El desamor y el amor no son las caras de una misma moneda, pero se le parecen...
Le dice la madre de ella, cuando Mariana se decide a contarle, el por qué Enrique se ha quedado más tiempo, en lo que son las actividades de los arquitectos en Mantagua y en Santiago...
Mi amor es tan veraz y de la mejor calidad... Le dice la hija a la madre.
La verdad le contesta su progenitora, cuando hay arribo de un factor externo a la pareja, y acá pareciera que si lo hay.
Se comenta en Viña del mar que en los primeros años de la escuela de Arquitectura han llegado alumnas nuevas y una de ellas destaca por su belleza.
Lo se mamá, contesta de mala gana Mariana....Demás lo se y hasta el nombre de esa belleza.
El sabor amargo que le viene a la boca es tan desagradable que se va al baño a lavarse los dientes....
Se mira al espejo del lavado y se dice a si misma:
¡¡¡No puedo dejarme estar!!! tendré que pensar en algo....La infidelidad de su marido ya es de dominio público....nada puede hacer para negarlo.
Hasta su propia madre lo sabe.
Vuelve al living del departamento y cruza miradas con la madre...
¿ Esta se hace la que no entiende nada ...y como si conversara de otro tema le dice:
¿ Como están mis nietos?
¿Les va bien en el colegio ?
Mariana la mira con un dejo de hiel le contesta...
Ellos menos mal estan bien.
El dialogo entre hija y madre se corta allí.
El cruce de miradas entre Isabella y Enrique es tan evidente, que sus compañeros los miran asombrados.
Uno de ellos, amigo de Mariana comenta:
A este ya no le importa nada...ni se acuerda que esta casado.
y es verdad.
Enrique ya probó la pasión con Isabella. Un día de esos, en que las circunstancias se dieron; terminaron en un motel de Reñaca y a los besos apasionados, siguieron las caricias más osadas, de parte de ella.
A esa pasión desbordada el respondió con la suya....Respirar ambos, entre sus labios y zonas más íntimas, fueron horas de pasión, que él no olvidará fácilmente.
La atracción pasional ya se desató.
Enrique, no se querrá privar de ella y sus caricias, de las que él nunca se imaginó, en una mujer.
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