Esperando por mí
Es el desprecio, el odio, la intencionalidad, operando, a través de nuestros ojos, de nuestra mente.
Son los designios, y los objetivos, exitosos del dominio, elaborando estrategias, por intermedio de nuestro psiquismo.
Esto es patético, es complejo.
No es la organización viviente, no es la complejidad del sistema vivo, que procede productivamente, por la fiesta del encuentro, los orgasmos, la entrega en el amor.
Lo que se manifiesta, actúa, por nuestros brazos, el que se expresa por nuestra boca
Son los fundamentos, caracterizado por la explotación, la violencia, la negación y el desprecio, de lo que palpita, sangra, el que maniobra en nosotros.
Es el carácter de estar integrado, de haber sido incorporado, por la practicas y necesidades constitutivas, productivas, del sistema social-cultural, en virtud de servir a su constitución, reconstrucción, consolidación
Este, es el problema, que no pasa por el enfrentamiento, de individuos, contra individuos.
Este, es un problema del conocimiento, de los instrumentos, los medios y las estrategias
que el procedimiento emplea, en la reducción y negación de la vida, a sus minima expresión.
Contra los fundamento, del propio potencial, y la propia libertad, del sujeto incorporado
Porque el régimen manifiesta, impone, la realización de su ser, información y conciencia, de su ciencia, compleja productividad, a través de su compleja maquinaria, a través de la conciencia reducida, colonizada, parasitada y lesionada, por los apremios de su auto gestión.
No son los vientos, nos son las lluvias, no son los elementos constitutivos, no son los mares, lo que se expresa, a través de la suspendida vida, del individuo.
No es el sueño, no es la organización, no es el entramado de lo sensible, de lo biodegradable, de lo biológico, lo que actúa se manifiesta, por la boca del sujeto reprogramado.
Este es un dilema, una contradicción.
Que evidentemente me posiciona en el límite de lo admisible, como denunciante,
de espalda, o tratando de darle la espalda, a un medio, en el cual no me puedo reconocer, como siendo parte de el, como siendo parte, de la organización viviente
Por el contrario, es la productividad del desprecio, la negación, el desconocimiento y reducción, de lo que se desconoce, de lo viviente, lo que prospera, conspira, progresa en contra de los mares, los ríos, las selvas, en contra del océano, los vientos, las mareas.
Es dramático, es doloroso, reconocerse siendo miembro de un método, un sistema, una civilización, que desconoce, y desangra la tierra.
Que humilla y ofende la vida.
Esta doble pertenencia, o esta participación doble, caótica contradictoria, es mi gran dilema, es mi gran compromiso, es mi lucha.
Nudo contradictorio, en que intento liberar, mis manos, mis ojos y mi boca,
de la manifestación, de la acción productiva creadora sostenida por la explotación, la humillación y la deshonra.
No obstante, la vida, en su complejidad, aun reducida, menospreciada, socavada
en sus fundamentos, en sus objetivos, en su sensibilidad, en su manifestación, aun reprimida, negada, empobrecida a extremos insólitos, aun de esta, y desde estas condiciones, aun se encuentran en mí, esperando por mí .
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