su busca. Trataba de sugestionarse pensando que lo más importante era la compra, pero era inútil, sabía muy bien que su único afán era volver a encontrarse con ella.

    Sí, era cierto que buscaba un regalo, aunque interiormente sabía que necesitaba encontrar a una mujer. Cruzó los dedos mientras deseaba con todas sus fuerzas que se cumplieran sus deseos.

    Tras acertar – eso suponía- lo adecuado para su sobrino, subió directo a la Cafetería. Estaba dispuesto a esperar lo que hiciera falta. Si no acudía hoy, lo iría intentando día tras día, hasta que la volviera a ver. Se aferraba a su presentimiento, recordando la cantidad de veces, que se había dejado llevar por ese instinto, que le inducia a hacer cosas a veces fuera de lo normal. Al principio sus amigos y familiares, se reían, hasta que llegó un momento en que tuvieron que darle la razón. En muchas ocasiones él, se había anticipado a lo que venía después, y con este ánimo fue subiendo las escaleras mecánicas que le llevarían hasta la última planta del edificio, a medida que pasaba por los diferentes pisos, paseaba la mirada en busca de Carmen, pero como era de esperar no pudo ver más que una muchedumbre atareada buscando lo que necesitaban.

    No le preocupaba lo más mínimo, seguía teniendo la corazonada de que si la encontraba sería como la otra vez sentada en una mesa de la cafetería. Al entrar comprobó que estaba tan lleno como el otro día. Casi estaba dispuesto a sentarse en aquellos taburetes altos de la barra, cuando vio que una de las mesas se quedaba libre. Era de dos plazas junto al ventanal, desde allí podía ver gran parte de la ciudad. Se dio cuenta de cuánto había añorado estar como estaba ahora, en su ciudad natal y recreando la vista en todos los edificios cercanos que le eran muy conocidos. Podía ver la fuente con el surtidor repartiendo el agua simétricamente. Apartó la vista del cristal, y detuvo la mirada en la entrada al local que era a lo que en realidad había venido.

    Como si todo hubiera estado planificado, la vio aparecer, venía cargada con dos bolsas, y para su regocijo, lo hacía sola. La vio cómo buscaba una mesa.

    Esperó a que estuviera más cerca y cuando estaba dos mesas alejada de la suya se levantó. No ignoraba que aquel encuentro para ella debía ser una gran sorpresa. Se puso en pie para que pudiera verle, y acto seguido avanzó los escasos metros que los separaban. Trató de poner en su rostro la mayor de las sorpresas, como si aquel encuentro fuera del todo inesperado.

    .- ¿Carmen? – Dijo tratando de ocultar la emoción que lo dominaba Tras unos segundos de vacilación ella replicó

    .- ¿Jesús? ¿Eres tú?

    .- Si, soy yo. Menuda sorpresa ¿Quieres compartir la mesa conmigo? Ya lo ves, el local está a rebosar.

    .- Si, es comprensible siempre en estas fechas sucede lo mismo. He estado a punto de no subir… pero estoy agotada y necesito un poco de reposo. Cuéntame, qué haces en Barcelona.

    Mientras hablaban, Jesús la guio hasta la mesa vacía, a la par que levantaba la mano llamando de esta manera la atención del camarero.

    Él tenía pensado un discurso, pero se dio cuenta que con la emoción de tenerla tan cerca, se le había olvidado por completo.

    .- Tenemos muchas cosas para contar. Háblame de ti, de tu familia, luego te contaré lo que ha sido mi vida en estos años de ausencia. ¿Estáis todos bien? ¿Tus hijos, tu marido? Explícame algo de lo que me he perdido en este tiempo.

    Carmen le miraba fascinada. Al tenerlo tan cerca pudo comprobar en su rostro el paso de los años. La otra tarde, cuando le vio desde lejos, no tuvo tiempo de fijarse en los pequeños detalles. Continuaba mostrando aquella sonrisa de buena persona, que siempre le había gustado. Lo que no había cambiado para nada era su voz, y sobre todo su manera de expresarse. No pudo evitar sonreírle.

