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Tema: ¿Cómo se desarrolló la doctrina de la Trinidad?

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    Post ¿Cómo se desarrolló la doctrina de la Trinidad?

    AL LLEGAR a este punto, puede que usted pregunte: ‘Si la Trinidad no es enseñanza bíblica, ¿cómo llegó a ser doctrina de la cristiandad?’. Muchos creen que fue formulada en el Concilio de Nicea en 325 E.C.

    Pero eso no es totalmente correcto. El Concilio de Nicea sí aseguró que Cristo era de la misma sustancia que Dios, lo que colocó la base para la teología trinitaria posterior. Pero no estableció la Trinidad, pues en aquel concilio no se dijo que el espíritu santo fuera la tercera persona de una Deidad trina y una.

    El papel de Constantino en Nicea

    POR muchos años había habido mucha oposición, sobre base bíblica, al desarrollo de la idea de que Jesús fuera Dios. En un esfuerzo por resolver la disputa, el emperador romano, Constantino, convocó a todos los obispos a Nicea. En realidad asistieron alrededor de 300, una fracción del total.

    Constantino no era cristiano. Supuestamente se convirtió más tarde en la vida, pero no se bautizó sino hasta que se hallaba en su lecho de muerte. Henry Chadwick dice sobre él en The Early Church (La iglesia primitiva): “Constantino, como su padre, adoraba al Sol Invicto; [...] su conversión no debería interpretarse como una experiencia interna de la gracia [...] Fue asunto militar. Él nunca comprendió muy claramente la doctrina cristiana, pero estaba seguro de que la victoria en el combate venía como dádiva del Dios de los cristianos”.

    ¿Qué papel desempeñó en el Concilio de Nicea aquel emperador no bautizado? La Encyclopædia Britannica relata: “Constantino mismo presidió y dirigió activamente las discusiones y personalmente propuso [...] la fórmula decisiva que expresaba la relación de
    Cristo con Dios en el credo que el concilio emitió, que es ‘consustancial con el Padre’ [...] Impresionados por el emperador, los obispos —con solo dos excepciones— firmaron el credo, aunque muchos de ellos no estaban muy inclinados a hacerlo”.

    Por lo tanto, el papel de Constantino fue crítico. Después de dos meses de enconado debate religioso, aquel político pagano intervino y decidió a favor de los que decían que Jesús era Dios. Pero ¿por qué? Ciertamente no fue por convicción bíblica.

    “Básicamente, Constantino no entendía nada de las preguntas que se hacían en teología griega”, dice A Short History of Christian Doctrine. Lo que sí entendía era que aquella división religiosa era una amenaza para su imperio, y él quería fortalecer su dominio.
    Sin embargo, ninguno de los obispos reunidos en Nicea promovió una Trinidad. Decidieron solamente sobre la naturaleza de Jesús, pero no el papel del espíritu santo. Si la Trinidad hubiera sido claramente una verdad bíblica, ¿no deberían haberla propuesto entonces?

    Sigue el desarrollo

    DESPUÉS de Nicea los debates sobre este asunto siguieron por décadas. Por un tiempo hasta se volvió a favorecer a los que
    creían que Jesús no era igual a Dios. Pero después el emperador Teodosio decidió contra ellos. Estableció el credo del Concilio de Nicea como la norma para su dominio y convocó el Concilio de Constantinopla en 381 E.C. para aclarar la fórmula.

    Aquel concilio concordó en colocar al espíritu santo en el mismo nivel de Dios y de Cristo. Por primera vez empezó a perfilarse la enseñanza trinitaria de la cristiandad.

    Sin embargo, ni siquiera después del Concilio de Constantinopla llegó la Trinidad a ser un credo extensamente aceptado. Muchos se oponían a él, y se atraían por ello violenta persecución. Solo en siglos posteriores fue formulada la Trinidad en credos fijos. The Encyclopedia Americana dice: “El desarrollo pleno del trinitarismo tuvo lugar en Occidente, en el escolasticismo de la Edad Media, cuando se quiso dar una explicación en términos filosóficos y sicológicos”.

    El Credo de Atanasio

    LA TRINIDAD fue definida en términos más completos en el Credo de Atanasio. Atanasio era un clérigo que había apoyado a Constantino en Nicea. El credo que lleva su nombre declara: “Adoramos a un solo Dios en Trinidad [...] El Padre es Dios, el Hijo es
    Dios y el Espíritu Santo es Dios; y sin embargo no hay tres dioses, sino un solo Dios”.

    No obstante, ciertos eruditos bien informados concuerdan en que Atanasio no compuso ese credo. The New Encyclopædia Britannica comenta: “La Iglesia Oriental no conoció el credo sino hasta el siglo XII. Desde el siglo XVII los eruditos en general han concordado en que el Credo de Atanasio no fue escrito por Atanasio (quien murió en 373), sino que probablemente fue compuesto en el sur de Francia durante el siglo V. [...] La influencia de ese credo parece haberse visto principalmente en el sur de Francia y en España en los siglos VI y VII. Se usó en la liturgia de la iglesia en Alemania en el siglo IX y algún tiempo después en Roma”.

    Por eso, pasaron siglos desde el tiempo de Cristo antes de que la Trinidad fuera aceptada extensamente en la cristiandad. Y en todo esto, ¿qué guió las decisiones? ¿Fue la Palabra de Dios, o razones clericales y políticas? En su libro Origin and Evolution of Religion, E. W. Hopkins contesta: “La definición ortodoxa final de la Trinidad fue principalmente un asunto de política eclesiástica”.

    Se predijo la apostasía

    ESTA lamentable historia de la Trinidad corresponde con lo que Jesús y sus apóstoles predijeron que sucedería después del tiempo de ellos. Dijeron que habría una apostasía, una desviación, un apartarse de la adoración verdadera hasta el regreso de Cristo, cuando se restauraría la adoración verdadera antes del día de destrucción que Dios ha fijado para este sistema de cosas.

    Respecto a ese “día”, el apóstol Pablo dijo: “No vendrá a menos que primero venga la apostasía y el hombre del desafuero quede revelado”. (2 Tesalonicenses 2:3, 7.) Más tarde, predijo: “Después de mi partida, se introducirán entre vosotros lobos crueles que no perdonarán al rebaño; y también [...] de entre vosotros mismos se levantarán hombres y hablarán cosas perversas, para arrastrar a los discípulos detrás de sí”. (Hechos 20:29, 30, BJ.) Otros discípulos de Jesús también escribieron acerca de esta apostasía con su clase clerical ‘desaforada’. (Por ejemplo, véanse 2 Pedro 2:1; 1 Juan 4:1-3; Judas 3, 4.)

