Rúbrica


Se desnudan mis dedos del amparo
en los guantes más puros que son cielo,
cual boca que suspira del anhelo
y sostiene una piel de paño caro.


Al quedarse en el viento del descaro,
con alivio en la cárcel del recelo,
se levanta del bello todo pelo
eléctrico de estatus por el paro.


El parado se mueve por la inercia
que acompaña a la nota del contrato;
si firma indefinido es peripecia
que define inducido el más barato,
la rúbrica costumbre de insistencia
dejando siempre el mismo garabato.