¿ESTAN COMPLETAS LAS ESCRITURAS? ¿DIOS NO PUEDE REVELAR NADA MAS?. MIREMOS.
Escrituras perdidas: ...una epístola perdida de Pablo a los los Corintios (1 Cor. 5:9);
una epístola perdida a los Efesios (Efe. 3:3); una epístola perdida a los Colosenses, escrita desde Laodicea (Col. 4:16), etc.
Ahora escucha esto, porque JESÚS, ha revelado un
QUINTO EVANGELIO.
DICE JESÚS:
"Esta es la Voz del Maestro. Ruge y acaricia. Ruge cuando se dirige a aquellos que no se quieren convertir. Acaricia cuando habla a aquellos que, aun siendo imperfectos, tienen 'buena voluntad' de encontrar a Dios y a su Palabra y, una vez encontrados, de santificarse. Para éstos es caricia de Amigo y bendición de Jesús.
Hablo donde quiero. Hablo a quien quiero. Hablo como quiero. Yo no sé de limitaciones.
Las únicas limitaciones que a Mí no me limitan pero que obstaculizan la llegada de la Palabra, son la soberbia y el pecado. He aquí por qué mi Palabra, que debería derramarse desde las profundidades del Cielo sobre toda la Creación y amaestrar a los corazones de todos los marcados con mi señal, encuentra tan pocos canales en todas las clases sociales.
Sedme fieles, hijos queridos. Aceptad mi Palabra sin ánimo de censura y en lo que vuestra debilidad no alcance a entender, volveros a Mí: Luz del mundo.
Por millonésima vez Yo, Dios, os aseguro que no quiero vuestra ruina sino vuestra salvación. Y como la clueca tiembla por su prole, así Yo os tengo bajo mis brazos porque me apremia vuestra vida eterna. No salgáis de entre mis brazos. Yo, fiel a mis hijos y vosotros, fieles a Mí.
¿No se os ocurre pensar que, a lo largo de tres años, hubiese Yo hecho tan pocos milagros como se narran, hubiese curado tan sólo a las pocas mujeres que se nombran y realizado únicamente los pocos prodigios que se relatan? Pues si la sombra de Pedro servía para sanar (Hch 5, 14-15), ¿qué no habría hecho la mía? Y ¿qué mi aliento y mi mirada? Recordad a la hemorroisa: "Si logro tocar la orla de su vestido, me curaré" (Mt 9, 20-22; Mc 5, 25-29; Lc 8, 43-44). Y así fue.
Poder milagroso emanaba de Mí continuamente. Vine para llevar a Dios y abrir las esclusas del Amor echadas desde el día del pecado. Siglos de amor se vertían en oleadas sobre el pequeño mundo de Palestina, todo el amor de Dios hacia el hombre que, por fin, podía expandirse, como El anhelaba, para redimir a los hombres con el Amor antes que con la Sangre para despertar de nuevo vuestra atención que, a la sazón, está y se mantiene indiferente ante los episodios ya conocidos de los Evangelios que, después de todo, los leéis tan mal y con el ánimo distante de ellos...!
"Cuando Yo te desvelo episodios desconocidos de mi vida pública, al momento percibo el coro de los doctores difíciles que dicen: "Pero si este hecho no aparece relatado en los Evangelios, ¿cómo puede asegurar: "Yo he visto esto"? A estos tales les respondo con las palabras de los propios Evangelios:
"Y Jesús iba por todas las ciudades y aldeas enseñando en sus sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y sanando todas las dolencias y enfermedades" dice Mateo (Mt 4, 23; 9, 35).
Y asimismo: "Id a contarle a Juan lo que veis y oís: los ciegos ven, los cojos caminan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena nueva" (Mt 11, 4-5; Lc 7, 22).
Y también: "¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida, porque si en Tiro y en Sidón se hubiesen realizado los milagros hechos en medio de vosotros, tiempo ha que en cilicio y en ceniza habrían hecho penitencia...! Y tú, Cafarnaún, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? Hasta el infierno te hundirás, porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros operados en ti, sin duda aún subsistiría" (Mt 11, 20-24; Lc 10, 13-15).
Y Marcos: "... y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, de Judea, de Jerusalén, de Idumea y del otro lado del Jordán. También de las cercanías de Tiro y de Sidón, mucha gente, al oír las cosas que hacía, vino a El..." (Mc 3, 7-
.