    Pablo también escribió: “Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oir novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas”. (2 Timoteo 4:3, 4, BJ.)

    Jesús mismo explicó lo que había detrás de aquel desviarse en apostasía de la adoración verdadera. Dijo que él había sembrado buenas semillas, pero que el enemigo, Satanás, sobresembraría mala hierba en el campo. Así, junto con los primeros brotes del trigo apareció también la mala hierba. Sí, habría de esperarse una desviación del cristianismo puro hasta la siega, cuando Cristo rectificaría la situación. (Mateo 13:24-43.) The Encyclopedia Americana da este comentario: “El trinitarismo del siglo IV no reflejó con exactitud la enseñanza del cristianismo primitivo respecto a la naturaleza de Dios; al contrario, fue un desviarse de aquella enseñanza”. Entonces, ¿qué origen tuvo esta desviación? (1 Timoteo 1:6.)

    Lo que influyó

    POR todo el mundo de la antigüedad, hasta allá en los tiempos remotos de Babilonia, era común la adoración de dioses paganos agrupados en tres, o tríadas. Aquella influencia también dominó en Egipto, Grecia y Roma en los siglos antes, durante y después de Cristo. Y tras la muerte de los apóstoles aquellas creencias paganas empezaron a invadir el cristianismo.
    El historiador Will Durant dijo: “El cristianismo no destruyó el paganismo; lo adoptó. [...] De Egipto vinieron las ideas de una trinidad divina”. Y en el libro Egyptian Religion, Siegfried Morenz señala: “Los teólogos egipcios estaban muy interesados en la trinidad [...] Se combina y trata a tres dioses como si fueran un solo ser, a quien se habla en singular. De ese modo la fuerza espiritual de la religión egipcia muestra un enlace directo con la teología cristiana”.

    Así, en Alejandría, Egipto, clérigos de fines del siglo III y de principios del IV, como Atanasio, reflejaron aquella influencia cuando formularon ideas que prepararon el camino para la Trinidad. Su propia influencia se esparció, y por eso Morenz ve “la teología alejandrina como intermediaria entre el legado religioso egipcio y el cristianismo”.

    En el prólogo de la obra de Edward Gibbon History of Christianity leemos: “Si el cristianismo conquistó el paganismo, también es cierto que el paganismo corrompió el cristianismo. La Iglesia de Roma cambió el deísmo puro de los primeros cristianos [...] en el dogma incomprensible de la trinidad. Conservó como dignos de creerse muchos de los dogmas paganos, inventados por los egipcios e idealizados por Platón”.

    A Dictionary of Religious Knowledge señala que muchos dicen que la Trinidad “es una corrupción tomada de las religiones paganas e injertada en la fe cristiana”. Y The Paganism in Our Christianity declara: “El origen de la [Trinidad] es enteramente pagano”.

    Así, en la Encyclopædia of Religion and Ethics James Hastings escribió: “En la religión de la India, por ejemplo, nos encontramos con el grupo trinitario de Brahma, Siva y Visnú; y en la religión egipcia con el grupo trinitario de Osiris, Isis y Horus [...] Tampoco es únicamente en las religiones históricas donde se considera a Dios una Trinidad. Uno recuerda en particular el punto de vista neoplatónico de la Realidad Suprema o Final”, que “se representa como una tríada”. ¿Qué tiene que ver el filósofo griego Platón con la Trinidad?

    El platonismo

    SE CREE que Platón vivió desde 428 hasta 347 antes de Cristo. Aunque no enseñó la Trinidad en su forma actual, sus filosofías prepararon el camino para tal enseñanza. Después surgieron movimientos filosóficos que incluyeron creencias en tríadas, sobre las cuales ejercieron influencia las ideas de Platón acerca de Dios y la naturaleza.

    El diccionario francés Nouveau Dictionnaire Universel dice de la influencia de Platón: “La trinidad de Platón, en sí meramente un rearreglo de trinidades más antiguas que se remontan hasta pueblos más primitivos, parece ser la trinidad racional de atributos de índole filosófica que dio origen a las tres hipóstasis o personas divinas respecto a las cuales enseñan las iglesias cristianas. [...] El concepto de la divina trinidad que tuvo este filósofo griego [...] puede encontrarse en toda religión antigua [del paganismo]”.

    The New Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge (Nueva enciclopedia de conocimiento religioso Schaff-Herzog) muestra la influencia de aquella filosofía griega: “Las doctrinas del Logos y de la Trinidad recibieron su forma de Padres griegos, quienes [...] estuvieron bajo intensa influencia —fuera directa o indirectamente— de la filosofía platónica [...] No se puede negar que de esta fuente entraron errores y corrupciones en la Iglesia”.

    The Church of the First Three Centuries dice: “La doctrina de la Trinidad fue formándose gradualmente en tiempos comparativamente tardíos; [...] se originó de una fuente enteramente diferente de las Escrituras judías y cristianas: [...] las manos de los Padres que impusieron la influencia de Platón la desarrollaron y la injertaron en el cristianismo”.

    Para fines del siglo III el “cristianismo” y las nuevas filosofías platónicas se unieron de manera inseparable. Como declara Adolf Harnack en Outlines of the History of Dogma (Esquemas de la historia de los dogmas), la doctrina eclesiástica llegó a estar “firmemente arraigada en el terreno del helenismo [el pensamiento griego pagano]. Por consiguiente, llegó a ser un misterio para la gran mayoría de los cristianos”.

    La iglesia alegó que sus nuevas doctrinas estaban basadas en la Biblia. Pero Harnack dice: “En realidad legitimó dentro de sí la especulación helénica, los puntos de vista supersticiosos y las costumbres de la adoración misteriosa pagana”.

    En el libro A Statement of Reasons (Declaración de razones), Andrews Norton dice de la Trinidad: “No podemos hallar la historia de esta doctrina ni descubrir su fuente en la revelación cristiana, sino en la filosofía platónica [...] La Trinidad no es doctrina de
    Cristo ni de sus Apóstoles, sino una ficción de la escuela de los platónicos posteriores”.

