Hoy te escribo a vos,
te escribo diferentemente.
Tantas veces recibiste mis letras y ahora,
se perdieron entre la brecha del pasado y del presente.
No me olvido, realmente no me olvido,
que fuiste y seras siempre una fuente vitalicia,
una mano cálida y una voz amiga.
Mi corazón aún yace prendido, enamorado, obnubilado
aunque lo niegue mi carencia.
Me queda (solamente) desear y soñar el día,
la ocasión, la excusa perfecta para oír el eco de tu voz,
en la distancia, en la lejanía, en el recuerdo.
En los viejos papeles aún duerme tu sombra.
En los viejos papeles, aún duerme mi sueño.
En los viejos papeles, millares de letras lloviznan y desparraman
toneladas de incertezas por cada certeza guardada.
Por cada palabra dejada en libertad. Por cada mirada,
por cada caricia. Por cada sueño que soñamos...
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