A ver, Ciro, ya que estás conectado ...
A ver, Ciro, ya que estás conectado ...
Ayer por la noche volví a ver, por el vídeo, las palabras que dedicó J.P. II a los jóvenes en Cuatro Vientos Madrid, el lema de su último viaje a España fué "Sereís mis testigos" y explicaba: "El camino más recto hacia Jesús es a través de María".
Destacaba principalmente, por encima de todo para llegar al corazón de Cristo, el rezo del rosario.
No hay nada malo en venerar a María, por la noche, para nuestra tranquilidad de alma, es muy sano, espiritualmente, el rezo de las tres avemarías.
Esta última devoción es por creencia que la Virgen, aunque no hayamos sido muy fieles a Jesús, a través de su intercesión nos salvará de ser condenados.
Todavía resuenan en mi conciencia: "Haced lo que él os diga".
Sabemos, creemos que el único que puede hacer milagros es Dios, la santísima Trinidad. En María reconocemos que no puede hacer milagros, que no tiene el mismo nivel. María no puede condenar ni salvar a nadie porque no posee dicho poder, solo lo posee Dios.
Por lo tanto no podemos adorar a María porque no está al mismo nivel de Dios. Aunque le demos el título, y muchísimos más incluídas las advocaciones, de "Reina de Cielos y Tierra".
Por lo tanto se venera porque es intercesora, y muchísimo más, ante Cristo para la salvación de cada hombre, hijo adoptivo suyo, en el Juicio Final.
Eso lo he dejado claro, como quiero dejar claro la intercesión de la Virgen para nuestra salvación.
Ciro se tragó la lengua ...
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