UN CANTO PARA UNA GRAN SEÑORA

La música, las flores, los colores,
El día, la noche, el cielo, las estrellas,
Las aves, los trinos, el perfume,
Los árboles, los campos, los ríos.

Y toda la creación bella
Es lo que hace de esta vida
Un lugar de encanto
Y nos gusta tanto.

Pero hoy inclino humilde,
Reverente, mi alma y mi espíritu
De hinojos postrado ante una mujer
De mil batallas e inquebrantable ser.

La que no se doblegó delante la aflicción
Cuando no había: techo, lecho ni pecho,
Sino con poca fuerza y mucho corazón
Arremetió en feroz lucha, con tezón.

Se levantó de los escombros
Victoriosa ella y sus retoños
Con la fuerza de sus hombros
Venciendo angustias y aflicciones.

A ella mis cantos y emociones
Miles de la providencia divina
Que por nombre le puso Paulina
Para ella son estos versos,

De admiración inmersos,
Y que hoy si puede asomarse
A disfrutar de todo lo creado
A las aves, los campos, el sol,
Las estrellas, las flores, la noche,
Los colores, a todo lo bello.

Porque luchaste Paulina!
Porque venciste, venciste,
En desigual batalla.
Donde solo lo hacen
Las mujeres de tu talla!

Julio Javier Sánchez