Que tío este Dios que tenemos, incluso es capaz de tentar a Satanás.
Emeric, que Dios ya sabía que no había ningún otro siervo como Job en la Tierra. E hicieran lo que hiceran con él no quebrarían su fe.
La tentación a veces es buena, te das cuenta del valor de lo que te ha dado Dios cuando eres tentado. También Dios puede tentarte con pruebas a lo largo de tu vida y no por ello resultar ser malas. Te prueba para tu salvación.
"Dios permite la tentación porque, al tratarse de una prueba, ésta tiene la posibilidad de convertirse en causa de mérito. La prueba de fe superada «produce la paciencia..., a fin de que ustedes lleguen a la perfección y a la madurez» (Stgo 1, 2-4). Hay algunas virtudes que no se desarrollarían sin haber resistido la tentación.
Dice san Francisco de Asís: «Cuanto más tentado te veas, sábete que eres más amado»."
"Es muy importante la diferenciación entre “tentación” y “pecado”. La tentación no es pecado. La tentación es anterior al pecado. El pecado es el consentimiento de la tentación. Así que no es lo mismo ser tentado que pecar. Todo pecado va antecedido de una tentación, pero no toda tentación termina en pecado.
Una cosa hay que tener bien clara: disponemos de todas las gracias, o sea, toda la ayuda necesaria de parte de Dios para vencer cada una de las tentaciones que el Demonio o los demonios nos presenten a lo largo de nuestra vida. Nadie, en ningún momento de su vida, es tentado por encima de las fuerzas que Dios dispone para esa tentación.
Esto es una verdad contenida en las Sagradas Escrituras: “Dios que es fiel no permitirá que sean tentados por encima de sus fuerzas; antes bien, les dará al mismo tiempo que la tentación, los medios para resistir” (1 Cor. 10, 13).
Las tentaciones son pruebas que Dios permite para darnos la oportunidad de aumentar los méritos que vamos acumulando para nuestra salvación eterna. La lucha contra las tentaciones es como el entrenamiento de los deportistas para ganar la carrera hacia nuestra meta que es el Cielo (cfr. 2 Tim. 4, 7).
El poder que tiene el Demonio sobre los seres humanos a través de la tentación es limitado. Con Cristo no tenemos nada que temer. Nada ni nadie puede hacernos mal, si nosotros mismos no lo deseamos.
Las tentaciones sirven para que los seres humanos tengamos la posibilidad de optar libremente por Dios o por el Demonio. También sirven para no ensoberbecernos creyéndonos autosuficientes y sin necesidad de Cristo Redentor."
Santiago deja muy claro que eso es imposible: «Ninguno, cuando sea tentado, diga: ‘Es Dios quien me tienta'; porque Dios.. no tienta a nadie» (Stgo 1, 13).
Sin embargo hay que aclarar que, si bien Dios no tienta, sí prueba al hombre. Dios prueba al justo y a quien comienza a servirle: «Hijo, si te decides a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba» (Eclo 2, 1), lo cual tiene su razón de ser: «Porque el oro se purifica en el fuego, y los que agradan a Dios, en el crisol de la humillación» (Eclo 1, 5).
Aunque con frecuencia las palabras prueba y tentación se intercambian, no son sinónimos. Si bien toda tentación es una prueba, no toda prueba es una tentación. De este modo, Dios sí prueba pero solamente el demonio tienta. Dios permite situaciones dolorosas o difíciles (pobreza, enfermedad, etc.) donde el hombre se sienta llamado a recurrir a Él manteniendo su fe aun en las situaciones más extremas a fin de que se fortalezca espiritualmente y eso redunde en una mayor santidad. «El Señor, su Dios, los pone a prueba para ver si ustedes lo aman realmente con todo su corazón y con toda su alma» (Dt 13, 4).
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