Algunas veces en la soledad dejo de tener miedo , pienso en lo feliz que he sido durante este tiempo, en los conocimientos adquiridos, en las experiencias vividas, en tus besos y en los abrazos imperturbables que eran repartidos con ansiedad y sin reparos, imagino mi vida acariciada con la brisa de tus manos alimentada con las palabras de tu boca; sonrió a la perversidad sin miedo fuerte muy fuerte y cuando regreso después de tanto tiempo el miedo de perderte se vuelve fuego, se elimina y me permite juntar cenizas, inmovilizarme, detener mi corazón, alumbrar sin luz las penumbras de mi vida, entonces te digo
¡puedes irte amor ahora que por fin duermo tranquila!
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