    El camarero trajo el café con leche que ella había pedido, mientras los dos guardaban silencio, ambos eran conscientes que lo que tenían que decirse, era mejor hacerlo sin testigos de ninguna clase.

    Era “su” momento.

    Carmen le habló de sus dos hijos. Le relató que Mamen se casó y recientemente se había separado, por lo que volvía a vivir con ellos, mientras se solucionaba todo el papeleo del divorcio, le comentó que no habían tenido hijos, con lo cual no existían problemas por este lado. Y el chico vivía en pareja desde hacía tres años.

    Y como si pensara en voz alta le comentó

    .- El destino a veces nos depara cosas que no esperamos. Nunca hubiera imaginado a mi hija separada, ni nunca tuve la impresión que mi hijo, mantuviera tanto tiempo la relación con la chica con la que vive. A grandes rasgos así están las cosas.

    .- ¿Y Rafael, tu marido...?- Esa era la pregunta que en realidad quería saber-

    Contuvo la respiración, de aquella respuesta dependía su porvenir. Poco le importaba la vida de sus hijos, necesitaba saber si su matrimonio continuaba firme. Si era feliz.

    Carmen, puso toda su atención en doblar la servilleta de papel, como si quisiera hacer una barquita. Aquello parecía ser fascinante para ella. Tardó un poco en responder.

    .- Anda cuéntame cosas de ti. Desapareciste, y nunca diste señales de vida, Esperábamos por lo menos una postal, pero te mantuviste en silencio durante 25 años. Ni por Navidad fuiste capaz de felicitarnos las fiestas. Tú sabías nuestra dirección, en cambio nosotros lo ignorábamos todo de ti.

    Jesús la miró a los ojos, buscó en aquella mirada, lo que le pareció ver el día que se despidieron en el recibidor de su casa.

    .- Imagino que descubriste finalmente el motivo de mi traslado.

    .- La verdad es que fue una gran sorpresa para mí. Nunca dejaste entrever nada. No podía suponer ni remotamente cuales eran tus sentimientos.

    .- Me costó un gran esfuerzo ocultarlos, pero lo conseguí. Y no quise alejarme sin que supieras el motivo. Había llegado un momento, en el que me hubiera sido muy difícil no delatarme. Por eso me fui lejos.

    .- Lo comprendí con tu frase. Se me quedó grabada para siempre. Pero, cuenta cómo te ha ido la vida en estos años.

    Sigue…
    Ya solo queda un capítulo para saber el desenlace
    Última edición por tutifruti; 28/04/2014 a las 13:08

  3. #23
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    Predeterminado Re: En la cafeteria

    Anhelamos la pregunta y la respuesta.
    Besitos

  4. #24
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    Predeterminado Re: En la cafeteria

    """""""""Jesús, al tenerla delante comprendió lo sucedido. No era Carmen. Pero era su vivo retrato. De pronto le vino a la memoria, los dos hijos del matrimonio. No tuvo ninguna duda, que aquella mujer joven que iba a subir al auto, era aquella niña, casi bebé que recordaba de las veces que había estado en su casa.

    Se excusó diciéndole que la había confundido con otra persona. La chica le sonrió – de la misma manera que solía hacerlo Carmen- disculpándose porque llegaba tarde a la cita.

    Jesús se quedó quieto, como si formara parte del mobiliario urbano, viendo cómo el coche se perdía entre los demás vehículos.

    Se quedó pensativo. De repente recordó el nombre de la chica. Mamen, ella sin duda era la hija de Carmen, y que en su media lengua de trapo cuando niña, decía “Mamen”.

    Calculó los años transcurridos, y todo coincidía. Sintió el galope de su corazón al tenerla frente a frente fueron unos segundos, los suficientes, para recordar el pasado, como si se tratara de una película. Parecían dos gotas de agua.

