Bueno, ya te habrás dado cuenta el por qué un adventista no puede quitarle la vida a quien cometa pecado, ya que al hacerlo, estaríamos cometiendo el mismo mal del que se le acusa, esto es asesinar. Y si alguien viola otro mandamiento, tampoco. Por que esa labor le corresponde determinarla y ejecutarla el Juez.
Y eso finalmente lo hará, luego del Milenio.
Y si se nos quiere implicar a los adventistas, también deberían ser implicados otros sectores que admiten como verídicos los diez mandamientos; y en esta sociedad o en otra seríamos catalogados como islamitas o nazis.
En lo personal me tiene sin cuidado si alguien quiere guardar el sábado, el domingo, el lunes o cualquier otro día de la semana. Es mi opinión que para Dios lo hace, y si para Dios lo hace quien soy yo para estorbarle.
En lo que no estoy deacuerdo es que haya un sector religioso que pretenda condicionar la salvación a la observancia de un día en particular. Me parece absurdo enseñar que la ley de guardar el sábado es aplicable ahora, pero que no hay castigo para los que la quebranten.
Gabrie147 no pudo objetarme nada sobre el post 44.
No tan aprisa.
De todo esto podemos ver que David estaba verdaderamente angustiado por su pecado. Dios aceptó la confesión de David, lo perdonó y reestableció su comunión con Él. Natán, el profeta, le dijo a David: . . ." Jehová ha remitido tu pecado; no morirás" (2 Samuel 12:13).
El recibió su castigo.
Pero las cosas no terminaron allí. Dios es Quien rige el universo y Él es santo y justo. Él no puede pasar por alto nuestros pecados o fingir que no sabe nada de ellos. Aunque David era rey, sin embargo fue castigado por Dios. La Biblia dice que para Dios no hay acepción de personas (Romanos 2:11).
Porque el pecado de David dió a los enemigos de Dios ocasión para blasfemar Su nombre, Dios dijo, “No se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste”.
Pese a que Dios había perdonado sus pecados, David tuvo que cosechar las consecuencias terrenales de ellos. Sufrió muchos pesares.
El hijo que tuvo con Betsabé murió.
Uno de sus hijos fue asesinado.
Otro hijo dirigió una rebelión contra David y fue muerto en la batalla.
Verdaderamente, la espada nunca se apartó de la casa de David.
La obra de edificar el Templo de Jerusalén cayó en manos de su hijo Salomón.
Podemos ver entonces que aunque seamos perdonados de nuestros pecados, nosotros, tal como David, tenemos que enfrentarnos con las consecuencias terrenales de nuestras acciones. Debemos ver también que frecuentemente los pecados traen consecuencias que duran toda la vida.
David dijo:
"Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; Mas ahora guardo tu palabra. Bueno me es haber sido humillado, Para que aprenda tus estatutos" (Salmo 119:67, 71).
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