La Batalla de Mal Tiempo, el 15 de diciembre de 1895, clasifica como una de las más importantes acciones llevadas a cabo por las fuerzas insurrectas en la invasión hacia occidente durante la guerra de independencia contra el colonialismo español.

En unas tres horas concluyó la acción de Mal Tiempo, con gran éxito para las armas cubanas, que lograron acopiar más de doscientos fusiles y gran cantidad de municiones, caballos, un botiquín médico y efectos de diverso tipo, permitiendo así la aproximación al territorio de Matanzas en mejores condiciones para entablar futuros combates.

España tuvo que lamentar cerca de 300 bajas, de ellas casi la mitad muertos, a lo cual se unía el efecto moral que en una tropa tan bisoña causó el filo del machete mambí, transformado de instrumento de trabajo en temida arma.
Mal Tiempo sirvió, además, para desmontar el mito de la invulnerabilidad del cuadro español y demostrar, una vez más, la irrevocable decisión de los cubanos de alcanzar a cualquier precio la independencia de Cuba.

El Hecho
En el mes de diciembre la columna invasora y su vanguardia de ofensiva llegó a la región villaclareña donde se llevó a cabo la primera acción por parte de los mambises, de esta manera fueron más frecuentes y se intensificaron los combates; el merecido descanso se produjo en el tránsito por la Siguanea, aunque fue breve, pues para el día 14 del propio mes se preparaban para penetrar en las llanuras de Cienfuegos, esto motivó que un ayudante del General en Jefe planteara:

Vamos a atravesar los Pirineos y a meternos en España.
La rica zona azucarera de Las Cruces, por su situación estratégica constituyó un centro importante para las operaciones del ejército colonial, en 1895 se calculaba la existencia de 8000 a 10 000 efectivos militares entre los Cuarteles Generales de Las Cruces y Mal tiempo; este acantonamiento de tropas da lugar a que "El mando hispano -aunque- había perdido el contacto directo con los cubanos a partir de la acción de Siguanea (...) no por ello descuido las principales vías de acceso a la jurisdicción cienfueguera, sino que ordenó bloquearla".

En "La mañana del 15 de diciembre salieron del Cuartel General de Las Cruces, las tropas dirigidas por el Coronel Salvador Arizón; estas partieron con una hora de diferencia entre sí, separándose en dirección: por el camino al ingenio Andreita, la unidad la unidad bajo el mando del Teniente Coronel Manuel Sanz, compuesta por cerca de 500 hombres de Barbastro y San Marcial; por el camino a Mal Tiempo la columna del teniente Coronel Narciso Rich, integrada por dos compañías de Bailén y dos de Canarias, y una sección de caballería de Montesa, en total unos 550 efectivos; mientras el jefe de toda la agrupación, teniendo a su mando de 800 a 1000 jinetes de Treviño, marchaba a distancia táctica de las unidades antes mencionadas".

El 14 de Diciembre mientras las tropas mambisas descansaban en el campamento Las Lomitas, el General en Jefe recibió como refuerzo un escuadrón comandado por el Teniente Coronel José Loreto Cepero, quien solicitó ser incorporado a la extrema vanguardia del Ejército Invasor; Gómez accedió a ello y le ordenó cargar al machete sin consulta ni dilación a cualquier fuerza enemiga que se presentara por la ruta de la columna cubana. Esto respondía tanto a la necesidad constante de aniquilar cualquier obstáculo el cual se opusiera al desplazamiento invasor, como a las pocas municiones con que contaban.

La columna cubana tomó rumbo noroeste formada casi en un solo cuerpo, siendo mínima la distancia entre la vanguardia y retaguardia. Alrededor de las 10:00 a.m. del día 15 de Diciembre de 1895, las tropas invasoras pasaron frente al central Teresa que se preparaba para comenzar la zafra, y prendieron candela a los cañaverales. A pesar de contar este ingenio con una guarnición española, los soldados desde ella contemplaban el incendio, pero no hicieron fuego contra las tropas invasora, y continúan su camino. Un campesino los alerta sobre la posibilidad de que en Mal Tiempo hay fuerzas españolas, es posible pueda producirse un encuentro en el camino. Esto dio lugar a una breve conferencia entre Gómez y Maceo, a ella el Titán Antonio Maceo da la orden de redoblar el fondo de la columna y agrega: "Entro la nave en alta mar".

