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Davidmor
“Y [...] fuerza activa (espíritu).” Heb.: werú·aj. Además de traducirse “espíritu”, rú·aj también se traduce “viento” y mediante otras palabras que denotan una fuerza activa invisible. Véanse 3:8, n: “Airosa”; 8:1, n.
La palabra griega pnéu·ma (espíritu) viene de pné·ō, que significa “respirar o soplar”, y se cree que la voz hebrea rú·aj (espíritu) procede de una raíz de igual significado. Por lo tanto, el significado primario de rú·aj y pnéu·ma es “aliento”, aunque de este significado se han derivado otras acepciones. (Compárese con Hab 2:19; Rev 13:15.) Pueden significar viento; la fuerza vital de las criaturas; el espíritu del hombre; espíritus, incluidos Dios y sus criaturas angélicas, y la fuerza activa de Dios o espíritu santo. (Compárese con Lexicon in Veteris Testamenti Libros, de Koehler y Baumgartner, Leiden, 1958, págs. 877-879; A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament, de Brown, Driver y Briggs, 1980, págs. 924-926; Theological Dictionary of the New Testament, edición de G. Friedrich, traducción al inglés de G. Bromiley, 1971, vol. 6, págs. 332-451.)
Todos estos significados tienen algo en común: se refieren a aquello que es invisible a la vista humana y que da muestras de fuerza en movimiento. Tal fuerza invisible es capaz de producir efectos visibles.
Otro término hebreo, nescha·máh (Gé 2:7), también significa “aliento”, pero su significado es más limitado que el de rú·aj. La palabra griega pno·ḗ parece tener un sentido limitado similar (Hch 17:25), y en la Versión de los Setenta se utilizó para traducir nescha·máh.
El espíritu santo: la fuerza activa de Dios. La gran mayoría de las veces que aparecen las palabras rú·aj y pnéu·ma tienen que ver con el espíritu de Dios,su espíritu santo.
No es una persona. La enseñanza de que el espíritu santo es una persona y parte de la “Divinidad” no llegó a ser un dogma oficial hasta el siglo IV E.C. Los “padres” primitivos de la Iglesia no lo enseñaron así; Justino Mártir, del siglo II E.C., enseñó que el espíritu santo era una ‘influencia o forma de actuar de la Deidad’; tampoco le atribuyó Hipólito personalidad alguna al espíritu santo. Las Escrituras mismas muestran que el espíritu santo de Dios no es una persona, sino la fuerza activa de Dios por medio de la cual lleva a cabo su propósito y ejecuta su voluntad.
Puede notarse en primer lugar que las palabras “en el cielo, el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo, y estos tres son uno” (Mod), que se hallan en traducciones antiguas de 1 Juan 5:7, son en realidad añadiduras espurias al texto original. La traducción Moderna dice en su nota marginal: “El texto entre corchetes, no se halla en MSS. [manuscritos] de más autoridad”. Además, una nota al pie de la página que aparece en la Biblia de Jerusalén, traducción católica, dice que estas palabras son “un inciso [...] ausente de los mss griegos antiguos, de las antiguas versiones y de los mejores mss de la Vulg[ata]”. La obra A Textual Commentary on the Greek New Testament (de Bruce Metzger, 1975, págs. 716-718 ) traza en detalle la historia de este pasaje espurio. Dice que se encuentra por primera vez en un tratado del siglo IV, titulado Liber Apologeticus, y que aparece en antiguos manuscritos latinos y de la Vulgata a partir del siglo VI. Las traducciones modernas en general, tanto católicas como protestantes, no lo incluyen en el cuerpo principal del texto por reconocer que es de naturaleza espuria (NBE, BJ, VP).
La personificación no prueba que sea una persona. Es verdad que Jesús se refirió al espíritu santo como un “ayudante” y dijo que tal ayudante ‘enseñaría’, ‘daría testimonio’, ‘daría evidencia’, ‘guiaría’, ‘hablaría’, ‘oiría’ y ‘recibiría’. Además, según el griego original, Jesús usó a veces el pronombre personal masculino para referirse a ese “ayudante” (paráclito). (Compárese con Jn 14:16, 17, 26; 15:26; 16:7-15.) Sin embargo, no es raro que en las Escrituras se personifique algo que en realidad no es una persona. En el libro de Proverbios (1:20-33; 8:1-36) se personifica a la sabiduría, y en el hebreo original, así como en las traducciones españolas, se le da el género femenino. La sabiduría también está personificada en Mateo 11:19 y Lucas 7:35 y se dice que tiene “obras” e “hijos”. Cuando el apóstol Pablo habla del pecado, la muerte y la bondad inmerecida, los personifica como “reyes”. (Ro 5:14, 17, 21; 6:12.) Dijo que el pecado ‘recibía incentivo’, ‘obraba codicia’, ‘seducía’ y ‘mataba’. (Ro 7:8-11.) Sin embargo, es obvio que Pablo no quería decir que el pecado fuese en realidad una persona.
De igual manera, las palabras de Jesús registradas en Juan con respecto al espíritu santo deben considerarse teniendo en cuenta el contexto. Jesús personificó al espíritu santo cuando dijo que era “un ayudante”, que en griego es el sustantivo masculino pa·rá·klē·tos. Por lo tanto, es apropiado que cuando Juan menciona las palabras de Jesús, utilice pronombres personales masculinos para referirse al espíritu santo en su función de “ayudante”. Por otro lado, cuando, también con referencia al espíritu santo, se utiliza la palabra griega pnéu·ma en el mismo contexto, Juan emplea un pronombre neutro, ya que pnéu·ma es neutro. Por consiguiente, el uso del pronombre personal en masculino con pa·rá·klē·tos es un ejemplo de conformidad a las reglas gramaticales, no de doctrina. (Jn 14:16, 17; 16:7, 8.)
Falta la identificación personal. Como Dios mismo es un Espíritu y es santo, y como todos sus hijos angélicos fieles son espíritus y son santos, es lógico que si el “espíritu santo” fuese una persona, de algún modo las Escrituras permitirían identificar y distinguir a tal persona espíritu de todos los demás ‘espíritus santos’. Se esperaría que, al menos, el artículo definido se usase con esta expresión en todos los casos donde no se le llamase “espíritu santo de Dios” o no estuviese modificado por alguna expresión similar. Por lo menos esto lo distinguiría como EL Espíritu Santo. Pero, por el contrario, en muchos casos la expresión “espíritu santo” aparece en el griego original sin el artículo, lo que indica que no se trata de una persona. (Compárese con Hch 6:3, 5; 7:55; 8:15, 17, 19; 9:17; 11:24; 13:9, 52; 19:2; Ro 9:1; 14:17; 15:13, 16, 19; 1Co 12:3; Heb 2:4; 6:4; 2Pe 1:21; Jud 20, Int y otras traducciones interlineales.)
Aquí se puede consultar una enciclopedia:
A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament, de Brown, Driver y Briggs, 1980, págs. 924-926;
PERO es del 1906.
https://archive.org/details/hebrewenglishlex00browuoft
https://archive.org/details/hebrewenglishlex00browuoft
Si buscan, pueden que encuentren mas. A ver que encuentran,...
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