Entre la razón y el alma
Resistid, resistid alma mía
ante tanto amor desbordante.
Resistid, pues no eréis amante,
sino solitaria caminante.
Resistidle al núcleo del amor,
a ese Dios bienhechor,
ese que te llama a seguiros,
a viviros en caridad y perfección.
Resistid, resistid por favor
¡No! No vayas… No os sigas…
¡No hay perdón!
No os perdono… Pues en la muerte os sumerjo yo…
¿Donde estáis?
¿Por qué el pasaje cambió?
¿Acaso el Todo Poderoso vuestra vida transformó?
Dime que no, dímelo… Pues la paz no quiero conocer yo
Me lleva como brisa ascendente,
Como viento huracanado,
Me resisto pero aún no puedo deteneros el llamado,
Y sólo me dejo estar en su presencia, en su Divina Misericordia.
Y aunque mucho forcé
Para no caminaros en santidad
El Santo me enamoró
Y ahora no os puedo separar
Mi alma de su Eterno amor desbordante e incondicional…
Ana Laura
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