Durante su recorrido por la zona de Mal Tiempo, el Teniente Coronel Rich llevaba como práctico al Capitán conocido como "El asesino de Cruces" cuando el centro de su fuerza cruzaba frente donde actualmente se levanta El Monumento de Mal Tiempo, otrora sitio de Benito Llera, quien miraba cruzar la columna desde el patio de su casa fue llamado por el Capitán Mestre a la puerta de su finca y allí el Teniente Coronel Rich le pregunta si no había visto mambises por el lugar. En ese momento se oye la detonación de un disparo de arma de fuego y dijeron: "un tiro". A lo que exclama Mestre: "Tiren otro que ya ese no me coge" . El disparo provenía de un grupo de patriotas locales entre ellos: Lucio Suárez, Pablo Rodríguez, Faustino Águila, los Sarduy y Silvestre Meneses, quien en aquella madrugada celebraban un velorio frente a la casa de Timoteo Rivero, en la misma bifurcación del Callejón de Palenque con el camino de Mal Tiempo a Páez. Allí se encontraba de centinela Silvestre Meneces, el primero que divisa la vanguardia compuesta por el escuadrón de caballería que protegía la columna de Rich, y entonces el señor Meneces al divisar a menos de 500 metros que es la curva del callejón entre navaja y dicho lugar, da la voz de alarma de "aquí están los soldados y dispara su tercerola y ese es el primer tiro que oyeron Mestre y Rich".

Los independentistas locales desconocían cuan cerca, a 500 metros por el Callejón del Palenque venían las tropas Coronel José Loreto Cepero, ellas conformaban la extrema vanguardia cubana quien se da cuenta de la situación desarrollada en el lugar y despliega su guerrilla y desobedece las órdenes que traía. Esto permitió a los españoles, repuestos de la sorpresa, organizarse apresuradamente en cuadros de defensa contra la caballería e hicieran fuego con descargas cerradas.

Maceo, oye estos disparos y manda imperiosamente "a la carga", pues él con sus ayudantes y escoltas ocupaban el lugar más delantero de la vanguardia, son los primeros en lanzarse a galope hacia esa dirección, pero al llegar a la zanja no encontraron un sitio propicio por donde cruzar, continuaron por el borde varios cientos de metros, dando el flanco derecho al enemigo. Al terminar de ladearlo los detuvo una cerca de alambre, al otro lado se encontraban los españoles formándose en cuadros, unos a la derecha y otros a la izquierda de dicha cerca.

En esos momentos se les reunió el Regimiento Céspedes para ayudar a echar al suelo la alambrada, casi al mismo tiempo, el General Máximo Gómez ve desde el centro de su Estado Mayor, escolta y algunos escuadrones villareños, con el General Serafín Sánchez al frente que entraban como una tromba en el sector de al lado de allá de la cerca donde se encontraba el otro cuadrilátero enemigo, la posición que ocupaba, le permitió avanzar sin dicho obstáculo y entrar fácilmente dentro de la línea española.

La infantería enemiga no lograba rehacerse, presa del pánico a la vista del terrible machete empuñado con furia por los escuadrones dirigidos por el valiente Máximo Gómez. Solo un escuadrón de Bailén ofreció heroica resistencia, mientras otros grupos sucumbían bajo el acero de los mambises. Es significativo destacar lo expresado por José Miró Argenter respecto al Ejército Español en este combate: "...al tratar de acudir los soldados de Canarias y alguna caballería de Treviño, el socorro ha servido para aumentar el pánico y la mortandad, pues novicios los peones completamente bisoños y aterrorizados por la carnicería de Bailén han huido en gran desorden..."

Otro testigo del combate, Manuel Piedra Martel, ayudante del General Antonio Maceo expresó: "...ni antes ni después de la campaña -vio en el ejército español- a sus soldados perder la moral y desorganizarse (. . .) pero en Mal Tiempo se mostraron colectivamente inconsistentes y faltos de valor individual. De otra manera no hubiésemos podido producirle aquel desastre".

El fracaso de la batalla para los españoles demostró la influencia negativa del reclutamiento forzoso, manifestándose en la falta de ideal común, fundamentalmente en el Batallón de Canaria numero 42; esta descripción de José Miró Argenter en su libro "Crónicas de la Guerra", ilustra elocuentemente lo expuesto: "...todos los sólidos han sido deshechos a machetazos la mitad por lo menos del Batallón de Canarias, huyendo de la tremolina ha soltado armas y cartucheras para escapar con mayor ligereza, o rendirse a discreción los que no aciertan a buscar refugio en la espesura de los cañaverales."