    Así, en el siglo IV E.C. la apostasía que predijeron Jesús y los apóstoles floreció plenamente. El desarrollo de la Trinidad fue solo una manifestación de esto. Las iglesias apóstatas también empezaron a abrazar otras ideas paganas, como las de un infierno de fuego, la inmortalidad del alma y la idolatría. En sentido espiritual, la cristiandad había entrado en sus predichos tiempos de oscuridad, dominada por una creciente clase clerical del “hombre del desafuero”. (2 Tesalonicenses 2:3, 7.)

    ¿Por qué no la enseñaron los profetas de Dios?

    ¿POR qué debería ser que, mientras pasaban milenios, ninguno de los profetas de Dios enseñara a su pueblo que existía una Trinidad? A más tardar, ¿no debería haber usado Jesús su aptitud de Gran Maestro para aclarar la Trinidad a sus seguidores?

    ¿Habría de inspirar Dios centenares de páginas de las Escrituras y todavía no usar ninguna parte de esta instrucción para enseñar la Trinidad si esta en realidad fuera la “doctrina central” de la fe?

    ¿Deben creer los cristianos que, siglos después de Cristo y después de haberse inspirado divinamente la escritura de la Biblia, Dios apoyaría el que se formulara una doctrina que fue desconocida a sus siervos por miles de años, que es un “misterio inescrutable”, que está “más allá de lo que puede concebir la razón humana”, que, según se confiesa, tuvo antecedentes paganos y fue “principalmente un asunto de política eclesiástica”?

    El testimonio de la historia es claro: el enseñar la Trinidad es haberse desviado de la verdad, es haber apostatado de ella.

    [Comentario en la página 8]

    ‘El trinitarismo del siglo IV fue un desviarse de la enseñanza cristiana primitiva.’—The Encyclopedia Americana
    Última edición por Davidmor; 23/11/2011 a las 18:41
    Hechos 18:6

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    Predeterminado Re: ¿Cómo se desarrolló la doctrina de la Trinidad?

    [Recuadro en la página 9]

    “La tríada de los Grandes Dioses”

    Muchos siglos antes del tiempo de Cristo había tríadas o trinidades de dioses en las antiguas Babilonia y Asiria. La “Enciclopedia de mitología Larousse”, una obra francesa, menciona una de las tríadas de aquella zona mesopotámica: “El universo fue dividido en tres regiones, cada una de las cuales llegó a ser el dominio de un dios. La porción de Anu fue el cielo. La Tierra fue dada a Enlil. Ea adquirió dominio sobre las aguas. Juntos constituían la tríada de los Grandes Dioses”.

    [Recuadro en la página 12]

    Trinidad hindú
    El libro “The Symbolism of Hindu Gods and Rituals” (El simbolismo de los dioses y los ritos hindúes) dice esto sobre una trinidad hindú que existió siglos antes de Cristo: “Siva es uno de los dioses de la Trinidad. Se dice que es el dios de la destrucción. Los otros dos dioses son Brahma, el dios de la creación, y Visnú, el dios de la conservación. [...] Para indicar que estos tres procesos son uno y el mismo, se combina a los tres dioses en una sola forma”.—Publicado por A. Parthasarathy, Bombay.

    [Ilustración en la página 8]

    “Básicamente, Constantino no entendía nada de las preguntas que se hacían en teología griega.”—A Short History of Christian Doctrine

    [Fotografías en la página 10]
    1. Egipto. Tríada de Horus, Osiris e Isis, 2.o milenio a.E.C.
    2. Babilonia. Tríada de Istar, Sin y Shamash, 2.o milenio a.E.C.
    3. Palmira. Tríada del dios lunar, el Señor de los Cielos y el dios solar, c. siglo I E.C.
    4. India. Deidad trinitaria hindú, c. siglo VII E.C.
    5. Kampuchea. Deidad trinitaria budista, c. siglo XII E.C.
    6. Noruega. Trinidad (Padre, Hijo y espíritu santo), c. siglo XIII E.C.
    7. Francia. Trinidad, c. siglo XIV E.C.
    8. Italia. Trinidad, c. siglo XV E.C.
    9. Alemania. Trinidad, c. siglo XIX E.C.
    10. Alemania. Trinidad, siglo XX E.C.
    Hechos 18:6

  3. #3
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    Talking ¿Qué dice la Biblia acerca de Dios y Jesús?

    SI LA gente leyera la Biblia desde el principio hasta el fin sin que hubiera concebido ya la idea de la Trinidad, ¿se formaría tal concepto por su propia cuenta? De ninguna manera.

    Lo que se le manifiesta muy claramente al lector imparcial es que solo Dios es el Todopoderoso, el Creador, separado y distinto de toda otra persona, y que Jesús —y esto aplica aun a la existencia que tuvo antes de ser hombre— es también separado y distinto,
    un ser creado, subordinado a Dios.

    Dios es uno solo, no tres

    LA ENSEÑANZA bíblica de que Dios es uno solo se llama monoteísmo. Y L. L. Paine, profesor de historia eclesiástica, indica que el monoteísmo en su forma más pura no da cabida a una Trinidad: “El Antiguo Testamento es estrictamente monoteísta. Dios es un solo ser personal. La idea de que allí se pueda hallar una trinidad [...] carece de todo fundamento”.

    ¿Se cambió del monoteísmo a otro tipo de creencia después que Jesús vino a la Tierra? Paine contesta: “Respecto a este punto, no hay cambio al pasar del Antiguo Testamento al Nuevo. Continúa la tradición monoteísta. Jesús era judío, educado por padres judíos en las escrituras del Antiguo Testamento. Su enseñanza era judía hasta la médula; ciertamente un nuevo evangelio, pero no una nueva teología. [...] Y él aceptaba como creencia suya el gran texto del monoteísmo judío: ‘Escucha, oh Israel, el Señor nuestro Dios es un solo Dios’”.

    Esas palabras se encuentran en Deuteronomio 6:4. La Biblia católica Bover-Cantera (BC) expresa el pensamiento así: “Escucha, Israel: Yahveh, nuestro Dios, Yahveh es uno”. Según el análisis gramatical de ese versículo, la palabra “uno” no tiene calificativos en plural que insinúen que signifique más de una persona.

    Pablo, apóstol cristiano, no indicó ningún cambio en la naturaleza de Dios tampoco, ni siquiera después de la venida de Jesús a la Tierra. Escribió: “Dios es uno solo”. (Gálatas 3:20; véase también 1 Corintios 8:4-6.)

