(SERVIA, CROACIA, FRANCIA, 2014)
Sabemos mucho sobre el Holocausto nazi y son muchas las películas y documentales que hemos visto al respecto. También hay mucha bibliografía. Así, estamos al tanto de los campos centroeuropeos, algunos tan terribles como Auswitch, donde la muerte en cámaras de gas es tristemente famosa.
Sin embargo, era menos conocido que inmediatamente después de la ocupación alemana en los Balkanes, se creó un gueto en Belgrado que llamaron Judenlanger Semlin, debajo del puente Branko, aún existente en una antigua zona del recinto ferial. El campamento dirigido por las autoridades nazis, pero con la connivencia del gobierno colaboracionista serbio, planificó deportaciones y ensayó con los tubos de escape de camionetas la muerte por asfixia de judíos y gitanos, pudiendo considerarse un antecedente de lo que luego se llevaría a cabo a gran escala en la llamada SOLUCIÓN FINAL.
Fue el primer campamento y en él se asesinaron a más de 6500 personas, pero curiosamente es el gran desconocido, incluso para muchos serbios después de tantos años.
Reivindicar esta memoria, en su 70 aniversario es la motivación del director de la película, realizada con un gusto exquisito.
Un profesor de música, Misha Brankov, justo cuando se jubila, recibe una caja que se ha encontrada intacta excavando para el arreglo de unas cañerías en lo que había sido el recinto ferial. Contiene una foto de un matrimonio joven con un niño de dos años, él. Una carta, que su padre sabe que si llega a su poder es que ha sucedido lo peor y una partitura inacabada.
Misha se encuentra de pronto con el golpe emocional de saber que no es hijo de sus padres adoptivos, que temporalmente lo recogieron para salvarle la vida, pero con los que vivió siempre ya que sus auténticos padres fueron ejecutados.
Decide terminar la partitura y dar un concierto – homenaje en el ruinoso lugar que ocupó el campo, ante la pequeña comunidad de descendientes de aquellos judíos . Tendrá severas dificultades. Pero no ceja, porque entiende que ese es el mensaje de su padre, el hilo conductor: “Mientras haya música la vida continuará”. Investiga, conoce los hechos que le eran absolutamente desconocidos y se reencuentra con su identidad gracias a la música que su padre le legó y que se titula “AL NACER EL DÍA”.
La película no cae en escenas tremendas, ni busca la lágrima fácil; es sencillamente auténtica. El papel del protagonista es magistral y nos pone de relieve dos cosas: Todavía subsisten las huellas terribles de aquel horror, pero se van borrando y es bueno no olvidar. Saber siempre es un aliado de la verdad y de la justicia.
La película tiene escenas muy bellas. La vida de un profesor de música sencillo y bondadoso cambia radicalmente al conocer el secreto de su vida y con él todos cambiamos también algo. Espero que para mejor.
Ebúrnea, 2014
--- Mensaje agregado ---
Ignoro el porqué de las erratas del título, probablemente culpa mía con el teclado. Pero ahí no hay forma humana de rectificar: Disculpas y léase: "MÁS ALLÁ" y "por ejemplo". Y si quienes pueden realizan la rectificación, yo agradecida. Muac
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