Y Lucas: "Jesús iba por ciudades y pueblos predicando y anunciando la buena nueva y el Reino de Dios, y con El estaban los doce y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades" (Lc 8, 1-3).
Y mi Juan: "Y después de esto, se fue Jesús al otro lado del mar de Galilea y le seguía gran muchedumbre porque veían los prodigios obrados por El sobre los enfermos" (Jn 6, 1-2).
Y Juan, el Predilecto, por haber estado presente a todos los prodigios, de cualquier naturaleza que fuesen, que Yo llevé a cabo durante tres años, me otorga este ilimitado testimonio:
"Este es el discípulo que vio estas cosas y las ha escrito y sabemos que su testimonio es veraz. Hay además otras muchas cosas obradas por Jesús que, si se escribieran una por una, creo que el mundo no podría contener los libros que habrían de escribirse" (Jn 21, 24- 25).
Y bien, ¿qué dicen ahora los doctores de los sofismas?
"Hay otras cosas que hizo Jesús, que si estuviesen escritas a una por una, creo que en el mundo no cabrían los libros que se debieran escribir" dice Juan. Fuera de la hipérbole, os digo en verdad que si se hubieran debido escribir cada uno de mis actos, cada una de mis lecciones particulares, mis penitencias y oraciones para salar un alma, hubieran sido necesarias salas de una de vuestra bibliotecas, y una de las mayores, para poner los libros que hablaran de Mí. Y también os digo en verdad que sería mucho más útil para vosotros entregar a la hoguera tanta ciencia inútil, llena de polvo y de veneno para dar lugar a mis libros, que saber tan poco de Mí y tener en tanta estima esa propaganda casi siempre sucia de libídine y de herejía.
Objetarán algunos al leer esta Obra: "No se deduce del Evangelio que Jesús hubiera tenido contacto con romanos o griegos, y por lo tanto rechazamos estas páginas".
¡Cuántas cosas hay que no se deducen del Evangelio, o que se transparentan apenas tras gruesas cortinas de silencio, que los evangelistas dejaron caer en episodios que, por su inquebrantable mentalidad de hebreos, ellos no aprobaban! ¿Pensáis que conocéis todo lo que hice?
En verdad os digo que ni aun después de haber leído y aceptado esta ilustración de mi vida pública, conoceréis todo lo referente a Mí.
Tornad, hijos, tornad al Evangelio. De haber habido obras y palabras más santas para llevar los espíritus al Bien, Yo, Sabiduría, habría echado mano de ellas; pero nada hay más apto para santificar que el Evangelio.
Acudid a la "Fuente de las aguas del Salvador" . Sí, verdaderamente, estas palabras de amor que constituyen mi Evangelio: la palabra de la Buena Nueva, son aguas que brotan de mi corazón, la Buena Nueva que, insistente invitación, vuelvo a repetir al mundo que perece en lo que no es bueno.
El amor verdadero y generoso poséenlo aquellos que no tienen otro cuidado que el de mis intereses y no apartan de Mí la mirada de su espíritu. Estos me poseerán, no sólo como Dador de salvación sino también como océano de felicidad.
"Dije: "A quién cree en Mí haré que le broten en su corazón fuentes de vida eterna". Mas, ¿acaso no hago brotar, ya desde esta vida, fuentes de bálsamo que os medicinan a cuantos os encontráis intoxicados por el dolor?
¡Oh!, venid a Mí todos los que lloráis. Creed en Mí todos los que sufrís. Amadme cuantos os veis abandonados.
Si creéis firmemente en Mí, vuestra alma, que lucha y sufre sobre la tierra, será como pan caído a un barril de miel que lo impregna con su dulzura.
Poseer aquí abajo las armas para luchar contra el Mal que avanza por todas partes y que trata de abatiros con mil añagazas y quiere decir: poseer en mi Reino, para toda la eternidad, aquel premio que soy Yo mismo."
No juzguéis, hijos, ni despreciéis a nadie. Amad tan sólo, amad a todos. Recordad que tenéis un único Padre Creador y que, por tanto, sois hermanos entre vosotros. Un único barro os formó y un único soplo os vivificó.
¿A qué pues tanto odio de unos contra otros? No seáis duros con los hermanos. Mirad a Jesús, el Maestro, que no yerra y que no rechazó al centurión pagano, ni a la cananea tenida en Israel por una leprosa del alma.
