Amig@s :
En su tan arduo como vano afán por
rebajar al Hijo, por
desprestigiarlo a toda costa y
lo más posible frente al Padre, los
neoarrianos, mejor conocidos como los
Testigos de Jehová, se niegan a aceptar el claro testimonio que de la Deidad del Hijo nos da
el apóstol Tomás en
Juan 20:28.
Incrédulo, Tomás les había dicho a sus condiscípulos que él creería que Jesús resucitó de entre los muertos, sólo si viere y tocare el cuerpo del Maestro (ver
Juan 20:24, 25), ya que él se había perdido la previa aparición del Señor a sus apóstoles.
Y cuando Jesús volvió a aparecer a sus discípulos,
esta vez estando Tomás presente, el Resucitado invitó a su discípulo incrédulo a que le
tocara, para que quedara convencido de que Su resurrección era, por definición,
real,
literal,
corporal,
tangible, y no "espiritual" ...
Al hacerlo, Jesús le reprochó a Tomás su
incredulidad. Pero esa incredulidad no duró más tiempo. Profunda y definitivamente convencido de la
resurrección corporal -
pleonasmo necesario aquí - de su Maestro, Tomás se dirigió
a El en ese mismo instante, diciéndo
le :
" ¡
Señor mío, y
Dios mío !"
¿ Qué mejor prueba de que
el Hijo es Señor y Dios de todos los creyentes, y no sólo de Tomás ?
Mi siempre cordial saludo para tod@s, incluyendo a nuestros amigos
neoarrianos = watchtowerianos.
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