Lo esencial de nuestras capacidades cognitivas.

Unos de los problemas, es que son precisamente, esas capacidades cognitivas, que nos distinguen de otras especies, las que nos juegan en contra.

Ya que las mismas son usadas, empeladas y explotadas por toda una serie de discursos, lenguajes, que prosperan sobre la realidad y la vida de los sujetos y de los propios espacios, a partir de las antedichas capacidades, que nos distinguen y diferencian.

Somos tempranamente muy vulnerables, como víctimas de cuanto discurso ande y circule actuado por nuestros cráneos, rigiendo, respirando sobre el medio, a partir de las mentes colonizadas y parasitadas, por las ideas y los contenidos, mentales de tales discursos.

Tendería que haber un gran compromiso colectivo, con la búsqueda de la comprensión y el conocimiento, de estas facultades tan complejas y caras a nuestra especie y mundo.

Aportes para la comprensión y discusión de la estructura cognitiva.

Toda subjetividad, (más precisamente las modernas) tiene que contener en su campo mental, un discurso previamente adquirido, o paquete de saberes, como capital atesorado acumulado, en un supuesto estado inconsciente, que llegado el caso, del que el sujeto se enfrente a una eventualidad inesperada del medio, será rápidamente activado, manejado por la conciencia y la mente, apremiada a responder a tal situación, como es en el caso de un ahogó.

En tanto, toda conciencia y mente opera con cierta información cifrada y almacenada, retenida en su psiquis, como respaldo operativo, de búsqueda y elaboración de respuesta operativas para con las condiciones del medio externo, para responder a las situaciones planteadas por el medio circundante.

¿Este respaldo de información cifrada y estructurada, conservada y adquirida por la mente, puede ser, lo que aquí se llama memoria de largo plazo?

Patrimonio y reserva de conocimientos interiorizados, por los procesos de la mente, que le es esencial a toda subjetividad, y siempre es activado puesto en juego por la propia actividad de la mente, en toda interacción con el mundo externo, a la hora de responder, a la hora de hacer y establecer evaluaciones, lecturas sobre lo que está aconteciendo, en torno y por fuera de la mente, como parte de las circunstancias, los apremios, la exigencias de un mundo externo.

Espacio y medio interno, como campo mental de todo lo propio, como fuente eventual y natural de la recepción de todos los estímulos, contenidos que nos llegan desde el exterior, relación en el que se ve implicada y apremiada, animada por el mismo la mente, a dar, percudir, crear, una respuesta al mundo, acorde a la interpretación echa por ella, de tales eventos y acontecimientos exteriores, de los que se ve participada.

Estos eventos, a lo que la mente responde, son leídos creados, recreados, interpretados, elaborados cognitivamente por la propia acción mental.

Por la actividad modal motora con que se maneja impulsa la mente, a la hora de producir, crear una respuesta, “supuestamente acorde”, a partir de procesar, leer, interpretar, la información exterior, que le llega a raudales, en varios lenguajes y codificaciones diferentes, por medio de un patrimonios de códigos ligústicos y otros, experimentales, analíticos, muchos de los cuales son interpretados, almacenados, es decir, traducidos a la estructura personal, como lo propio de nuestro campo mental de operaciones.

Según estos contenidos, concomimientos, experiencias, conservadas, guardadas cifradas, adquiridas, para bien o para mal, en el campo de toda mente, será la naturaleza, como los dominios del alcance de la respuesta subjetiva mental que brindara el individuo, a los acontecimientos del mundo externo, acontecimientos del que se sabe y se siente dependiente en todo momento.

Los contenidos conservados, almacenados en nuestra mente, en nuestro campo, es un patrimonio de posibilidades procesales limitadas por la naturaleza de los propios contenidos, para ver, entender, crear y responder, productiva, constructivamente, a ciertas situaciones, significados, elaborados creados, disparados como una forma de respuesta, por nuestra mente, a las situaciones externas de ese constituido mundo del que se participa, y que es el que nos apremia.

En tanto que en relación a la incidencia interna que tiene y juegan tales contenidos por ella retenidos y manejados, como a la incidencia externa, que juegan los contenidos de la exigencias exteriores.

La mente se encuentra apremiada a responder, brindar, crear una respuesta, como síntesis, de su interacción dinámica con dos fuentes, campos distintos de conocimientos y estímulos, en relación a los retenidos almacenados capitalizados por ella en su campo mental como lo propio, y a los que le llegan de esa compleja organización dinámica, de ese medio campo exterior sobre el que se desenvuelve su acción, su singularidad, sobre el que tiene que actuar, y del que participa con la intervención dinámica productiva de su respuesta.

