Levántense muros bloqueos y olvidos.
Cierren las puertas al recuerdo y a las hirientes flechas de fuego.
Que el hielo no se derrita y se mantenga amenazante,
pues aunque las cenizas tapen mi ser, no podrán entibiarme.
Viví con el cadáver velándose, más es hora de enterrarlo,
un minuto de silencio y despido (para siempre) al fantasma que anhelé, que era, y que fui...
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