Iniciado por
Mario Enrique Bruzzone
Todos sabemos que el texto del Decálogo (los DIEZ MANDAMIENTOS) figura tanto en el Éxodo como en el Deuteronomio.
Y conforme se lo prometí a JERC, para explicar lo que tengo interés en plantearles ahora, me permito transcribir de ambos libros lo que conocemos como el tercer mandamiento.
"No te harás ninguna escultura y ninguna imagen, de lo que hay arriba, en el cielo, y abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas. No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto; porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen, y tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos." (Ex.20,4-6).
"No te harás ninguna escultura, y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas. No te postrarás ante ellas ni les rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen; pero tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos." (Dt.5,6-10).
Deseo llamar la atención en forma especial en los últimos renglones de esos textos, donde se hace referencia a que —según ese "precepto divino"— Dios, el Eterno, el Amor, castigaría la maldad de los padres en los hijos, nietos y bisnietos.
Incluso podemos ver que tal expresión está ratificada en otro pasaje del Éxodo cuando dice: "que conserva bondad amorosa para miles, que perdona error y transgresión y pecado, pero que de ninguna manera dará exención de castigo que hace venir el castigo por el error de padres sobre hijos y sobre nietos, sobre la tercera generación y sobre la cuarta generación" (34,7) y que además está en el libro de los Números (14,17-19).
Evidentemente, frente a "tantas" repeticiones del mismo concepto, PARECERÍA que no hay mucho que decir al respecto.
Sin embargo creo que en la actualidad NADIE PIENSA QUE ESO ES ASÍ, es decir, que PESE A SEMEJANTES expresiones DEL DECÁLOGO, difícilmente podamos encontrar alguna persona que sostenga que Dios realmente castigue a los seres humanos por algo que hubiesen hecho sus padres, abuelos o bisabuelos.
Honestamente me parece que si lo hiciese, no sería todo EL AMOR que —estoy seguro— muchos de nosotros estamos plenamente convencidos que ES.
Incluso podría darse el caso de que alguien afirme que, como ESTÁ EXPRESAMENTE ESCRITO ASÍ, lamentablemente, y aún cuando no podemos entenderlo del todo, “debemos aceptar” que exista ese castigo al cual, por llamarlo de alguna forma, mencionaré como "generacional".
Pero el problema al respecto es que existen otros pasajes de la Biblia que no expresan la misma idea.
Y mencionaré a continuación uno "Amasías ..subió al trono...mató a los ministros que habían asesinado a su padre. Pero siguiendo lo que dice el libro de la Ley de Moisés, promulgado por el Señor, «No serán ejecutados los padres por las culpas de los hijos, ni los hijos por las culpas de sus padres; cada uno morirá por su propio pecado», no mató a los hijos de los asesinos" (2 Re.14,1-6).
Como verán, ese texto hace referencia —en forma clara y expresa— al libro de LA LEY DE MOISÉS PROMULGADA POR EL SEÑOR, por lo cual pocas dudas pueden existir con respecto a cuales son los libros en donde debemos buscar.
Y si lo hacemos veremos que es así, ya que si leemos el Deuteronomio, (recuerden que significa "La Segunda Ley") podremos encontrar dicha expresión en el Cap.24 versículo 16 donde expresamente se dice que "Los padres no morirán por culpa de los hijos ni los hijos por culpa de los padres, cada uno morirá por su propio pecado".
Pero entonces, ¿en que quedamos?
Obviamente alguien, tratando de seguir "al pie de la letra" el texto bíblico podrá decir: «allí dice que no morirá, pero pueden existir otros castigos», es decir, que el texto del Decálogo estaría mencionando la existencia de otras sanciones o penalidades, distintas a la muerte, las que serían sufridas por los descendentes del pecador.
Y en rigor de verdad podría ser así, pero el problema para aceptar tal interpretación, es que en el Capítulo 18 de Ezequiel encontramos claramente expuesta la doctrina opuesta, y que se conoce como de la "responsabilidad personal", la cual es afirmada por ese gran profeta, PESE al texto expreso del TERCER MANDAMIENTO DEL DECÁLOGO.
Y obvio que, como ese capítulo de Ezequiel es algo extenso no lo voy a transcribir, pero recomiendo a todos que lo lean, y que lo hagan serena y profundamente.
Y por eso, descontando que realizarán esa lectura, me limitaré a transcribir sólo dos breves párrafos del mismo ya que me parecen sumamente ilustrativos con respecto a lo que deseo remarcarles, "La palabra del Señor me llegó en estos términos: ¿Por qué andan repitiendo este refrán en la tierra de Israel? «Los padres comieron uva verde y los hijos sufren la dentera»? Juro por mi vida —oráculo del Señor— que ustedes nunca más dirán este refrán en Israel". (Ez.18,1-3) … "La persona que peca, esa morirá; el hijo no cargará con las culpas del padre, ni el padre cargará con las culpas del hijo. Sobre el justo recaerá su justicia, y sobre el malvado, su maldad" (Ez.18,20).
Creo que lo esencial está planteado, y por eso les agradeceré que reflexionen al respecto, ya que haciéndolo nos resultará más sencillo adentrarnos en el verdadero y profundo mensaje bíblico, es decir, nos acercará a la forma en que debemos leer y analizar los textos bíblicos.
Y es por eso que considero necesario finalizar aquí, o sea que no es que eluda exponer mi punto de vista sobre el particular, sino que considero más importante que todos los reflexionemos juntos, y dentro de ese contexto expresaré lo que yo pienso al respecto.
Cordiales saludos
MARANA-THA
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