Que nos arropen los testigos,
que nos vean,
que sin querer nos toquen
que se interpongan entre las miradas.
Y es que de estar a solas
se nos hunden las almas
y se pierden, se van a un lugar
donde pueden estar a solas,
así que es mejor
que nos arropen los testigos,
que nuetras ideas serán cubierta por ojos
por narices entremetidas,
que nos salven del chisme y la lujuria.
Y es que de estar a solas
se nos caen las cortinas,
se cierran las puertas
y la sexualidad nos amotina.
Así que es mejor
que nos arropen los testigos
que nos salven de la madrugada
y su insomnio selectivo
que nos salven de las muy buenas
malas costumbres del cuerpo,
que nos salven de desayunar juntos.
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