Hola: Caracola amablemente me pidió que escribiera sobre Egipto. En ello estoy, recopilando en mi biblioteca ( perdonad la licencia, pero veo mi lugar de trabajo como mi casa).
Hoy, muy de mañana, me senté a leer un rato en mi terraza, con un café con leche. ¡DESAYUNO CON LIBRO!.. ¡Qué rico!. Y más todavía si es Jorge Luis Borges. De pronto he pensado que sería lindo ( como dicen allá) compartir un relato. Éste, bien podría estar en más de un foro de monografías, quizá Religión..., pero aquí, en "CAFÉ" lo veo bien ubicado. Así que me despido y os dejo con Borges
Escriba
UN TEÓLOGO EN LA MUERTE
Los ángeles me comunicaron que cuando falleció Melanchton, le fue suministrada en el otro mundo una casa ilusoriamente igual a la que había tenido en la Tierra ( a casi todos los recién venidos les ocurre lo mismo y por eso creen que no han muerto). Los objetos domésticos eran iguales: la mesa, el escritorio, la biblioteca. En cuanto Melanchton se despertó en ese domicilio reanudó sus tareas literarias como si no fuera un cadáver y escribió durante unos días sobre la justificación por la fe. Como era su costumbre, no dijo una sola palabra sobre la caridad. Los ángeles notaron esa omisión y mandaron personas a interrogarlo. Melanchton les dijo: “He demostrado irrefutablemente que el alma puede prescindir de la caridad y que para ingresar en el Cielo basta la fe”. Esas cosas las decía con soberbia y no sabía que ya estaba muerto y que su lugar no era el Cielo. Cuando los ángeles oyeron su discurso lo abandonaron.
A las pocas semanas, los muebles empezaron a afantasmarse hasta ser invisibles, excepto el sillón, la mesa, las hojas de papel y el tintero. Además, las paredes del aposento se mancharon de cal y el piso de un barniz amarillo. Su misma ropa ya era mucho más ordinaria. Seguía, sin embargo, escribiendo, pero como persistía en la negación de la caridad, lo trasladaron a un taller subterráneo, donde había otros teólogos como él. Ahí estuvo unos días encarcelado y empezó a dudar de su tesis y le permitieron volver. Su ropa era de cuero sin curtir, pero trató de imaginarse que lo anterior había sido una mera alucinación y continuó elevando la fe y denigrando la caridad. Un atardecer sintió frío. Entonces recorrió la casa y comprobó que los demás aposentos ya no correspondían a los de su habitación en la Tierra. Alguno estaba repleto de instrumentos desconocidos; otros se habían achicado tanto que era imposible entrar; otro no había cambiado, pero su puerta y ventanas daban a grandes médanos. La pieza del fondo estaba llena de personas que lo adoraban y que le repetían que ningún teólogo era tan sapiente como él. Esa adoración le agradó, pero como algunas personas no tenían cara y otras parecían muertos acabó por aborrecerlos y desconfiar. Entonces determinó escribir un elogio de la caridad, pero las páginas escritas hoy, aparecían borradas mañana. Esto le aconteció porque las componía sin convicción.
Recibía muchas visitas de gente recién muerta, pero sentía vergüenza de mostrarse en un alojamiento tan sórdido. Para hacerles creer que estaba en el Cielo, se arregló con un brujo de la pieza del fondo y éste los engañaba con simulacros de esplendor y serenidad. Apenas las visitas se retiraban, reaparecía la pobreza y la cal y, a veces, un poco antes.
Las últimas noticias de Melanchton dicen que el mago y uno de los hombres sin cara lo llevaron hacia los médanos y que ahora es como un sirviente de los demonios.
(Del libro Arcana coelestia, de Emanuel Swdenborg). Jorge Luis Borges de “ HISTORIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA”
---------------------------------
No me digáis que no invita a pensar… ¡UF!.... Otro día, algo más alegre
Marcadores