El alma que recibimos los hombres es exactamente igual durante toda nuestra vida. Lo único que cambia es nuestro cuerpo y nuestra capacidad para desarrollar el alma plenamente. Por ejemplo desarrollar el diálogo con Dios y nuestro amor a él mediante la oración.
Nuestro cuerpo material, sea un bebé o un joven de 25 años, solo es semilla de corruptibilidad que desarrolla el árbol, cuerpo, espiritual. Por explicarlo de una manera específica, Jesús nos enseñó como era un cuerpo espiritual tras su paso por la muerte.
Nunca nos dijo Jesús cómo sería nuestro cuerpo tras la muerte, sabemos que es un cuerpo glorificado, que es estar en compañía y en amistad con Jesús.
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