Y después borras las palabras
insinúas la fuga de las estrellas
y vas constelaciones sin rumbo fijo
a la aurora que apenas comienza
y escribes letargos emocionales
chispas que se vuelven fuego
alucínogeno pasatiempo en que te conviertes
estepa intrépida
madre desconocida lugar inhóspito
donde arrastro mis días...
Aquellos que nunca encontraré.
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