Luc. 12:32: “No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.”
Rev. 14:1-3: “Vi, y, ¡miren! el Cordero [Jesucristo] de pie sobre el monte Sión [en el cielo; véase Hebreos 12:22-24], y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escrito en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre. [...] Y están cantando como si fuera una canción nueva [...] y nadie pudo aprender esa canción sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que han sido comprados de la tierra.”
¿Está el grupo de los 144.000 compuesto solo de judíos naturales?
Rev. 7:4-8: “Oí el número de los que fueron sellados, ciento cuarenta y cuatro mil, sellados de toda tribu de los hijos de Israel: [...] Judá [...] Rubén [...] Gad [...] Aser [...] Neftalí [...] Manasés [...] Simeón [...] Leví [...] Isacar [...] Zabulón [...] José [...] Benjamín.” (Estas no pueden ser tribus del Israel natural, porque nunca hubo una tribu de José, no se incluye a las tribus de Efraín y Dan en esta lista, y a los levitas se les había separado para servicio con relación al templo, pero no se les contaba como una de las 12 tribus. Véase Números 1:4-16.)
Rom. 2:28, 29: “No es judío el que lo es por fuera, ni es la circuncisión la que está afuera en la carne. Mas es judío el que lo es por dentro, y su circuncisión es la del corazón por espíritu, y no por un código escrito.”
Gál. 3:26-29: “Todos ustedes, de hecho, son hijos de Dios por medio de su fe en Cristo Jesús. [...] No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni macho ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús. Además, si pertenecen a Cristo, realmente son descendencia de Abrahán, herederos con respecto a una promesa.”
¿Es el número 144.000 sencillamente una cifra simbólica?
El hecho de que, después de mencionar el número específico de 144.000, Revelación 7:9 hace referencia a una “grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar”, señala la respuesta a esa pregunta. Si la cifra 144.000 no fuera literal, carecería de significado como contraste con la “grande muchedumbre”. El que consideremos que la cifra es literal concuerda con la declaración de Jesús en Mateo 22:14 con relación al Reino de los cielos: “Hay muchos invitados, pero pocos escogidos”.
¿Van al cielo también los de la “grande muchedumbre” a que se hace referencia en Revelación 7:9, 10?
De ellos Revelación no dice —como lo hace en el caso de los 144.000— que hayan sido “comprados de la tierra” para estar con Cristo en el monte Sión celestial. (Rev. 14:1-3.)
Esta descripción que se da de ellos: “de pie delante del trono y delante del Cordero”, no indica necesariamente una ubicación, sino un estado de aprobación. (Compárese con Revelación 6:17; Lucas 21:36.) La expresión “delante del trono” (griego: e·no′pi·on tou thro′nou; literalmente: “a la vista del trono”) no exige que estén en el cielo. Su posición es sencillamente “a la vista” de Dios, quien nos dice que desde el cielo él contempla a los hijos de los hombres. (Sal. 11:4; compárese con Mateo 25:31-33; Lucas 1:74, 75; Hechos 10:33.)
La “grande muchedumbre en el cielo” a que se hace referencia en Revelación 19:1, 6 no es la misma “grande muchedumbre” de Revelación 7:9. De estos que están en el cielo la descripción no dice que salen “de todas las naciones” ni que están atribuyendo su salvación al Cordero; son ángeles.
En la Biblia, la expresión “grande muchedumbre” se usa en diferentes contextos. (Mar. 5:24; 6:34; 12:37.)
¿Qué harán en el cielo los que vayan allí?
Rev. 20:6: “Serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y gobernarán como reyes con él por los mil años.” (También Daniel 7:27.)
1 Cor. 6:2: “¿[...] no saben ustedes que los santos juzgarán al mundo?”
Rev. 5:10: “Hiciste que fuesen un reino y sacerdotes para nuestro Dios, y han de gobernar como reyes sobre [“en”, BD, NBE; “sobre”, TA, NC (1972), BJ, VP, VM] la tierra.” (La misma palabra griega y la misma estructura gramatical se halla en Revelación 11:6. Allí TA, NC (1972), BJ, y otras, vierten la construcción “sobre”.)
¿Quién selecciona a los que van al cielo?
2 Tes. 2:13, 14: “Estamos obligados a siempre dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados por Jehová, porque Dios los eligió a ustedes desde el principio para salvación al santificarlos con espíritu y por su fe en la verdad. A este mismo destino los llamó él mediante las buenas nuevas que nosotros declaramos, con el propósito de adquirir la gloria de nuestro Señor Jesucristo.”
Rom. 9:6, 16: “No todos los que provienen de Israel son realmente ‘Israel’. [...] No depende del que desea ni del que corre, sino de Dios, que tiene misericordia.”
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