    Sólo existía una diferencia. Su mirada no era la misma de Carmen. Le faltaba la profundidad con que ella le miraba. Sobre todo, en la que le dirigió cuando él, le dijo que “había llegado tarde”
    Mamen…aquella niñita convertida en una mujer adorable. Una mujer que era como una copia de su madre. Se sintió invadido por una nostalgia enorme al recordar los años pasados. Retrocedió en el tiempo. Sintiendo las mismas emociones de entonces. Y se maldijo por los pensamientos que de manera atropellada le invadían su mente y su cuerpo. En aquel momento hubiera pactado con el diablo para poder rejuvenecer, como lo hiciera Dorian Gray, y conquistar a la mujer joven que tenía delante.

    Había ido en busca de Carmen y se encontraba con una copia casi exacta. Ni por un momento había recordado a los hijos, ni por supuesto de que fueran tan mayores. Por su cabeza cruzó un pensamiento oscuro de esos que vienen sin avisar, y se instalan en un lugar escondido, pero que no dejan de ser un incordio por aparecer cuando uno menos lo espera. Todas estas reflexiones iban abriéndose paso en su cerebro mientras caminaba de regreso a su casa. ¿Podía enamorarse de una jovencita, que muy bien podría ser su hija? Movió la cabeza negativamente. Su amor secreto pertenecía a Carmen. Y desde luego que su hija se le pareciera tanto sólo agravaba las cosas, porque ni él mismo sabía discernir sus sentimientos ante aquella chiquilla, que de repente había aparecido para reafirmar sus sentimientos. En el trayecto había ido reviviendo unas escenas completamente disparatadas. Soñó despierto en aquel corto espacio de tiempo, las cosas más desatinadas para ser factibles. Su primer impulso fue tratar de seducir a la hija de Carmen. Por suerte duró sólo unos instantes, enseguida se dio cuenta de lo absurdo que resultaba todo. No sabía nada de ella, simplemente que al verla, su corazón casi se desbocó de alegría.

    Apartó de inmediato lo que él mismo llamó insensateces. Y sin embargo todo su cuerpo se estremeció al tenerla delante. Conocía algunas parejas en las que el hombre casi doblaba la edad, y tenía referencias que funcionaban bien. Todo eran conjeturas, que trató de apartarlas de su cabeza.

    Estaba llegando a su casa, y comprendió la gran tontería que había alimentado durante un corto espacio de tiempo. Era ridículo se dijo a sí mismo. Y supo que ahora más que nunca necesitaba ver y hablar con Carmen."""""..
    Post No 29....



    UYuyyyyy querida tutifruti...Este post me recuerda a...

    Este párrafo del post, en que describes el encuentro de Jesús con la hija de Carmen.
    Me trae a la memoria, vivencias de alguien que conocí hace añares.

    Un paciente, que tuvo un amor juvenil; de esos muy parecido a Jesús.
    Que por esas convenciones sociales, nunca se atrevíó a saltar esas formas y jamás, le dijo a la mujer que amaba, ni se le declaró en ningún momento.

    Esto sucedió en Valparaíso.

    Años después ( 20 años )
    Mi paciente, se encontró con la hija, que era como una gota de agua de su madre.
    Y...él sin saber realmente cómo ...se encontraban por casualidad (¿ causal de un amor que quedó trunco con la madre? ) En las calles y oficinas del Puerto ( el contador y ella abogada )

    La chica toda una vida dedicada al estudio y él soltero.
    Nunca se casó, porque su amor por la madre de la chica, fue el único, para él.

    Al ver, la fiel copia del que había sido el amor de su vida...

    Se enamoró...de la chica ( ambos solteros y ambos con una diferencia de 23 años de edad. ) el de 49 años con un físico muy cuidado. Solamente lo atendí, por un esguince que se hizo jugando futbol...

    La chica, sin saber que él había sido un admirador secreto de su madre. Parecía, que no había tenido suerte en el amor. Porque de alguna manera ambos se sintieron atraídos. Y se hicieron amigos, de esos que son de tomar cafecitos con otros contertulios, profesionales en el microcentro de Valparaísos en donde están todos los bufetes de abogado y algunas oficinas de contadores.

    Ambos empezaron a frecuentarse y aunque los comentarios ajenos fueron muy terribles... por la diferencia de la edad...( ¿ quien puede hurgar en el alma humana y no equivocarse ? )

    Pues bien...Esta pareja se casó. Asistí al matrimonio y hasta el día de hoy son felices, tiene 2 hijitos varones y cuando voy a Viña del Mar, me invitan a su casa.