En tanto que la misma naturaleza, capital de tales contenidos retenidos, se le convierte en una limitación, en un obstáculo, perceptivo cognitivo, para la posibilidad de otras elaboraciones, de dar y producir otras respuestas.

“Si el control como la estabilidad, social, cultural, económica, productiva, se alcanza, se logra, se establece, por el control político, cultural, económico, social, productivo, de las respuestas, le es esencial a este control exterior manejar y disponer de la distribución esencial, como de la distribución de los contenidos de ese capital interior, que se almacena y subyace, en tanto que operan productivamente y esencialmente, al interior de cada singularidad.”

Construcciones cognitivas perceptivas otras, de una realidad “supuesta”, que en los hechos no se da, no se produce, por tal situación, porque nos es incognoscible, en los hechos, nos es algo imposible concebir y generar una respuesta, en relación a unos contenidos y conocimientos que no se tiene no se manejan, que no se han atesorado capitalizado internamente, en tanto esto, no se tiene ninguna posibilidad de crear y experimenta, cognitivamente, una lectura otra , una interpretación otra , parta una respuesta otra.

Todos parecemos experimentar y ver, cómo responder de la misma manera, casi en las mismas palabras, porque todos parecemos compartir, una manera única de ver y comprender, construir la realidad, en función de un mismo paquete de conocimientos almacenados, como los conocimientos propios, como los verdaderos y legítimos, de los cuales es pecado dudar y desconfiar.

No se dan construcciones como respuestas otras, de las singularidades, de los individuos, que no se dan, no suceden, porque requieren e implican otros contenidos, otras experiencias, otros saberes, otros conocimientos, lenguajes y códigos otros, incorporados en la individualidad mental de los sujetos.

Hoy, hegemonizados por un único saber.

Y que en unos casos, hay que estar dispuesto a disolver, o perder y sacrificar, por la necesidad emergente, del empleo operativo, como un saber apelar a otros saberes, y materiales significativos, lingüísticos discursivos, para la construcción elaboración mental que hacemos, elaboramos de la realidad, ya que vivimos, creamos, como dando una respuesta de nuestra realidad, a partir del mundo que somos capaces de percibir.

Crear experimentalmente cognitivamente, a partir de nuestros actos y respuestas cognitivas mentales, actos y respuestas productivas acondicionadas por tales contenidos, por ciertos contenidos, que no controlamos nosotros, si no que controlan manejan y explotan otros, las corporaciones que manejan los discursos y los conocimientos, como las situaciones por medio de las cuales consolidan sus mundos, por medio de tales productos, saberes distribuidos al por mayor.
Habría que tener mucho cuidado con la arrogancia constitutiva de un saber único, manejado por las hegemonías políticas del saber, que implica, una única forma de elaboración y constitución cognitiva mental del mundo y la realidad, que se hace circular por todas la cabezas como la única realidad existente en los hechos, que nos ha sido fabricada y dada por dios.

“Construcción con la que aparentemente no tenemos nada que ver, y que por lo tanto, como los condenados de la tierra, solo nos tenemos que limitar a rezar y rogar, por nuestra suerte, pidiendo misericordia a ese ser supremo encargado de los destinos del mundo, muy parecido a ese concepto idea normativa y muy poderosa, del capitalismo salvaje, del que depende nuestra suerte y la suerte del mundo que protagonizamos.”

Ya que se puede dar y establecer, cultural y políticamente, una forma de ceguera generalizada, colectiva, como impotencia de no poder concebir lo nuevo, por medio de la gracia divina, de la distribución y difusión masiva de un único saber generalizado, convalidado y autorizado como el verdadero.

La situación de impotencia de tantos miles de millones de personas, fragmentadas y especializadas en saberes estancos, altamente disciplinados, que son incapaces de concebir una nueva realidad, operar cognitivamente, en la creación y construcción, de un nuevo mundo, me avalan en lo que estoy diciendo.

Ya que son incapaces, o somos incapaces de deshacernos de los contenidos cognitivos mentales que nos rigen, y que se nos han inculcado, embutido, para responder hegemónicamente, como es previsto y esperado por el sistema, a la creación de un mundo y una realidad, que nos aplasta, explota, exprime y deforma, como a naranjas, y que solo se puede alterar y transformar por la acción, la respuestas mental, de los implicados mismos, en tal situación desastrosa y calamitosa.