    Miles de veces por toda la Biblia se hace referencia a Dios como una sola persona. Cuando él habla, es como persona indivisa. La
    Biblia no podría ser más clara en esto. Como declara Dios: “Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a ningún otro daré yo mi propia gloria”. (Isaías 42:8.) “Yo soy Yahveh, tu Dios [...] No tendrás otro Dios ante mí” (cursiva nuestra). (Éxodo 20:2, 3, BC.)

    ¿Por qué hablarían de Dios como de una sola persona todos los escritores bíblicos inspirados divinamente si él en realidad fuera tres personas? ¿Qué propósito tendría eso, excepto el de engañar a la gente? Podemos estar seguros de que si Dios estuviera compuesto de tres personas él se habría encargado de que los hombres que utilizó para escribir la Biblia declararan eso con suma claridad, para que no pudiera haber dudas al respecto. Al menos los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas que se relacionaron personalmente con el propio Hijo de Dios habrían hecho eso. Pero no lo hicieron.

    Más bien, lo que los escritores de la Biblia declararon con suma claridad es que Dios es una sola Persona... un Ser singular, sin divisiones, que no tiene igual: “Yo soy Jehová, y no hay ningún otro. Con la excepción de mí no hay Dios”. (Isaías 45:5.) “Tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra.” (Salmo 83:18.)

    No es un Dios plural

    JESÚS llamó a Dios “el único Dios verdadero”. (Juan 17:3.) Al referirse a Dios, nunca habló de él como de una deidad que consistiera en una pluralidad de personas. Por eso, en la Biblia solo se llama Todopoderoso a Jehová. De otro modo, se anularía el significado de la palabra “todopoderoso”. Nunca se llama así ni a Jesús ni al espíritu santo, porque solo Jehová es supremo. En Génesis 17:1 él declara: “Yo soy Dios Todopoderoso”. Y Éxodo 18:11 dice: “Jehová es mayor que todos los demás dioses”.

    En las Escrituras Hebreas la palabra ʼelóh‧ah (dios) tiene dos formas plurales, a saber, ʼelo‧hím (dioses) y ʼelo‧héh (dioses de). Por lo general estas formas plurales aluden a Jehová, y en ese caso se traducen en singular, “Dios”. ¿Indican una Trinidad esas formas plurales? No, no lo hacen. En A Dictionary of the Bible, William Smith dice: “La caprichosa idea de que [ʼelo‧hím] se refería a la trinidad de personas en la Deidad difícilmente cuenta ahora con apoyo entre los eruditos. Es o lo que los gramáticos llaman el plural mayestático, o denota la plenitud de fortaleza divina, la suma de los poderes que Dios despliega”.

    The American Journal of Semitic Languages and Literatures (Revista estadounidense de idiomas y literaturas semíticos) dice de ʼelo‧hím: “Se construye casi invariablemente con un predicado verbal en singular, y toma un atributo adjetival en singular”. Para ilustrar esto, el título ʼelo‧hím aparece 35 veces por sí solo en el relato de la creación, y en cada ocasión el verbo que describe lo que Dios dijo e hizo está en singular. (Génesis 1:1–2:4.) Por eso, esa revista llega a esta conclusión: “[ʼElo‧hím] tiene que ser explicado más bien como un plural intensivo, que denota grandeza y majestad”.

    ʼElo‧hím no significa “personas”, sino “dioses”. Por eso, los que afirman que esa palabra da a entender una Trinidad se convierten en politeístas, adoradores de más de un solo Dios. ¿Por qué? Porque el término significaría que habría tres dioses en la Trinidad.

    Pero casi todo apoyador de la Trinidad rechaza el punto de vista de que la Trinidad se componga de tres dioses distintos.
    La Biblia usa también las palabras ʼelo‧hím y ʼelo‧héh para referirse a varios dioses-ídolos falsos. (Éxodo 12:12; 20:23.) Pero en otras ocasiones puede referirse a un solo dios falso, como cuando los filisteos aludieron a “Dagón su dios [ʼelo‧héh]”. (Jueces 16:23, 24.) Se llama a Baal “un dios [ʼelo‧hím]”. (1 Reyes 18:27.) Además, el término se usa para aludir a humanos. (Salmo 82:1, 6.) A Moisés se le dijo que él serviría de “Dios [ʼelo‧hím]” para Aarón y para Faraón. (Éxodo 4:16; 7:1.)

    Es obvio que el uso de los títulos ʼelo‧hím y ʼelo‧héh para aludir a dioses falsos, y hasta a humanos, no daba a entender que cada uno fuera una pluralidad de dioses; el aplicar ʼelo‧hím o ʼelo‧héh a Jehová tampoco significa que él sea más de una persona, especialmente cuando consideramos lo que el resto de la Biblia testifica sobre este asunto.

    Jesús, un ser creado distinto

    JESÚS fue humano mientras estuvo en la Tierra, aunque humano perfecto, porque fue Dios quien transfirió la fuerza de vida de Jesús a la matriz de María. (Mateo 1:18-25.) Pero aquel no fue el principio de su existencia. Él mismo declaró que había ‘descendido del cielo’. (Juan 3:13.) Por eso fue sencillamente natural que dijera más tarde a sus seguidores: “¿Y cuando veáis al
    Hijo del hombre [Jesús] subir adonde estaba antes?”. (Juan 6:62, BJ.)

    Como se ve, Jesús existió en el cielo antes de venir a la Tierra. Pero ¿fue como una de las personas de una Deidad todopoderosa, eterna, trina y una? No, pues la Biblia dice claramente que Jesús, en la existencia que tuvo antes de ser humano, era un ser celestial creado, tal como los ángeles son seres celestiales creados por Dios. Ni los ángeles ni Jesús existieron antes de haber sido creados.

    Jesús, en su existencia en los cielos, era el “Primogénito de toda la creación”. (Colosenses 1:15, BJ.) Fue “el principio de la creación de Dios” (Apocalipsis [Revelación] 3:14, según la versión católica de Straubinger [Str].) No sería correcto interpretar que “principio” [griego: ar‧kjé] significa que Jesús fue el ‘principiador’ de la creación divina. Juan, en sus escritos bíblicos, usa varias formas de la palabra griega ar‧kjé más de 20 veces, y siempre tienen el significado común de “principio”. Sí, Jesús fue creado por
    Dios como el principio de la creación invisible de Dios.