    Ya ves querida tutifruti.
    Tu relato nos lleva por recuerdos y nos hace pensar, que la vida a veces tiene extraños recovecos, impensados hasta en las fantasías de los protagonistas.

    La vida ..la vida ...esa es la excelencia de tus relatos. Contarnos con detalles hermosos los pensamientos y vivencias e tus protagonistas.

    FELICITACIONES... no solo es muy agradable leerte...sino que a veces, nos retraes...a recuerdos, que de una manera u otra, hemos estado presentes en ellos.
    Saludos querida amiga....Te seguimos leyendo.









    Última edición por Caracolamarina; 29/04/2014 a las 05:51

  5. #25
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    Predeterminado Re: En la cafeteria

    Cita Iniciado por Eburnea Ver mensaje
    Anhelamos la pregunta y la respuesta.
    Besitos
    Mañana lo subo, espero no defraudaros. Un abrazo guapa.

    --- Mensaje agregado ---

    Caracola la verdad es que me ha sorprendido. Mientras lo escribía pensaba en que podía parecer muy desatinado, aunque yo también conocí a un matrimonio con esas características. Él tenìa 25 años más que ella, y vivieron felices. Yo para hacerlo más novelesco me inventé ese momento de duda del protagonista al comprobar el gran parecido con su amor. Yo pensaba que mi imaginación iba más allá de lo normal, y resulta que ha quedado demostrado, que no iba tan desencaminada. Gracias por comentar, ya sabes lo que anima comprobar que siguen los escritos. Mañana subo la ultima parte. Besitos.

  6. #26
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    Predeterminado Re: En la cafeteria

    Te seguimos leyendo ..y Ya ves nada es causal...y nos traes recuerdos para compartir .
    Excelente tu relato...
    QUERIDA AMIGA...DALE DALE AL TECLADO
    CARIÑOSSSSSS

  7. #27
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    Predeterminado Re: En la cafeteria

    EN LA CAFETERIA (parte VII, y última, y de verdad que ahora os aseguro que doy por finalizado el relato, me ha costado meterme en los personajes)

    .- Creo que mi vida ha sido…no sé cómo describirla. Llegué a la capital pensando sólo en trabajar, me busqué una pensión cerca de la empresa, y durante meses creo que más que vivir, vegetaba por las calles, por los bares y por los cines, eso cuando no trabajaba. Hasta que conocí a Maribel.

    Hizo un largo silencio. Quería hablar honestamente, sin dañar a la que fue su esposa durante más de 20 años.

    .- Estaba bien a su lado, nunca llegué a enamorarme perdidamente de ella como hubiera sido lo ideal, y estando yo en una pensión, que fue el motivo por el cual adelantamos la boda. Nuestro noviazgo duró solamente seis meses. Maribel era...dulce y cariñosa. La educaron para complacer al marido. Nunca le oí la más leve queja. Lo aceptaba todo sin cuestionarlo. Los dos nos sentimos defraudados al no tener descendencia, recorrimos a varios médicos, y todos coincidían con el mismo diagnóstico. Paciencia, el día menos pensado llegaría el tan ansiado bebé. Pero nunca llegó. Por aquel tiempo se empezaba a hablar de las inseminaciones, pero la verdad es que al ser tan nuevo, no nos seducía lo más mínimo. Dejamos que el destino se apropiara de nuestros anhelos, y seguimos viviendo convencidos, que nunca seríamos padres. No tuvimos la valentía de hablar entre nosotros de nuestro desencanto. Supongo que los dos temíamos hacernos daño, culparnos de alguna manera por aquel desenlace.

    Jesús se quedó unos momentos callado, mientras recordaba aquellos pasajes de su vida junto a su mujer. Y como entonces le embargó una gran tristeza. Su semblante cambió.

