Iniciado por
Neftis
Estábamos reunidos en el jardín de la casa, los mayores y los más pequeños. Cada grupo con sus temas diferentes.
Los niños jugando se tiraban la pelota, aunque uno de ellos no tenia como objetivo llegar a ser futbolista, por lo que muy decidido se fue en busca de un aro de plástico que había quedado arrinconado. Tenía un nombre que ni lo sabía pronunciar: Hula hoop.
Lo había visto hacer a los más mayores, y se lo colocó en la cintura, tal como lo hacían ellos, la cosa parecía de lo más sencillo, consistía en darle vueltas, sin que se cayera, y sin tocarlo con las manos, sólo el cuerpo con su rotación, tenía que conseguir el movimiento de aquella especie de rueda.
No ocurrió nada parecido, tantas veces como lo intentaba el aro terminaba en el suelo mucho antes de conseguir que girara en torno a su cuerpo. ¡Era como si se le cayeran los pantalones!
Empezaba a enfadarse, al ver que no conseguía ni mantener por un corto espacio de tiempo, aquel recién estrenado juguete.
El padre, comprensivo lo quiso ayudar.
Lo que sucedió después fue francamente divertido, el señor más gordito de lo conveniente, ya tuvo dificultades en pasar el aro por su cuerpo, una vez conseguido, quiso mover la cintura, para darle el movimiento, y lo único que consiguió, fue que quedara completamente atrancado en aquel lugar.
El estallido de risas fue unánime.
Ni moviendo todo su rollizo cuerpo, conseguía no ya que rodara, ni tan sólo logró unos deslizamientos de unos pocos centímetros, y tuvimos que ayudarle entre todos a que se lo quitara de la mejor manera posible. Finalmente el aro salió de su cuerpo, por la parte superior, teniendo que estirar los brazos al máximo.
Fue tema de conversación durante muchas reuniones.
Realmente cada cosa su tiempo…
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