Fobia a las cajas.


Harto de trabajar
en un almacén
para luego
temer a las cajas
a su cuerpo perfecto
a su peso adecuado
a su contenido
desconocido
a veces frágil
a veces indestructible
falso o real
tantas veces indefinido.

Y destapé la caja
y había vida
había muerte
había un cojo
un poeta
y una ninfa,
una imaginación
totalmente desnuda
sin vergüenza
pero sordomuda.

Destapé otra
y había ganas
había ausencia
y falta de tacto
había una caja
que no parecía caja
y había silencio
y vacío
y gajes de oficio.

En la última
mal formada
de peso inadecuado
había una extraña
y fría sensación
de ausencia
y de ganas de hablarte
de buscarte
en lo que debería
ser un recuerdo intolerable.

Ahora le temo a las cajas.