23 de abril Día Internacional del Libro.

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El 23 de abril se celebró el Día Internacional del Libro, y muy a pesar de las dificultades por las que atraviesa la industria editorial, particularmente en México, de tipo económico agravado por una crisis mundial. Y si antes era una obra titánica publicar nuevos títulos o promover a nuevos escritores, debido al alto costo en los insumos de la industrial editorial, hay que agregar la piratería de libros que se ofertan a menor precio pero en detrimento de la calidad del ejemplar. Otro de los problemas que debe enfrentar es el de competir con las descargas en internet, con los llamados libros electrónicos. los e-books. Pero sin duda alguna, el peor enemigo de la industria editorial es que en México, la gente no lee; los jóvenes carecen de una cultura de la lectura (Como docentes de educación media básica o media superior, no enfrentamos con el grave problema de que no existe un hábito de lectura entre nuestros jóvenes, literalmente los tenemos que obligar a leer los textos comtemplados en el programa de las asignaturas de Español en la media básica y Literatura en la media superior) y si agregamos un grave deterioro en la preparación de los encargados de impartir la educación, estamos fritos, y no se vislumbra una real actualización y depuración de las instituciones encargadas de preparar a nuestoros educadores.

Y pese a lo anterior, podemos decir que estamos de plácemes, porqué hoy a pesar de las dificultades por las que atraviesa la industria editorial, fue grato constatar que esta fecha no pasó desapercibida y hubo varias actividades para celebrar esta fecha tan especial, desde maratones de lectura en voz alta, festivales de la Lectura, Lectura de poesía. Hasta el obsequio de libros gratuítos en los principales puntos de reunión pública.

Es importante, hacer notar la gran participación del público en este tipo de eventos, lo que demuestra que existe interés por la lectura, a aún en contra de las estadísticas que indican que la mayoría de los mexicanos, no tenemos el hábito de la lectura, esto en cierta forma, es un esperanzador indicador de que el público esta ávido de lectura, sólo que es difícil en estos tiempos, sacrificar un poco de los raquíticos sueldos para la adquisición de libros, aunque este no debería ser una limitante.

Y es grato saber de los esfuerzos de algunas instituciones encargadas del fomento a la lectura, de incentivar con programas como “Para leer de boleto en el metro”, Bebotecas, Ferias del Libro, juvenil e infantil y la labor de los FAROS en las Delegaciones de bajo poder socio-económico.

Hoy, a pesar de la tecnificación que ha sufrido la forma de acercarnos a la lectura, audio-libros, video-libros y e-books, nada supera la gratificante sensación de tener un libro en las manos, palparle de forma casi salaz antes de adentrarnos en sus entrañas y adueñarnos de sus secretos; el libro como lo conocemos pasta, tinta, papel, tipografía, palabra, pensamiento, etc, es muy versátil, pues te permite leerlo en el bus, de pié o sentado, en la fila del banco, mientras esperas tu turno, cruzado de piernas y tumbado en el verde grana de algún jardín o campus universitario, mientras esperas el inicio de la siguiente clase o sencillamente, en la espera del novio o novia. Para mí, es indispensable siempre cargar con un libro que me ha salvado las más de las veces de perder el control, ante las largas filas burocráticas, o incluso me ha rescatado de caer en las garras del aburrimiento. Vaya donde vaya me es indispensable cargar con un par de títulos, me confieso una adicta a la lectura.

Otra particularidad, es que te permite colocar una guía donde suspendiste tu lectura para retomarle más tarde, doblarle la esquina, marcar acotaciones al margen, resaltar las ideas más importantes (Aunque dicen que los libros no deben marcarse ¿Qué mayor prueba de nuestro amor por un libro? ¿De qué otra forma se pude proyectar esa comunión lector-escritor? Que su desgaste físico hermosamente logrado por su uso frecuente, es deprimente ver una biblioteca con tomos inmaculados que sólo tiene función de ornato y que nunca han sido tocados por manos ávidas de desentrañarle sus secretos. ¿Y quién no ha experimentado el placer supremo, de humedecer el dedo índice para pasar la siguiente página? ¿Impregnarse de su olor? ¿Extasiarse en la textura de sus páginas? ¿Hundirse en sus maravillosas narraciones? Los estudiosos de este fenómeno le dan a libro tradicional pocos años de vida a lo máximo, diez, según ellos. E indican que será deplazado por el libro electrónico. Quizá, la tecnología alcance y rebase a libro tradicional, pero hasta que este momento llegué disfrutemos de el glorioso placer de leer un libro, es más celebremos el placer por la lectura (No importa si se trata de un libro tracional o electrónico). No recuerdo, en este momento, pero un amante de la lectura y escritor sentenció…”Leer hace a los hombres libres…”

¡Feliz día del Libro![/

Bibliofilia
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Abrir un libro, es una experiencia, sólo comparable, con la de ir descubriendo por primera vez, el cuerpo del amante, nos asombrarnos, vamos reconociendo y terminamos por acostumbrándonos a la calidez de ese primer contacto. Palpar la textura, el filo del canto… es como, acariciar de forma lasciva su piel… El acto de humedecer el dedo índice, entre los labios, Al dar vuelta a la página. Es un gesto por demás, sugestivo, procaz, salaz, carnal... Aspirar el aroma del papel, la tinta, exquisito goce sensual, como embriagarse en la fragancia del cuerpo amado.

Abrir un libro, es arrancarle su virginidad, es desflorarle, poseerle, despojarle de su valiosos secretos. Y como la amante fiel, su entrega es generosa, voluptuosa, amorosa, no pide nada a cambio, su recompensa será provocarnos el más delicioso de los éxtasis. ¡Un orgasmo intelectual! De la misma forma un libro nos permite una exacta comunión entre escritor y lector. La cópula perfecta y lúbrica empatía, ¡Como ocurre con la amante!

Abrir un libro, por vez primera, supone una experiencia única, e incluso cuando pasado un tiempo, lo retomamos, releemos, recordamos, re-escribimos nuestra propia historia…la experiencia nos parece familiar, pero, siempre diferente…así lo retomáramos mil veces, y a pesar de la familiaridad del trato, siempre nos obsequiará con un orgasmo distinto y conforme pasa el tiempo, sin pedir nada, espera discreto, siempre fiel, siempre dispuesto…de ser un goce puramente sexual…se va convirtiendo en amor de verdad.