"La existencia del purgatorio la negaron primero los griegos ortodoxos, posteriormente todos los protestantes, a excepción de algunas ramas anglicanas.
Los Concilios de Lyon y Florencia refutaron a los griegos orientales: “Las almas que partieron de este mundo en caridad con Dios, con verdadero arrepentimiento de sus pecados, antes de haber satisfecho con verdaderos frutos de penitencia por sus pecados de obra y omisión, son purificadas después de la muerte con las penas del purgatorio”, Dz. 464, 693, cf. Dz. 456, 570., el Concilio de Trento lo confirmó refutando así a los reformadores: “purgatorium esse animasque ibi detentas fidelium suffragiis… iuvari”, Dz. 983.
2Macabeos 12:42-46, Mateo 12:32,
1Corintios 3:10-15,
Mateo 5:26, San Gregorio Magno (Dial. IV 39), San Cesario de Arlés (Sermo 179), Tertuliano (De anima 5
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, San Cipriano (Ep. 55, 20), San Agustín (De Civ. Dei XXI 13; Enarr. in Ps. 37, 3, Enchir. 69)."
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