Amantis Religiosa
Los andares deslomados, los sangrientos pensamientos, los perversos sentimientos, los sesos aplastados. No os asustéis, lo que digo sólo es retórica ilustrada mal sonante en los mundos impensables de lascivas fieras por domar, en una maldita tierra de blancos y negros por destripar, de grises y oscuros, sin color, sin sabor ni olor ni míos ni tuyos.
Moribundos muertos de pestilente carne, podridas vírgenes saludables por saludar, ¿qué tal semejantes? ¿cómo estáis? Muy bien sátiro mío, aquí estamos, haced de nosotras lo que queráis, cortad al tun tun y al tris tras, cuidado no tengáis, no hay que tener cuidado pues carne muerta somos, de muslos redondos, de pechos altivos de negros ojos, tan redondos como los muslos, tan curvos como los lomos.
Me permitiré antes de cortar, probar bocado de semejante manjar. Probad, probad, cadavérico amante, saciaros en la fuente inmortal que reclamará vuestra muerte, cuando probéis el banquete ofrecido por mortandades hermosas, por las vírgenes de carnes exultantes de olores putrefactos, prostitutas altivas, nigromantes ociosas, seres que ansían tu vida, devoradoras amantes religiosas.
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