    Note la relación estrecha que hay entre esas referencias al origen de Jesús y las expresiones de la “Sabiduría” figurativa en el libro bíblico de Proverbios: “Yahvéh me creó, primicia de su camino, antes que sus obras más antiguas. Antes que los montes fuesen asentados, antes que las colinas, fui engendrada. No había hecho aún la tierra ni los campos, ni el polvo primordial del orbe”. (Proverbios 8:12, 22, 25, 26, BJ.) Aunque se usa el término “Sabiduría” para personificar a aquel a quien Dios creó, la mayoría de los eruditos concuerda en que es realmente una figura retórica para aludir a Jesús como criatura celestial antes de su existencia humana.

    Jesús, como la “Sabiduría” antes de que fuera humano, pasa a decir que “yo estaba allí [con Dios], como arquitecto”. (Proverbios 8:30, BJ.) En conformidad con ese papel de arquitecto u obrero maestro —“artífice”, BC; “aprendiz”, Nueva Biblia Española [NBE]— que trabajaba con Dios, Colosenses 1:16 dice de Jesús que “por medio de él, Dios creó todo lo que hay en el cielo y en la tierra” (Versión Popular [VP]).

    De modo que fue por medio de este obrero maestro, su socio menor, por decirlo así, como el Dios Todopoderoso creó todo lo demás. La Biblia resume este asunto así: “Para nosotros no hay sino un solo Dios, el Padre, de quien vienen todas las cosas, [...] y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas” (cursiva nuestra). (1 Corintios 8:6, Str.)

    Sin duda, fue a este obrero maestro a quien Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”. (Génesis 1:26.) Algunos han alegado que las palabras “hagamos” y “nuestra” en esta expresión indican una Trinidad. Pero si alguien dijera: ‘Hagamos algo para nosotros’, normalmente nadie entendería que dentro del que hablara hubiera varias personas combinadas en una sola. Lo que se quiere decir es simplemente que dos o más personas van a trabajar juntas en algo. Así, también, cuando Dios usó “hagamos” y “nuestra”, sencillamente estaba hablando a otra persona, su primera creación celestial, el obrero maestro, Jesús antes de su vida como humano.

    ¿Pudiera tentarse a Dios?

    EN MATEO 4:1 se dice que Jesús fue “tentado por el Diablo”. Después de mostrar a Jesús “todos los reinos del mundo y su gloria”, Satanás dijo: “Todas estas cosas te las daré si caes y me rindes un acto de adoración”. (Mateo 4:8, 9.) Satanás estaba tratando de hacer que Jesús fuera desleal a Dios.

    Pero ¿qué prueba de lealtad sería esa si Jesús fuera Dios? ¿Pudiera Dios rebelarse contra sí mismo? No, pero ángeles y humanos podían rebelarse contra Dios, y algunos lo hicieron. Solo tendría sentido la tentación de Jesús si él no fuera Dios, sino un ser separado que tuviera su propio libre albedrío, alguien que pudiera haber sido desleal si hubiera optado por serlo, como un ángel o un humano.

    Por otra parte, es inimaginable que Dios pecara y fuera desleal a sí mismo. “Perfecta es su actividad [...] Dios de fidelidad, [...] justo y recto es él.” (Deuteronomio 32:4.) Por eso, si Jesús hubiera sido Dios, no podría haber sido tentado. (Santiago 1:13.)
    Puesto que Jesús no era Dios, pudo haber sido desleal. Pero permaneció fiel, y dijo: “¡Vete, Satanás! Porque está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado’”. (Mateo 4:10.)

    ¿Cuánto había que pagar como rescate?

    UNA de las razones principales por las cuales Jesús vino a la Tierra tiene también relación directa con la Trinidad. La Biblia dice:

    “Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos”. (1 Timoteo 2:5, 6.)

    Jesús, ni más ni menos que un humano perfecto, llegó a ser un rescate que compensó exactamente por lo que Adán había perdido: el derecho a la vida humana perfecta en la Tierra. Por eso, el apóstol Pablo bien podía llamar a Jesús “el último Adán”, y decir en el mismo contexto: “Así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados”. (1 Corintios 15:22, 45.) La vida humana perfecta de Jesús era el “rescate correspondiente” exigido por la justicia divina... ni más ni menos. Un principio fundamental hasta de la justicia humana es que el precio que se paga debe corresponder con el mal que se haya cometido.

    No obstante, si Jesús hubiera sido parte de una Deidad trinitaria, el precio de rescate habría sido infinitamente superior a lo que exigían las propias leyes de Dios. (Éxodo 21:23-25; Levítico 24:19-21.) Quien pecó en Edén fue solo un humano perfecto, Adán, no Dios. Por eso, para que en verdad el rescate estuviera en conformidad con la justicia de Dios tendría que ser estrictamente equivalente... un humano perfecto, “el último Adán”. Así pues, cuando Dios envió a Jesús a la Tierra como rescate, hizo de Jesús lo que satisfaría la justicia: no que Dios se hiciera carne, no un Hombre-Dios, sino un hombre perfecto, “inferior a los ángeles”. (Hebreos 2:9; compárese con Salmo 8:5, 6.) ¿Cómo podría parte alguna de una Deidad todopoderosa —Padre, Hijo o espíritu santo— ser alguna vez inferior a los ángeles?
    Última edición por Davidmor; 23/11/2011 a las 18:43
    Hechos 18:6

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    Predeterminado Re: ¿Qué dice la Biblia acerca de Dios y Jesús?

    ¿Cómo es Jesús el “Hijo unigénito”?

    LA BIBLIA llama a Jesús el “Hijo unigénito” de Dios. (Juan 1:14; 3:16, 18; 1 Juan 4:9.) Los trinitarios dicen que, puesto que Dios es eterno, también el Hijo de Dios es eterno. Pero ¿cómo puede alguien ser hijo y a la misma vez tener la misma edad de su padre?

    Los trinitarios alegan que, en el caso de Jesús, el término “unigénito” no encierra en sí el mismo sentido de la definición del diccionario para “engendrar”, que es “procrear, propagar la propia especie” (Diccionario de la lengua española, 1984). Dicen que en el caso de Jesús tiene “el sentido de una relación inoriginada”, un tipo de relación de hijo único sin el engendramiento (Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento, por W. E. Vine). ¿Le parece lógico eso? ¿Puede un hombre pasar vida a un hijo sin engendrarlo?

    Además, ¿por qué usa la Biblia la mismísima palabra griega para “unigénito” (como admite Vine sin explicación alguna) al describir la relación de Isaac con Abrahán? Hebreos 11:17 dice que Isaac era el “hijo unigénito” de Abrahán. No cabe duda de que, en el caso de Isaac, él era unigénito en el sentido normal, sin ser igual en tiempo ni posición a su padre.

