Hacía poco tiempo que había entrado a trabajar en la empresa, y como ocurre siempre en estos casos, se sentía un poco perdida, se animó pensando que teniendo una carrera recién terminada los demás la mirarían con buenos ojos. Por lo menos sabrían que su formación era buena.
-Oyó rumores entre sus compañeras cuando salían a tomarse un café. Hicieron que se fijara en aquel hombre, alto de grandes ojos oscuros y que llevaba el cabello extremadamente corto.
-Se enteró que su matrimonio no iba bien. Que estaba haciendo aguas, le dijeron.
-Y entonces ella se fijó en la mirada de aquel hombre, que era reveladora, igual que su caminar parecía vencido por un gran peso. Sus miradas se cruzaron, como si por algún motivo desconocido les hubiera obligado a los dos a levantar la vista del café que estaba encima de la mesa.
-Fue una atracción instantánea, ambos se dieron cuenta, aunque no se dirigieran la mirada durante las horas de trabajo. Sólo en el corto espacio de tiempo del café matutino, entonces sí, daban rienda suelta a sus emociones.
-Si ella alguna vez tuvo duda referente a esos momentos mágicos entre dos personas, que se decían las cosas sin palabras, tuvo el completo convencimiento que existía. Era como una corriente que los acoplaba. Aunque sólo ellos dos se dieran cuenta. Algo les unía.
-Preguntó a sus compañeras disimuladamente por el hombre de mirada profunda, quería saber algo más sobre su matrimonio, que por lo visto era del dominio público, que iba de mal en peor. Tenía tres hijos pequeños. Incluso le explicaron que el último fue debido a que quisieron arreglar con aquel nacimiento, una separación que parecía inminente.
-Sus miradas como cada día se cruzaron, esta vez ella pudo ver el deseo. El mismo que sentía ella cuando le miraba. Sabía que acabarían saliendo juntos. Para qué negarlo. Y una mujer tiene mil maneras de conquistar a un hombre.
-Y de repente le vino a la cabeza la siguiente pregunta. ¿Se veía ella capaz de ser la causante de provocar una separación? Porque lo que de ninguna manera aceptaría enredarse con un casado. Y aquí ya tuvo el dilema.
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