Asumo la mentira como principio de mi realidad: o de lo que se suele llamar como el origen de la extraordinaria y muy concreta experiencia, de lo denominado, en este caso, como la falsedad de mí ser.
Algo que se sostiene (repite y palpa) sobre una supuesta potencialidad, sumergida, intangible, y en tanto esto, al margen de tal verdad.
Sobre los autos engaños y mentiras (en invirtud de este principio) artificio de nuestra experiencia, actividad y creatividad mental, a partir de la mediación de nuestras ideas, construcciones mentales, dadoras, productoras, generantes de nuestra experiencia: y en tanto esto, de todo nuestro mundo, (supuesta y objetiva realidad, como muy concreta objetiva falsedad) construida a partir de la experiencia, es decir la mentira y el engaño.
(Realidad alcanzada en función de la potencialidad generativa, como de la asimilación y aceptación de los productos mentales, empleados utilizados, como derivados objetos responsables de la misma)
Soy un hombre, un constructor, una asumida y estructurada idea, forma fragmentada y determinada mentalmente, como objeto-sujetó a determinada experiencia productividad, por la forma mentalmente aceptada, sumida, por mi mente, en tanto tal, producto de la mentira y el engaño, porque estoy siendo representado y sostenido, determinado y limitado, mentalmente, por los atributos y fines, sociolingüísticos, conceptuales, que el orden mental, en su necesidad de realización manda. Le demanda, le exige, y nos impone, como cumplimiento y adaptación productiva, a sus construcciones y objetos, estructuras e ideas, en tanto esto, existo como tal, por la actividad discursiva, objetiva y practica, estructurante y productiva, establecidos , dados , impuestos, por los atributos representativos autoritarios mediados por la palabra, es decir, por la mera fabulación y cristalización de unos productos, una ideas, unas construcciones, creadas socialmente, mentalmente ideadas, y mental lingüísticamente trasmitidas establecidas en la psiquis de todos aquellos que realmente desconocen quienes son.
, para la producción y generación de una determinada realidad y experiencia, consecuentemente con concordante y asumidas formas socioculturales. Para recién a partir de estas tener y poseer una experiencia respectiva, por la acción y los intereses( en este caso) de las fuerzas y los poderes productivos-formativo-estructurante, que rigen y determinan en la forma, la estructura productiva de sus objetos, en estos caso la formación práctica, funcional productiva de sus obedientes y eficientes funcionarios, y en tanto esto, el comportamiento previstos, la realidad prevista de sus de su formas , instrumentos, aparatos y estructuras productivas, acatando y asumiendo los intereses de unos desconocidos mecanismos, de algo denominado como mente, de la práctica de una inteligencia y un pensamiento social, que rige el orden estructural productivo de la materia, y en tanto esto, de los su dichos servidores, representados como los míseros seres vivos, de muy poco valor o de casi sin ningún valor, en muchos ámbitos del orden, subordinados a la materia.
Y que como tal, como un extraño y oscuro personaje, obedezco a todo un mundo, (una realidad, un contexto) fundado en la mentira y el engaño, en la falsificación y la estupidez.
De aquí que no crea, ni tome en serio, lo que yo pueda ser y representar para ti, y menos para este mundo.
Estoy convencido de que esta falsa y concreta experiencia del engaño, que asumo desde la práctica de la mentira, está muy lejos de llegar a ser una experiencia de lo que se autodenomina como lo real.
La mirada se prenda de la imagen, la mentira, se enamora de las múltiples formas de la segmentación y materialización representativa de esta.
La división y segmentación es imposible, en tanto esto, la experiencia de la fragmentación y división, solo son posible por los atributos y artificios de la mentira y el engaño.
Toda imagen, en sí es, cuando se queda quieta, inmóvil, cuando se puede retomar una y otra vez, una mera construcción reconstrucción mental, de una somera cosa, que no cambia, no se transforma, que subyace inerte, realmente muerta-ajena, o al margen de la vida, aunque de su forma y estructura, productiva, emerja una experiencia, una forma de productividad-realidad, toda imagen es en tal sentido espacialmente determinada (disfrazada, se viste de farsa en su ilusión) a partir de la negación, como lo contrario, al movimiento, o a el cambio, o a la transformación constante.
La palabra es signo, instrumento representativo, de toda forma de registro, como patrimonio representativo, de esta supuesta acumulación de imágenes, construcciones mentales, estructuras operativas, productivas, manejadas y utilizadas, empleadas por el intelecto y el lenguaje asociativo, que cumplen con la acción reproductiva del orden y el poder externo, para decir, señalar, especificar a través de ellas, la construcción del engaño la mentira, en que se sustenta y cimienta nuestra prodigiosa civilización.
La determinación de algo indeterminable, en tal sentido es imposible, ni la foto, ni la palabra, ni ninguna imagen, alcanza el sentido de lo real, aunque signifique algo absurdo, para diferenciar, distinguir, significar lo que no se puede por medio de su uso. Ni por el medio, del producto creado, desarrollado por un artificio, artilugio, de la productividad de nuestro auto engaño colectivo.
El discurso falas, usado empleado como el testimonio, como el mecanismo del movimiento fílmico, de la asociación dinámica de unos sucesos ficticios, ponen en juego, en funcionamiento, la simulación dinámica, hacia el adentro de nuestras cavernas, cabezas, donde tienen función y difusión, un rodamiento, la naturaleza artificial de tales fisiones, fragmentos y mentiras.
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