    La palabra griega básica para “unigénito” que se usa para aludir a Jesús e Isaac es mo‧no‧gue‧nés, de mo‧nos, que significa “único”, y guí‧no‧mai, raíz que significa “generar”, “llegar a ser (llegar a existir)”, declara la Exhaustive Concordance de Strong. Por lo tanto, mo‧no‧gue‧nés se define como: “Único nacido, único engendrado, o sea, hijo único” (A Greek and English Lexicon of the New Testament, por E. Robinson).

    El Theological Dictionary of the New Testament, publicado por Gerhard Kittel, dice: “[Mo‧no‧gue‧nés] significa ‘de descendencia única’, o sea, sin hermanos o hermanas”. Este libro también declara que en Juan 1:18; 3:16, 18 y 1 Juan 4:9 “la relación de Jesús no solo se compara con la de un hijo único con su padre. Es la relación del unigénito con el Padre”.

    Así que la vida de Jesús, el Hijo unigénito, tuvo comienzo. Y al Dios Todopoderoso se le puede llamar con razón su Engendrador, o Padre, en el mismo sentido que un padre terrestre, como Abrahán, engendra un hijo. (Hebreos 11:17.) Por lo tanto, cuando la Biblia dice que Dios es el “Padre” de Jesús, quiere decir lo que dice: que son dos seres distintos y separados. Dios es el mayor, Jesús es el menor... en términos de tiempo, posición, poder y conocimiento.

    Cuando uno toma en cuenta que Jesús no fue el único hijo celestial creado por Dios en los cielos, queda patente por qué se usó en su caso el término “Hijo unigénito”. A una cantidad innumerable de otros seres celestiales creados —ángeles— se les llama también “hijos de Dios”, con el mismo sentido que aplicaba a Adán el término, porque la fuerza de vida en ellos había provenido de Jehová Dios, la Fuente de la vida. (Job 38:7; Salmo 36:9; Lucas 3:38.) Pero todos estos seres celestiales fueron creados mediante el “Hijo unigénito”, el único que fue engendrado directamente por Dios. (Colosenses 1:15-17.)

    ¿Se creía que Jesús fuera Dios?

    AUNQUE a Jesús se le llama frecuentemente en la Biblia el Hijo de Dios, nadie en el primer siglo siquiera pensó que él fuera Dios Hijo. Hasta los demonios, quienes ‘creen que hay un solo Dios’, sabían por su experiencia en las regiones celestiales que Jesús no era Dios. Por eso, correctamente, reconocían a Jesús como el “Hijo de Dios”, que tiene existencia separada. (Santiago 2:19; Mateo 8:29.) Y cuando Jesús murió, los soldados romanos, aquellos paganos que estaban cerca, ya sabían lo suficiente como para decir que lo que habían oído de los seguidores de Jesús tenía que ser correcto, no que Jesús fuera Dios, sino que “ciertamente este era Hijo de Dios”. (Mateo 27:54.)

    Por consiguiente, la frase “Hijo de Dios” alude a Jesús como un ser creado que tiene existencia separada, no como parte de una Trinidad. Por ser el Hijo de Dios, no podía ser Dios mismo, porque Juan 1:18 dice: “A Dios nadie le ha visto jamás” (BJ).

    Los discípulos creían que Jesús era el “un solo mediador entre Dios y los hombres”, y no Dios mismo. (1 Timoteo 2:5.) Puesto que por definición un mediador es alguien separado de los que necesitan mediación, implicaría contradicción el que Jesús correspondiera a cualquiera de las partes que estuviera tratando de reconciliar. Eso habría sido fingir que era lo que no era.

    La Biblia habla clara y consecuentemente en cuanto a la relación de Dios con Jesús. Solo Jehová Dios es Todopoderoso. Creó directamente a Jesús antes de que viviera en la Tierra como humano. Por eso, Jesús tuvo principio, y jamás podría ser igual a Dios en poder ni en eternidad.

    [Nota a pie de página]

    El nombre de Dios se vierte “Yahveh” o “Yahvéh” en algunas traducciones y “Jehová” en otras.

    [Comentario en la página 14]

    Puesto que Dios creó a Jesús, este está en posición secundaria en cuanto a tiempo, poder y conocimiento

    [Ilustración en la página 15]

    Jesús dijo que había existido antes de ser humano, pues Dios lo había creado al principio de las creaciones invisibles de Dios
    Última edición por Davidmor; 23/11/2011 a las 18:44
    Hechos 18:6

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    Predeterminado ¿Es Dios superior a Jesús siempre?

    JESÚS nunca afirmó que fuera Dios. Cuanto dijo acerca de sí mismo indica que de ninguna manera se consideraba igual a Dios... ni en poder ni en conocimiento ni en edad.

    En todo período de su existencia, tanto en el cielo como en la Tierra, el habla y la conducta de Jesús manifiestan subordinación a Dios. Dios es siempre el superior, Jesús el inferior que fue creado por Dios.
    Jesús distinguido de Dios

    VEZ tras vez Jesús señaló que era una criatura separada de Dios y que él, Jesús, tenía sobre sí a un Dios, un Dios a quien adoraba y a quien llamaba “Padre”. En oración a Dios, es decir, al Padre, Jesús dijo: “[Tú], el único Dios verdadero”. (Juan 17:3.) En Juan 20:17 Jesús dijo a María Magdalena: “Voy a subir a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios” (Str). En 2 Corintios 1:3 el apóstol Pablo confirma esta relación: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Puesto que Jesús tenía un Dios, su Padre, no podía ser a la misma vez ese Dios.

    Los apóstoles no tuvieron reparos en hablar de Jesús y de Dios como entidades claramente distintas y separadas: “Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, [...] y un solo Señor, Jesucristo”. (1 Corintios 8:6, BJ.) El apóstol Pablo señala la distinción cuando menciona la “presencia de Dios, de Cristo Jesús y de los ángeles escogidos”. (1 Timoteo 5:21, BJ.) Tal como en lo que escribe Pablo distingue entre Jesús y los ángeles en el cielo, lo mismo hace con relación a Jesús y Dios.

