¿Por qué dices que “sólo sabes de ti"? Lo más importante del otro respecto a uno está en la ventaja de la que se sirve. El otro va por debajo, recorre capas afectivas que no llegan a la conciencia sino muy tarde (*).
Uno sabe del otro como el otro sabe de uno. Pero vayamos más lejos todavía; si hubiera una distancia inaproximable, ¿no caeríamos en esa distancia, no ya con el otro sino, más importante aún, con uno mismo; o uno está en sí mismo sin nada entremedias, uno que se reafirmase de manera ilimitada y absolutamente presente; de ser así, qué experimentaría sino lo mismo, una y otra vez?
Recuerdo una broma que solía gastar a los compañeros con los que hablaba: “en lugar de que se pregunte “¿cómo estás?”, se debiera preguntar “¿qué tal estoy?”"
Cuando dije que el otro era activo no quería decir que no fuese formal, sino que no era sólo formal; actúa por encima de la forma que hay para él (**). De hecho, defiendo que uno de los aspectos más importantes del otro está en que es algo que está a la espera activamente; y cuando aparece, llega primero, se adelanta, da un paso (***).
(*) Esta conciencia tardía era mi figura del retraso de la conciencia. No era una conciencia inmediata, sino fruto de un lentísimo proceso que reclamaba figuras para manifestarlo. Esta demora y falta de inmediatez, que, entretanto, algo inadvertido estaba pasando, nos da una idea de la temporalidad más amplia, con más fases que las aparentes.
(**) La "actividad" pide a gritos auxilio filosófico, una idea para ella. De lo contrario, su vacío descansa en una profunda insensibilidad; es, fundamentalmente, ¡pasiva!
(***) Esta tesis es especulativa. Puede que haya cosas más rápidas que él. Lo verdaderamente importante está en la densidad afectiva que provoca; el otro abre mundos inimaginables sin él, mundos que, sin el otro, están a la espera.
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