    .- Lo siento –dijo Carmen viendo el cambio del rostro que tenía delante-.- Todo forma parte ya de mi pasado. Lo peor estaba por venir. Su enfermedad, nos obligó a los dos a un entendimiento mucho más profundo. Yo supe desde el principio, que la cosa era muy seria, porque el médico me citó un día a mí solo. Allí supe que no había esperanza alguna. La maldita enfermedad se la llevaría en cuestión de meses. Fue entonces cuando por primera vez, me volqué en hacerla feliz. Le consentí todos los caprichos, la mimé y le dije palabras que antes nunca había pronunciado. Me sentía culpable por mi manera de ser tan hosco y huraño a veces con ella. Nunca me lo echó en cara, imagino que suponía que era mi manera de ser, poco hablador y tampoco muy cariñoso. Me aceptó tal como me mostraba de buen grado. Y por lo menos estoy contento porque sé que los últimos meses, le supe proporcionar toda la felicidad que se merecía.

    Jesús, volvió a quedarse en silencio.

    Carmen respetó su manera de actuar, supuso que los recuerdos le habían desbordado. Sólo le dirigió una mirada compasiva.

    .- ¿Sabes una cosa? -continuó por fin Jesús – nunca me vi capaz de hablarle del verdadero motivo de mi traslado a la capital.

    .- Creo que hiciste muy bien, tan sólo le hubieras proporcionado momentos de tristeza. Seguro que fue feliz a tu lado.

    .- Quiero pensar que sí. ¿Y tú…como ha ido tu vida en este aspecto?
    Carmen fijó su mirada en aquellos ojos, esos que ella recordaba nítidamente del día de su despedida.

    .- Has sido muy sincero conmigo, y me parece que te debo la misma actitud. De cara a los demás somos un matrimonio normal, vivimos juntos, vamos de vacaciones juntos, todo lo hacemos en pareja. Pero…nos falta comunicación. Nos hemos acostumbrado a esa manera de vivir, y ambos lo aceptamos. Tiene que viajar muy a menudo, mucho más que antes, por lo que pasa muchas noches fuera de la ciudad. Incluso me pidió que habilitara la habitación del hijo, por si alguna noche llegaba demasiado tarde, para no despertarme. Al principio me molestó, pero de verdad que al cabo de unos meses, me pareció normal aquel alejamiento, incluso lo agradecí.

    Se quedó callada mirándole a los ojos.

    .- Jesús, eres la primera persona a la que le hablo de estas cosas. Ni mis amigas más íntimas lo saben. No quiero que me compadezcan. Soy orgullosa. Mis hijos tampoco saben nada.

    Jesús fijó la mirada en aquella persona. Era la mujer de sus sueños ocultos, estaba delante de él hablándole de sus intimidades, tal como lo había hecho él mismo antes. Buscó en sus ojos esa pena inmensa que produce el desamor cuando llega. Pero Carmen había aprendido a ocultarlo. Por orgullo le dijo. Y no lo cuestionaba. A veces ese sentimiento es el que nos mantiene vivos. Pero no era feliz, aunque no lo hubiera mencionado, la mirada de Carmen había perdido la profundidad de entonces.

    .- Gracias por tu confianza y hablarme tan claramente. Aunque solo fuera por este motivo, creo que ha merecido la pena este encuentro. En realidad llevo buscándote desde hace unos días. Estuve en esta misma cafetería, probablemente ni me reconociste, nuestras miradas se cruzaron por unos momentos. Volví a huir. No sé si por cobardía, o por temor a un desencanto al vernos frente a frente.

    Luego en casa recapacité, llegando a la conclusión, que necesitaba hablar contigo. Quería saber por ti misma qué había sido de tu vida. En una palabra si estabas libre. No tenía que ser forzosamente como en mi caso, por una muerte prematura, hoy en día hay muchos matrimonios separados, y el mundo no deja de girar por eso.

    Carmen le escuchaba hablar sin interrumpirlo. Allí estaba el hombre que tiempo atrás le dijera de una manera solapada, que la quería. Y ahora aunque no se lo declarara abiertamente, le estaba diciendo que había ido en su busca, después de la corta mirada que se dirigieron allí mismo hacía escasos días.

