Una palabra se escapó de tus labios sellados
y una mirada de tus ojos,
perdidos en la nada y en todo;
Fijos en un acto pasado, en una huella,
en un reflejo que pesa toneladas y que
escribe claro y preciso una historia de fuego y heladas...

La lluvia baño de nuevo los campos de tus ideales
y yo me sigo preguntando si existes o te he creado.

Y si eres creación mía; Dime, mujer de mis sueños,
¿Por qué no concibo tenerte? Y es que...
Eres tanta cosa, tan perfecta y armoniosa
que es incognoscible la absurda idea que voló,
es cosa en sí, noúmeno (que deseo fenómeno)
sensación, deseo, leve imagen de la impresión de buscar un segundo,
un segundo que sea vida; Que perdure y que impregne
esta soledad absurda, con tu imaginada compañía.