Cuidad no sea Dios el que os juzgue a vosotros por tales, infectados como estáis de crueldad, de mentira, de lujuria y de soberbia. Purificaos con el fuego del amor que es el agua lustral que devuelve la blancura a vuestra alma y el toque que abre vuestros ojos cegados, vuestros oídos taponados, que da vida a vuestro ánimo paralizado haciéndoos capaces de entender lo que el Divino Espíritu comunica a vuestro espíritu tan necesitado de luz y de perdón."
Yo voy buscando humildad y amor a fin de depositar mis palabras y mis gracias haciendo resplandecer mis misericordias, porque el mundo se encuentra siempre necesitado de pruebas de la misericordia si ha de conservar un mínimo de amor y de fe.
Si la formación llevada a cabo de mi Iglesia y el afianzamiento del Cristianismo en el mundo hubiesen dado los frutos que de la floración primera cabía esperar, no hubiera habido necesidad de más.
A cuantos creyeron en Mí les di cuanto necesitaban para ir creciendo en la Fe y en mi Doctrina. Y se lo di de una manera perfecta como Yo sólo, el Perfectísimo, lo podía dar. Lo que ahora ha sucedido es, no que se haya perdido con el tiempo la eficacia de cuanto os di sino que se ha amortiguado en vosotros la facultad de comprender. Y se ha amortiguado porque habéis ofuscado vuestra vista espiritual con el humo de las humanas soberbias, vuestro oído espiritual con el murmullo de excesivas palabras humanas, vuestro gusto espiritual con el sabor de tanta corrupción, vuestro tacto espiritual con el abuso de inmoderados contactos carnales y vuestro olfato espiritual con esa perversión que os hace preferir lo putrefacto a lo que es puro. Se ha amortiguado, en fin, porque habéis aplastado vuestro espíritu bajo las piedras del sentido, de la carne, de la soberbia y del mal en sus mil formas.
Como riachuelo de agua destinado a regar las flores de vuestras almas, hice brotar de los Cielos -mejor: de mi Corazón que os ama- mi Doctrina. Mas vosotros habéis lanzado sobre el mismo piedras y escombros, partiéndolo en mil y mil hilos de agua que han acabado por perderse sin provecho para vosotros, cristianos, que, más o menos, habéis renegado de Cristo.
Las herejías manifiestas han anulado directamente muchas venas de agua que, partiendo de mi Corazón, bajaban a nutrir el organismo de la Iglesia.
...no puedo menos de repetirles: "¡Ay de vosotros, doctores de la Ley, que habéis usurpado la llave de la ciencia y, no habiendo entrado vosotros, habéis puesto impedimento a los que entraban!"
Aquellos que no entraron por haberles vosotros obstruido el camino con vuestras mezquindades y escandalizado sus corazones, que os miraban como a maestros, al veros más indiferentes que ellos mismos hacia la eterna Verdad, serán juzgados con piedad.
Empero vosotros, que preferisteis el dinero, los honores, las comodidades, los intereses de vuestros familiares a la misión de ser "maestros" en nombre y para continuar el Cristo docente; vosotros que sois tan severos con vuestros hermanos pretendiendo que den lo que vosotros no dais y produzcan los frutos que vosotros no sembrasteis en ellos mientras que sois tan indulgentes con vosotros mismos; vosotros que no creéis en mis manifestaciones provocadas, en el fondo, por vosotros, ya que es para reparar las ruinas causadas por vosotros por lo que vengo a amaestrar los corazones dispersos por el mundo; y observad: que tanto más vengo cuanto los tiempos más se cargan de herejías, incluso dentro de mi iglesia; vosotros que os burláis y perseguís a mis portavoces y les insultáis tratándoles de "locos" y "obsesos", lo mismo que vuestros lejanos antecesores dijeron de Mí; vosotros seréis tratados con severidad.
Purificad con el fuego del amor y de la penitencia los sentidos de vuestra alma y oiréis, veréis, gustaréis, oleréis, me sentiréis a Mí en las palabras que digo a los humildes y callo a vosotros, soberbios, porque únicamente el que tiene corazón de niño entrará en mi Reino y sólo a los pequeños revelo los secretos del Rey, porque el más grande de entre vosotros, católicos, cristianos, no es el que ostenta ropaje de autoridad sino el que viene a Mí con puro corazón, confiado como un niño y amoroso como un párvulo para con su madre que le nutre.
¡Bienaventurados los pequeños! Yo les haré grandes en el Cielo."
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(
Dn.12.10)
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