Noemí empieza a contarles su historia desde que abandonó su casa en Valparaíso, arrancando de su marido el Nacho, que es un borracho golpeador .
Cómo llegó a Talagante gracias a que su tío Ligurio viudo se fue a vivir con su hijo Pedro.
Pero que jamás ella pensó en encontrarse, con que en esa casa se hacían reuniones de las brujas y magas del pueblo y que la tía Arcadia y otras eran parte de esos aquelarres.
Mientras les contaba, les iba mirando las caras a los dos amigos, que se empezaron a poner pálidos y con caras de incredulidad.
Pero ante eso ella les dice:
Pero la tía no molestará a nadie como es un fantasma. Además Uds han venido por invitación de mi tío y la posibilidad de poner un negocio, que nos beneficiará a los 3. Porque yo no tengo trabajo acá y si tengo unos ahorros, que podríamos emplear en el proyecto que les comenté hace unos días.
Se que no es fácil de hacer esto, pero piensen que acá hay posibilidades económicas que Uds no tienen en Valparaíso.
Anton y Hans se miraron y el primero le contestó:
¡Dejenos pensarlo!
Porque todo esto es muy raro y aunque Ud tiene razón en cuanto a lo económico, no se cómo conviviríamos con estos fantasmas.
Noemí asiente con un movimiento de cabeza y los tres se disponen a tomarse otra taza de te.
La casa en silencio a esa hora, pareciera una casa de esas de campo, bellas y antiguas de tradiciones. Sin embargo dentro de ella se darán cuestiones muy extrañas del más allá.
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