    .- Por favor Jesús. En pocos momentos los dos nos hemos hecho unas confesiones, que sólo se hacen a una persona que es muy especial. Tú lo has sido. Desde que te fuiste y comprendí por qué te ibas, me sentí mal por dos cuestiones bien diferentes. Una sin duda era saber que de alguna manera te había infringido un daño. La otra fue, que con tu mirada despertaste en mí, algo que ni yo mima sabía que llevaba oculto. Ha sido el secreto que he estado guardando durante estos años. No es fácil resolver este laberinto que hemos ido tramando tú yo sin ser conscientes de ello. Tú eres libre y puedes hacer con tu vida lo que quieras, no tienes que dar explicaciones a nadie. No es mi caso. Y confidencia por confidencia, yo días atrás, también reconocí tu mirada, no en vano la guardé como un tesoro en un lugar privilegiado de mi corazón.

    .- Pero… ¿ahora eres feliz?

    .- ¿Cómo se mide la felicidad? supongo que está en saber aceptar lo que tenemos, sin ansiar otras cosas. Yo he aceptado mi manera de vivir. Conozco las infidelidades de Rafael, y no se las perdono. Pero nunca me he planteado romper la poca relación que nos queda. No creo que puedas entenderme, puesto que muchas veces yo misma dudo de si procedo cuerdamente. En la vida ni todo es blanco ni todo es negro. Quizás me consuelo pensando en que fui feliz, y me conformo viviendo de los recuerdos.

    Jesús la miraba obstinadamente, queriendo ver en sus ojos una esperanza, una mirada de complicidad que le diera a entender si realmente sentía algo más profundo que una sincera amistad. Sólo quería saber eso. Insistió, no se daba por vencido.

    .- Carmen, ha sido todo muy precipitado, en poco tiempo nos hemos hecho confesiones importantes. Creo que ambos sabemos que nuestros sentimientos van en una misma dirección. Imagino que ya lo has descubierto ¿Por qué no darles paso libre?

    .- Tú mismo lo acabas de decir, en poco tiempo nos hemos mostrado tal como somos. Por mi parte me cuesta pensar en romper mi alianza con Rafael, aunque nuestro matrimonio ya zozobró muchos años atrás. Es un reto demasiado grande para mí, y no sé si estoy preparada para dar este paso. Recordarte en la despedida del recibidor de mi casa, ha sido una de las mejores cosas que me han sucedido en la vida. No quiero destrozar esa imagen.

    .- No acepto esta excusa. Nos quedan unos años para poder disfrutar. Tenemos como en aquella película, “Una asignatura pendiente.” No veo porque hemos de alargar más tiempo esas incertidumbres. Buscar la felicidad es la cosa más natural del mundo. Yo sé que te la puedo proporcionar, y sí… también sé que te puedo parecer egoísta porque parece que sólo estoy pensando en mí. Nada más lejos, pienso en los dos.

    .- Exacto, tú has tenido mucho tiempo para planificar tu deseo, y yo te puedo asegurar que es la primera vez en todos estos años, que me planteo algo íntimo entre nosotros. No puedo responderte ahora estoy completamente bloqueada, necesito sopesar los pros y los contras. Me estás ofreciendo algo que nunca llegué a pensarlo detenidamente porque así nos habían educado. Tu revelación de entonces se quedó guardada muy dentro de mí.

    Carmen se levantó, y cogió las bolsas, se la veía nerviosa o por lo menos a Jesús se lo pareció.

    .- Necesito pensarlo calmadamente. Ahora he de irme, es ya muy tarde. –Dijo en un suspiro-.- De acuerdo. Te dejo marchar, de momento porque comprendo que yo llevo mucho tiempo pensando en este encuentro, y esta es mi ventaja. Eso no quiere decir ni mucho menos que acepte un no por respuesta. Si te he anhelado 25 años, me parece que me veo capaz de esperar el tiempo que necesites para tomar una decisión que nos haga felices a los dos. Quién sabe las cosas que pueden ocurrir, la vida está llena de sorpresas. Saber que no te soy indiferente, da alas a mi imaginación. Cada miércoles, te estaré esperando en esta misma mesa. Aquí puede empezar algo nuevo y maravilloso para los dos, no cierres este camino recién abierto.
    Cuando Carmen se levantó, él también lo hizo, y tomó sus manos entre las suyas para despedirse. Con el dedo pulgar trazó unos círculos sobre la piel de ella, notando un ligero temblor.

