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Tema: El otro laberinto

  1. #1
    Registrado Avatar de Eburnea
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    Predeterminado El otro laberinto

    Demasiado tiempo siendo rata que se agota por el camino sin fin del laberinto.
    Los laberintos son caminos engañosos por los que las ratas de laboratorio deambulan hasta la extenuación, buscando la salida. A veces, si la rata es más lista que sus congéneres consigue hallarla: ¡Pobrecilla!. Fuera sólo existe el frío monstruoso de unos ojos satisfechos por el éxito.

    Existe otra prueba que espera a la rata. Otra prueba para que de nuevo ensaye sus fuerzas, algo menguadas, y lo intente de nuevo. Su éxito le será ajeno, pues le corresponde al científico, pero ella seguirá intentando nuevos logros hasta el final. Otras viven escondidas, su instinto les ha avisado desde tiempos inmemoriales que están en un mundo donde han de vivir como si no vivieran. De algo no hay duda, su instinto las inclina a la vida. Ellas quieren vivir, PERO:…

    Es inútil: Las ratas en nuestro mundo han nacido para un fin, o sea, para ser exterminadas o para que se experimente con ellas. ¿Cómo se sentirán?. ¿Sabrán lo feas que las vemos y el miedo y asco que nos dan?. ¿Lo intuirán las camadas que se acercan buscando el calor de su madre?... No, seguro que no. Las ratas no tienen conciencia de que son repugnantes y que viven en cloacas, de que transmiten enfermedades y de que están estigmatizadas. Si lo supieran quizá se suicidarían en masa.

    Si supieran también que los ojos de rechazo sólo cambian por los de curiosidad del científico que ideó el laberinto y si supieran (no lo saben) que las hemos vuelto sucias, experimentables y rechazables, no les quedaría ni la rabia de rebelarse.

    Claro, argumentarás, ¿qué nos importan a ti y a mí las ratas?; nunca formarán parte de nuestras vidas. Quizá es que no te has dado cuenta de que, en sí, la rata es bellísima y que la repugnancia que sentimos es producto de haberla reducido a cloacas y laboratorio.

    La rata vive (sobrevive) porque no tiene conciencia de rata.
    La rata vive porque no tiene conciencia de sucia.
    La rata vive porque no sabe que está permanentemente acosada.
    La rata vive porque se ha creído que una alcantarilla es su ambiente natural.
    La rata, que no sabe de aromas, ni de aire fresco, ni de sol, ni de agua límpida de manantiales pugna, sin embargo, por salir de la cloaca o del laberinto. Anhela libertad, pero no lo sabe.
    En el fondo, la rata es afortunada porque no sabe que lo es. Si lo supiera moriría de pena.

    ¿Valdría, entonces, que bajara del cielo el dios de los psicólogos y que le dijera: “¿Qué importan los demás?;todo está en ti. Te sobran recursos, si sabes buscarlos: Tú eres el Universo; cada uno de nosotros somos el Universo entero. El Sol está dentro de ti y por mucho que hayan querido ensuciarte nadie, NADIE, en verdad, lo ha logrado, porque tu corazón, que es lo que importa, siempre fue limpio”.

    Probablemente la rata miraría a ese bondadoso Dios un instante. Y quizá lo agradecería, ya que por primera vez habría notado abrigo en su corazón. Pero no contestaría. Ni siquiera los dioses saben que la contaminación profunda penetra y que, por ósmosis, se integra en el organismo como un compuesto químico.

    Tampoco saben los dioses, cómo somos arrastrados por el Mundo en función de los puntos de mira y de las estructuras mentales de quienes nos observan.

    Quizá los dioses de los psicólogos, en su cortedad, cuando afirmaron: “SE SIENTE COMO SE PIENSA, ES POR ELLO QUE….bla, bla bla”, verdadero psilogismo pero no psilogismo verdadero,( por falaz y por no estar demostrada su premisa mayor), pero que nos viene bien como parche, porque entre todos hemos de montar teorías que laven las conciencias. Quizá, repito, esos dioses nunca han sido una buena rata que de pronto ha tomado conciencia de su situación.

    Pero, ¡BASTA!, ¡Basta de divagación!.

    Tengo que decirte, que yo no soy distinta al resto. Una rata es una rata y punto. Nunca hasta hoy había pensado en su alma y, probablemente, mañana tampoco lo haré. Tristemente su imagen también está acuñada en mí. Así que ¿Quién es capaz de reprochar cuando todos nos distinguimos tan poco?. ¿Cómo soportar saber de la existencia de los lados negros del corazón?.
    Casi (¡Oh, DIOS!) es preferible ser rata, que en el momento de salir del laberinto, contenta, recibe un soplo de aire limpio, al que no está acostumbrada…. Aunque con él muera.
    Ebúrnea

    .

  2. #2
    Forero Experto Avatar de Avicarlos
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    Predeterminado Re: El otro laberinto

    Pues amiga Eburnea, unas reflexiones que son aplicables a mil cuestiones de todo lo que nos acontece. Y es que el laberinto es real y su salida fatal.

    Un abrazo de Avicarlos.

  3. #3
    Registrado Avatar de Eburnea
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    Predeterminado Re: El otro laberinto

    Hola Avicarlos, gracias. Eso pretendo, extrapolar y sé que no es muy feliz el resultado, pero es, creo, bastante cierto. Pienso que hay más de una reflexión: al menos es lo que me ocurrió a mí antes de escribir el relato Un abrazo Ebúrnea

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