Esa tarde no te esperaba,
pero te vi salir y mi corazón se fue contigo,
mi cuerpo se fue tras él
y al fin, cuando me di cuenta, estaba perdida.
Sumergida en un mar de nada,
esperando volver a verte,
esperando, tan sólo esperando.
Y en esa dulce espera, de la incertidumbre que se encarna,
me di cuenta, como tantas veces,
que no eres otra cosa que una fantasía bañada en oro y plata.
Que no eres otra cosa, que la diosa de mis sueños.
Afrodita o venus, o quizás tu misma... No lo sé...
Sólo sé que hoy no te esperaba,
pero te vi salir y mi corazón se fue contigo...
Marcadores