Lo que trato de exponer, trasciende de los más o menos modestos propósitos del presente foro, así que también trataré más por de difundirlo mediáticamente.
Desde la II República nos quedaron algunas personalidades intelectuales a las que se les concedía socialmente autoridad moral, para proporcionar conocimientos directrices del desarrollo progresista de nuestra nación; eran intelectuales que trataban de hallar la verdad en la problemática histórica de España, al margen del enriquecimiento inmediato a todo trance; en sus últimos años, tuve ocasión de conocer personalmente algunos de ellos.
Si quedasen aún algunas personalidades de esa índole, un servidor no sería el más modesto en disponibilidad, por ejemplo entre una comunidad de propietarios de modestos trabajadores. Circunstancia ésta, que mi compañera no acierta a comprender, si en realidad la labor que he realizado es socialmente trascendente. Airada con razón, me dice:
¿Cómo puede ser de importancia social un largo e intenso trabajo en el que has invertido todos tus ahorros y te ha conducido a la precariedad?
Sólo puedo contestarle: ¿Qué culpa tengo de que la sociedad española haya llegado a tal grado de degradación ética e intelectual?
Cuando se gobierna injustamente, se está conduciendo a una sociedad decadente, que es lo sucedido en España.
Es tanto como aconsejar: no hagas nada en beneficio de la sociedad, sino en el tuyo propio; por ejemplo que el engaño o la estafa en general pueden ser beneficiosos o muy rentables personalmente.
En otro tiempo, cuando ya había hallado pruebas firmes que tiempo después me conducirían a la solución esclarecedora final, pude reunirme con el ex presidente de la Republica en el exilio, D. Claudio Sánchez-Albornoz, en casa de su hija. Se quedó admirado y entusiasmado con mis hallazgos históricos, sobre la naturaleza étnica de los antiguos pobladores de la Península; me solicitó que le proporcionase las pruebas documentadas que le comuniqué. Tuve que esperar a unas mini vacaciones en la empresa en que trabajaba, para poder llevárselas. Por desgracia cuando llegué, se había accidentado rompiéndose la cadera y se encontraba en estado semicomatoso; aún así pudo reconocerme, pues deliraba sobre mis investigaciones. Con harto dolor también por mi parte, dada la gravedad de su estado desistí de inmediato, en intensificarle preocupaciones; a pesar de su avanzada edad, pasaron meses hasta su fallecimiento.
Han sido varios de los destacados historiadores que en la posguerra se impresionaron muy favorablemente por los resultados de mi investigación; pero fallecieron antes que para mí, su ayuda pudiese ser efectiva.
¿Si con mis hallazgos, tanto impresioné a los más destacados, cómo es que qué un servidor estoy tan marginado?
Ahora, los doctos intelectuales humanistas, se encuentran en el ámbito público de forma en extremo discreta, cohibidos porque saben que en la España actual, los políticos, como acostumbran los religiosos, imponen falsedades despóticamente.
¿Quieren hacerse una idea de la importancia social de mi labor intelectual?
Las pretensiones vasquitas de imponer un Euskal Herria o Euskadi, en territorio castellano, no hubiesen existido, y mucho menos ETA, si en justicia, se hubiesen difundido oficialmente mis hallazgos perfectamente documentados, sobre la procedencia de los vascos como no europeos introducidos por los fenicios en la Península, con el fin de expropiar terrenos a los naturales.
El último de mis hallazgos trascendentes, a nivel universal, lo recojo en mi obra titulada: El cristianismo creó un dios y un infame; ambos falsos. En ella, queda renunciada racional y científicamente, la farsa representada escénicamente por Jesucristo, la que desde hace dos mil años ha condicionado las mentes humanas occidentales y gran parte del globo.
Que representase peligro y sacrificio para su persona, no justifica potenciar una gran mentira. Las consecuencias en el pasado: millones de asesinatos y torturas.
¿Entre tanto mal creado, qué son las injustas penurias y difamaciones que padezco un servidor, que he dedicado el esfuerzo de mi vida en buscar y tratar de difundir verdades trascendentes para la humanidad?
¿Queda alguna duda?
Justicia para todos.
Un cordial saludo.
Gabriel Carretié González[/SIZE]
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