    Las palabras de Jesús en Juan 8:17, 18 también son significativas. Él declara: “En la propia Ley de ustedes está escrito: ‘El testimonio de dos hombres es verdadero’. Yo soy quien doy testimonio acerca de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio acerca de mí”. Aquí Jesús muestra que él y el Padre, es decir, el Dios Todopoderoso, tienen que ser dos entidades distintas, porque ¿de qué otro modo pudiera haber realmente dos testigos?

    Otra manera como Jesús mostró que él era un ser separado de Dios fue al decir: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios”. (Marcos 10:18, BJ.) De modo que Jesús decía que nadie es tan bueno como Dios, ni siquiera Jesús mismo. Dios es bueno de una manera que lo distingue de Jesús.

    El siervo sumiso de Dios

    VEZ tras vez Jesús hizo declaraciones como las siguientes: “El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre”. (Juan 5:19, BJ.) “He bajado del cielo para hacer, no la voluntad mía, sino la voluntad del que me ha enviado.” (Juan 6:38.)

    “Lo que yo enseño no es mío, sino que pertenece al que me ha enviado.” (Juan 7:16.) ¿No es el que envía mayor que el enviado?

    Esta relación se manifiesta claramente en la ilustración de Jesús acerca de la viña. Él comparó a Dios, su Padre, con el dueño de la viña, quien viajó al extranjero y la dejó a cargo de los cultivadores, quienes representaban al clero judío. Después, cuando el dueño envió un esclavo para conseguir parte del fruto de la viña, los cultivadores lo golpearon y lo enviaron con las manos vacías.

    Entonces el dueño envió un segundo esclavo, y después otro, y estos recibieron el mismo trato. Finalmente, el dueño dijo: “Enviaré a mi hijo [Jesús] el amado. Probablemente a este lo respeten”. Pero los cultivadores corruptos dijeron: “‘Este es el heredero; matémoslo, para que la herencia llegue a ser nuestra’. Con eso, lo echaron fuera de la viña y lo mataron”. (Lucas 20:9-16.) Así ilustró Jesús su propio puesto de enviado por Dios para hacer la voluntad de Dios, tal como un padre envía a un hijo sumiso.

    Los seguidores de Jesús siempre lo vieron como siervo sumiso de Dios, no como igual a Dios. Oraron a Dios acerca de “tu santo siervo Jesús, a quien has ungido, [...] señales y prodigios por el nombre de tu santo siervo Jesús”. (Hechos 4:23, 27, 30, BJ.)

    Dios es superior siempre

    AL PRINCIPIO del ministerio de Jesús, cuando él salió del agua bautismal, la voz de Dios desde el cielo dijo: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado”. (Mateo 3:16, 17.) ¿Estaba diciendo Dios que él era su propio hijo, que se aprobaba a sí mismo, que se enviaba a sí mismo? No; Dios el Creador decía que él, en su posición de superior, aprobaba al inferior, su Hijo Jesús, para la obra necesaria.

    Jesús indicó la superioridad de su Padre al decir: “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para declarar buenas nuevas a los pobres”. (Lucas 4:18.) El ungimiento se efectúa cuando un superior da autoridad o una comisión a alguien que todavía no tiene autoridad. Es obvio que aquí el superior es Dios, porque ungió a Jesús y le dio autoridad que Jesús anteriormente no tenía.

    Jesús manifestó claramente la superioridad de su Padre cuando la madre de dos discípulos pidió que sus hijos se sentaran uno a la derecha y el otro a la izquierda de Jesús cuando él entrara en su Reino. Jesús contestó: “Sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre”, es decir, Dios. (Mateo 20:23, BJ.) Si Jesús hubiera sido el Dios Todopoderoso, podría haber dado aquellos puestos. Pero Jesús no podía darlos, porque le tocaba a Dios darlos, y Jesús no era Dios.

    Las mismas oraciones de Jesús son ejemplo convincente de su posición inferior. Cuando se acercaba el tiempo en que Jesús había de morir, mostró quién era su superior al orar: “Padre, si deseas, remueve de mí esta copa. Sin embargo, que no se efectúe mi voluntad, sino la tuya”. (Lucas 22:42.) ¿A quién le oraba? ¿A una parte de sí mismo? No; le oraba a alguien enteramente separado de él, su Padre, Dios —cuya voluntad era superior y podía diferenciarse de la suya—, el Único que podía ‘remover aquella copa’.

    Después, cuando estaba a punto de morir, Jesús clamó: “¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?”. (Marcos 15:34, BJ.) ¿A quién clamó Jesús? ¿A sí mismo o a una parte de sí mismo? De seguro ese clamor: “Dios mío” no provino de alguien que se considerara Dios. Y si Jesús fuera Dios, entonces, ¿quién lo había abandonado? ¿Se abandonó a sí mismo? Eso no tendría sentido. Jesús dijo también: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. (Lucas 23:46.) Si Jesús fuera Dios, ¿por qué habría de encomendar su espíritu al Padre?

    Después de su muerte, Jesús estuvo en la tumba por partes de tres días. Si fuera Dios, entonces Habacuc 1:12 está equivocado cuando dice: “Oh Dios mío, mi Santo, tú no mueres”. Pero la Biblia dice que Jesús sí murió y que estuvo inconsciente en la tumba.

    ¿Y quién lo resucitó de entre los muertos? Si verdaderamente estaba muerto, no se pudiera haber resucitado a sí mismo. Por otra parte, si en realidad no estaba muerto, su muerte fingida no habría pagado el precio de rescate por el pecado de Adán. Pero él sí pagó ese precio, porque verdaderamente murió. De modo que fue “Dios [quien] lo resucitó [a Jesús] desatando los dolores de la muerte”. (Hechos 2:24.) El superior, el Dios Todopoderoso, levantó de entre los muertos al inferior, su siervo Jesús.

    ¿Indica que Jesús fuera Dios el hecho de que pudiera ejecutar milagros, como el de resucitar a ciertas personas? Pues bien, los apóstoles y los profetas Elías y Eliseo tuvieron ese poder también, pero eso no significó que fueran más que hombres. Dios dio el poder de ejecutar milagros a los profetas, a Jesús y a los apóstoles para demostrar que los apoyaba. Pero eso no significó que ninguno de ellos fuera parte de una Deidad plural.

    Había límite a lo que Jesús sabía

    CUANDO Jesús dio su profecía acerca del fin de este sistema de cosas, declaró: “Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre”. (Marcos 13:32, BJ.) Si Jesús hubiera sido el Hijo que fuera parte igual de una Deidad, habría sabido lo que el Padre sabe. Pero Jesús no lo sabía, porque no era igual a Dios.