Un Comandante de Caballería trata de rehacer el núcleo descuadernado de Canaria, huye a uña de buen caballo porque los soldados no lo obedecen tiran los fusiles flamante las cananas repletas de municiones, y los más de ellos se aplanan contra el suelo, bajo la terrible impresión del pánico como palomas a la vista del azor. Pero la imagen más cabal del espanto se retrata en un grupo que se ha escondido a su manera detrás de un palmar, nuestra gente lo descubre y le va arriba; sus componentes parecen figuras de cera con uniforme de ralladillo azul, se les habla y no responden, lo más que hacen es cruzar los brazos por encima de la cabeza esperando el golpe del machete".

Al respecto Máximo Gómez, General en Jefe expresó: "...yo sabía que eran quintos y que no podían resistir nuestra carga al machete...”. Él mismo pudo llegar a esta conclusión antes del combate dada las informaciones, que respecto a la composición del Ejército Español le habían hecho llegar Rita Suárez del Villar, quien en aquella etapa utilizaba el seudónimo "La Cubanita". Constituye esto un factor importante para la estrategia de Gómez y Maceo en el combate; lo cual dejó como resultado un saldo positivo a las tropas independentistas cubanas, solo tuvieron cuatro bajas y menos de cincuenta heridos; estas cifras no son exactas, pues en la bibliografía consultada aparecen varias versiones al respecto no coincidentes, pero no de cifras muy lejanas a estas, la Batalla de Mal tiempo demuestra como la unidad del ejército independentista cubano en esta gesta del 95 había logrado superar las contradicciones internas del 68, tan dañinas para la Revolución.

En el enfrentamiento se destacan varios momentos importantes: el choque de extrema vanguardia, ocurrido -según algunos diarios de campaña consultados- alrededor de las 11:00 a.m., con muy poco tiempo de separación a partir del cual se origina la parte fundamental del combate, a decir de muchos fueron 15 minutos de carga al machete. Sobre las 2:00 p.m. una columna enemiga -al parecer la de Arizón- que seguía el rastro de los invasores se batió con la retaguardia de estos, pero no pudo abrirse paso, pues fue valientemente defendida por Serafín Sánchez. También se recibe una comitiva de 500 soldados enviados en una locomotora, esta fuerza ataca por el flanco izquierdo.

El General en Jefe ordenó la carga al machete prendiéndole fuego a los cañaverales que rodeaban la guardarraya por donde venía el enemigo, quienes se vieron envueltos en llamas, humo, plomo, hierro y se retira rápidamente al central, dejando abandonada la locomotora, destruida por las tropas independentistas en 5 minutos.

Cerca de la 4:00 p.m. aún las tropas del Generalísimo se encontraban en la zona, retornan al primer lugar de la acción, al llegar a este inmediatamente divisan una nutrida caballería con bandera desplegada y en son de guerra avanzando hacia el lugar; se preparan las tropas para un nuevo combate, sin embargo esta vez la bandera resultó ser la de la estrella solitaria y las tropas estaban compuestas por 400 hombres al mando del Coronel Juan Bruno Zayas; seguidamente Máximo Gómez ordena emprender la marcha tras el rastro del General Maceo; así abandonan la huestes independentista la zona de Las Cruces.

Resultados de la Batalla
El desastre de Mal Tiempo facilitó a los independentistas cubanos la obtención de un cuantioso botín de guerra compuesto por 150 fusiles Máuser, 60 Remington, 6 cajas de municiones, caballos de los oficiales y de la tropa, las acémilas, los equipos, el botiquín y la bandera y la documentación del Archivo, por las cuales se pudo identificar la columna destrozada. En aquel combate, el Ejército Libertador causó alrededor de 200 bajas al ejército español. Las fuerzas independentistas solo reportaron cuatro muertos e igual cantidad de heridos. Se probó la certera estrategia militar del Generalísimo Gómez y la valentía y disposición combativa de sus soldados.

Consecuencias
Este combate marca el fin de la primera etapa de la invasión, dando inicio a una nueva estrategia y táctica de los independentistas; en los aspectos morales y políticos tuvo gran trascendencia, pues en el contexto nacional reafirmó la decisión y posibilidad real de avance hacia Occidente, se convirtió en una convicción que "nada resistía la carga de sus machetes". En el ámbito local posibilitó consolidar el movimiento independentista del territorio, e hizo sentir en la zona aún más la política de hostigamiento hacia la población por parte del Ejército Español.

Tomado del sitio:
http://www.ecured.cu/index.php/Combate_de_Mal_Tiempo