y legos
“Todos ustedes son hermanos —había dicho Jesús a sus discípulos—. [...] Su Caudillo es uno, el Cristo.” (Mat. 23:8, 10.) De modo que no había una clase clerical en las congregaciones cristianas del siglo primero. Como hermanos de Cristo ungidos por espíritu, todos los cristianos primitivos tenían la perspectiva de ser sacerdotes celestiales con él. (1 Ped. 1:3, 4; 2:5, 9.)
Todas las congregaciones estaban organizadas con un cuerpo de superintendentes, o ancianos espirituales, que las supervisaban. Todos los ancianos tenían igual autoridad y a ninguno se le permitía ‘enseñorearse’ del rebaño que estaba bajo su custodia. (Hech. 20:17; Fili. 1:1; 1 Ped. 5:2, 3.)
Sin embargo, a medida que fue revelándose la apostasía, empezó a haber cambios, y rápidamente.Una de las primeras desviaciones fue separar los términos “superintendente” (gr.: e·pí·sko·pos) y “anciano” (gr.: pre·sby·té·rous), de modo que ya no se emplearan para referirse al mismo puesto de responsabilidad. No había pasado una década desde la muerte del apóstol Juan, cuando Ignacio, “obispo” de Antioquía, escribió en su carta a los cristianos de Esmirna: “Seguid todos al obispo [superintendente], como Jesucristo al Padre, y al presbiterio [cuerpo de ancianos] como a los apóstoles”.
Así Ignacio abogó por que cada congregación estuviera bajo la supervisión de un solo obispo, o superintendente, a quien se distinguiría de los presbíteros, o ancianos, y reconocería mayor autoridad.Ahora bien, ¿cómo se produjo esta separación? Augustus Neander, en el libro The History of the Christian Religion and Church, During the Three First Centuries (Historia de la religión y la Iglesia cristianas durante los primeros tres siglos), explica lo que sucedió: “En el siglo II [...], debe haberse creado el puesto permanente de presidente de los presbíteros, a quien se dio el nombre de [e·pí·sko·pos], puesto que él era en especial quien tenía la superintendencia de todo, y así se le distinguió de los demás presbíteros”.De ese modo se colocó el fundamento para que poco a poco apareciera una clase clerical.
Aproximadamente un siglo después, Cipriano, “obispo” de Cartago (en el norte de África), defendió con vigor la autoridad de los obispos como grupo separado de los presbíteros (después conocidos como sacerdotes), los diáconos y los legos. Pero no favorecía la primacía de un obispo sobre los demás.La ascensión gradual de los obispos y los presbíteros en la jerarquía dejó abajo a los demás creyentes de la congregación. El resultado fue una separación entre el clero (los que llevaban la delantera) y los legos (el cuerpo pasivo de los creyentes).
La Cyclopedia de McClintock y Strong explica: “Desde los días de Cipriano [quien murió alrededor de 258 E.C.], el padre del sistema jerárquico, se destacó la distinción entre clero y legos, y en poco tiempo fue aceptada universalmente. De hecho, desde el siglo III el término clerus [...] se aplicó casi exclusivamente al ministerio para distinguirlo de los legos. Al surgir la jerarquía romana, el clero no solo pasó a ser un orden distinto [...], sino que también fue reconocido como el único sacerdocio”.
Así, en un período de unos ciento cincuenta años desde la muerte del último de los apóstoles, dos cambios significativos de organización se produjeron en la congregación: primero, la separación entre el obispo y los presbíteros, que llevó a aquel a ocupar el peldaño superior en la jerarquía; segundo, la separación entre el clero y los legos.
En vez de reconocer que todos los creyentes engendrados por el espíritu formaban “un sacerdocio real”, al clero ‘se le reconocía como el único sacerdocio’. (1 Ped. 2:9.)Cambios de esa índole señalaron una desviación del método bíblico de gobernar las congregaciones en los días apostólicos. Sin embargo, los cambios en la organización no fueron las únicas consecuencias de la apostasía.
Se
infiltran enseñanzas paganas
Las enseñanzas puras de Cristo se pusieron por escrito, y se conservan en las Santas Escrituras. Por ejemplo, Jesús enseñó claramente que Jehová es “el único Dios verdadero” y que el alma humana es mortal. (Juan 17:3; Mat. 10:28.)
Sin embargo, con la muerte de los apóstoles y el debilitamiento de la estructura de la organización, esas claras enseñanzas se contaminaron al introducirse doctrinas paganas en el cristianismo. ¿Cómo pudo suceder tal cosa?Un factor clave fue la influencia sutil de la filosofía griega.
The New Encyclopædia Britannica explica: “Desde mediados del siglo II d.C., los cristianos que sabían algo de filosofía griega empezaron a pensar que tenían que expresar su fe en los términos de esta, tanto para su satisfacción intelectual como para convertir a los paganos cultos”. Una vez que gente interesada en la filosofía se hizo cristiana, no pasó mucho tiempo antes de que la filosofía griega y el “cristianismo” quedaran inseparablemente ligados.Como resultado de esta unión, el cristianismo contaminado absorbió doctrinas paganas, como la Trinidad y la inmortalidad del alma.
Sin embargo, estas enseñanzas se remontan a un tiempo mucho más antiguo que el de los filósofos griegos. En realidad, los griegos las tomaron prestadas de culturas más antiguas, pues se encuentran muestras de esas enseñanzas en la religión de Egipto y Babilonia.
Al seguir infiltrándose doctrinas paganas en el cristianismo, también se torcieron o abandonaron otras enseñanzas bíblicas.
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