    De manera similar, en Hebreos 5:8 leemos que Jesús “aprendió la obediencia por las cosas que sufrió”. ¿Podemos imaginarnos que Dios tuviera que aprender algo? No; pero Jesús sí aprendió, porque no sabía todo lo que Dios sabía. Y tuvo que aprender algo que
    Dios nunca tiene que aprender... la obediencia. Dios nunca tiene que obedecer a nadie.

    La diferencia entre lo que Dios conoce y lo que Cristo conoce también existió cuando Jesús fue resucitado para ir al cielo y estar con Dios. Note las palabras de apertura del último libro de la Biblia: “Revelación de Jesucristo; se la concedió Dios”. (Apocalipsis [Revelación] 1:1, BJ.) Si Jesús mismo fuera parte de una Deidad, ¿habría sido necesario que otra parte de la Deidad —Dios— le diera una revelación? De seguro él habría conocido todo aquello, porque Dios lo conocía. Pero Jesús no lo conocía, porque no era Dios.

    Jesús sigue subordinado

    ANTES de que Jesús viniera a la Tierra, y también cuando vivió aquí, estuvo subordinado a Dios. Después de haber resucitado, sigue en posición subordinada, secundaria.

    Respecto a la resurrección de Jesús, Pedro y los que estaban con él dijeron al Sanedrín judío: “A este [Jesús], Dios lo ensalzó a su diestra”. (Hechos 5:31.) Pablo dijo: “Dios lo ensalzó a un puesto superior”. (Filipenses 2:9.) Si Jesús hubiera sido Dios, ¿cómo se podría haber ensalzado, es decir, levantado a un puesto superior al que tenía antes? Ya habría sido una parte ensalzada de la Trinidad. Si antes de su ensalzamiento Jesús hubiera sido igual a Dios, el ensalzarlo más lo habría hecho superior a Dios.
    Pablo dijo también que Cristo entró “en el mismo cielo para presentarse ahora delante de Dios a favor nuestro”. (Hebreos 9:24, Str.) Si usted se presentara ante otro, ¿cómo podría ser usted ese otro? No podría ser. Tiene que ser diferente y separado.

    De igual manera, el mártir Esteban, precisamente antes de morir apedreado, “miró con fijeza al cielo y alcanzó a ver la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios”. (Hechos 7:55.) Está claro que vio a dos seres separados... pero no vio a ningún espíritu santo; no vio ninguna Deidad trinitaria.

    En el relato de Revelación 4:8 a 5:7 se describe a Dios sentado en su trono celestial, pero Jesús no está allí. Él tiene que acercarse a Dios para tomar un rollo de la mano derecha de Dios. Esto muestra que en el cielo Jesús no es Dios, sino que es una entidad separada de él.

    En conformidad con lo anterior, el Bulletin of the John Rylands Library (Boletín de la biblioteca John Rylands) de Manchester, Inglaterra, dice: “A Jesús en su vida celestial de resucitado se le describe con una personalidad individual tan distinta y separada de la persona de Dios como lo fue la que tuvo durante su vida terrestre como el hombre Jesús. Sí, al lado de Dios y comparado con Dios ciertamente aparece como otro ser celestial entre la corte celestial de Dios, como lo que eran los ángeles... aunque, como el Hijo de Dios, está en una categoría diferente, y tiene un rango muy superior al de ellos”. (Compárese con Filipenses 2:11.)

    El Bulletin también dice: “Sin embargo, lo que se dice de su vida y sus funciones como el Cristo celestial ni significa ni da a entender que en la condición divina él se halla a la par con Dios mismo y es plenamente Dios. Al contrario, en el cuadro que da el Nuevo Testamento de su persona y su ministerio celestiales contemplamos una entidad separada de Dios y subordinada a él”.

    En el futuro eterno en el cielo, Jesús seguirá siendo un siervo separado y subordinado de Dios. La Biblia lo expresa así: “Luego, el fin, cuando [Jesús en el cielo] entregue a Dios Padre el Reino, [...] entonces también el Hijo se someterá a Aquel que ha sometido a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todo”. (1 Corintios 15:24, 28, BJ.)

    Jesús nunca dijo que fuera Dios

    ESTÁ claro lo que la Biblia indica. El Dios Todopoderoso, Jehová, no solo es una personalidad separada de Jesús, sino que también es en todo tiempo su superior. A Jesús siempre se le presenta como separado e inferior, un humilde siervo de Dios. Por eso la Biblia dice claramente que “la cabeza del Cristo es Dios”, tal como “la cabeza de todo varón es el Cristo”. (1 Corintios 11:3.) Y por eso Jesús mismo dijo: “El Padre es más que yo”. (Juan 14:28, BJ.)

    La verdad es que Jesús no es Dios, y nunca afirmó serlo. Aumenta la cantidad de los eruditos que reconocen esto. Como declara el Bulletin de Rylands: “Tenemos que enfrentarnos al hecho de que la investigación del Nuevo Testamento durante, digamos, los últimos treinta o cuarenta años ha llevado a una cantidad cada vez mayor de escriturarios acreditados del Nuevo Testamento a la conclusión de que ciertamente Jesús [...] nunca se creyó Dios”.

    El Bulletin también dice esto sobre los cristianos del primer siglo: “Por lo tanto, cuando asignaban [a Jesús] títulos de honor, como: Cristo, Hijo del hombre, Hijo de Dios y Señor, estas no eran maneras de decir que él fuera Dios, sino de señalar que hacía la obra de Dios”.

    Como se ve, hasta algunos doctos religiosos reconocen que la idea de que Jesús es Dios contradice todo el testimonio de la Biblia. Según la Biblia, Dios es siempre el superior, y Jesús es el siervo subordinado.

    [Comentario en la página 19]

    ‘La investigación del Nuevo Testamento ha llevado a una cantidad cada vez mayor de escriturarios a la conclusión de que ciertamente Jesús nunca se creyó Dios.’—Bulletin of the John Rylands Library

    [Ilustración en la página 17]

    Jesús dijo a los judíos: “He bajado del cielo para hacer, no la voluntad mía, sino la voluntad del que me ha enviado”. (Juan 6:38.)

    [Ilustración en la página 18]

    Cuando Jesús clamó: “¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?” de seguro no creía que él mismo fuera Dios
    Última edición por Davidmor; 23/11/2011 a las 18:46
    Hechos 18:6

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