    .- No me resigno a decirte adiós. – Insistió Jesús - Sé que nos volveremos a ver aquí mismo. Seguiremos hablando, y un día no sé cuándo, decidiremos qué hacer con nuestras vidas. Sólo te pido que no olvides que ya no somos unos adolescentes, y que el tiempo corre muy deprisa.

    Ella no respondió, - En realidad no sabía qué decirle, dándose cuenta que Jesús tenía razón en las últimas palabras- Fue directa hasta las escaleras mecánicas, sin volver la mirada atrás. Sentía el roce en su mano, y era consciente que Jesús se habría dado cuenta, de la electricidad que desencadenó aquella caricia sólo insinuada.

    FIN
    Última edición por tutifruti; 02/05/2014 a las 04:36

  8. #28
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    Predeterminado Re: En la cafeteria

    """""""¿Cómo se mide la felicidad? supongo que está en saber aceptar lo que tenemos, sin ansiar otras cosas. Yo he aceptado mi manera de vivir. Conozco las infidelidades de Rafael, y no se las perdono. Pero nunca me he planteado romper la poca relación que nos queda. No creo que puedas entenderme, puesto que muchas veces yo misma dudo de si procedo cuerdamente. En la vida ni todo es blanco ni todo es negro. Quizás me consuelo pensando en que fui feliz, y me conformo viviendo de los recuerdos.""""""

    Me quedo con estas frases que creo son el preludio del final...¿ Que será una felicidad anunciada?

    Nos has dejado con esos sentimientos a flor de piel.

    Bue...los relatos románticos son los que necesitamos en estos tiempos ( Anécdotas de hoy ) porque sin ellos la vida sería...color de hormiga a veces...
    Saludos querida amiga...eres una excelente relatora de lo que tu llamas....la vida misma....

    Cariñossssssssss


  9. #29
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    Predeterminado Re: En la cafeteria

    ¿Realmente se mide la felicidad por la aceptación de lo que viene sin ansiar lo que no se tiene?. !Sí!, diría Séneca o cualquiera que comulgara con la filosofía estoica. Pero yo pienso que la felicidad precisa, como algo valioso y difícil, de algo de riesgo. Quizá un pequeño salto al vacío o un dejarse llevar, asumiendo que quizá no salga bien a cambio de que quizá se alcancen cotas altas. Estoy recordando ahora un poema de A. Machado, que no está en su línea, pese a lo cual lo escribió. Me llamó tanto la atención que lo aprendí ( me gustan estas cosas)

    Huye del triste amor, amor pacato,
    sin peligro, sin venda ni aventura,
    que busca en el amor prenda segura
    cuando en amor locura es lo sensato.

    Ese que el pecho esquiva al niño ciego
    y blasfemó del fuego de la vida
    de una brasa pensada, no encendida
    quiere ceniza que le guarde el fuego.

    Y ceniza hallará, no de su llama
    cuando descubra el torpe desvarío
    que buscaba sin flor fruto en la rama.

    Con negra llave el aposento frío
    de su tiempo abrirá,
    desierta cama y turbio espejo
    y corazón vacío.
    ------------------------------------------------------------------------------------------

    El poeta apuesta claramente por el amor-pasión. Si hay oportunidad ¿es lógico dejarla pasar?
    Última edición por Eburnea; 02/05/2014 a las 12:26

  10. #30
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    Predeterminado Re: En la cafeteria

    Queridas Caracola y Eburnea, las dos poneis como ejemplo la misma frase. La misma pregunta, ambas profundizais en lo mismo. Yo he dejado al lector/a, que forje un final a su gusto personal. El poema de Machado, como todo lo suyo es para detenerse a pensar. Y realmente es lo que hará la protagonista, en cuanto haya asimilado las palabras de ese hombre enamorado. Gracias por dedicarle un tiempo a ese escrito que sólo ha pretendido proporcionar un rato agradable al leerlo.

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