Tempestad.
Me deja sin aire ni respiro; hasta el resquicio de la esperanza, quedo sin aliento.
Los pensamientos se amordazan, por no volcar el dolor de la desilusión.
Volcanes ciegos buscan boca, para decir callados pensamientos.
La tarde pensativa, en que crece la angustia sin alivio posible,
tumultos de tinieblas cuando creíamos que había luz
el dolor callado busca las formas de volcar las emociones.
Sin dar un grito de trueno, el aire se pone denso
no se mueven las hojas de los árboles
porque saben que la tempestad viene sin remedio.
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