Continuación Capítulo IV
Ella no se lo hubiera imaginado antes, pero sentía una cierta atracción hacia los deportes, especialmente hacia el basketball, le encantaba observar el juego y un día, decidió jugarlo. Acudía al club casi diariamente, y sin pensarlo se estaba convirtiendo en una muy buena jugadora, aprendía rápido, era veloz y creativa para las jugadas, el adversario caía derrotado ante ella…
Pero ésta no era la única evolución en su vida, sino que también en el club comenzó a hacer amigos, comenzó a abrirse a la vida y a disfrutarla, así como disfrutaba el partido.
_Este fin de semana, viajaremos, tenemos un partido contra el equipo femenino más importante de nuestro estado- Dijo el entrenador, y las chicas entusiasmadas dieron un alarido
_ ¡Ganaremos!, somos las mejores- _Para eso, será necesario que entrenemos arduamente- concluyó el hombre. El era un tipo joven, atractivo, naturalmente de buen porte, de ojos azules y cabello rizado. Pero a pesar de su apariencia, las chicas no se fijaron en él, sólo lo consideraban su entrenador y ni los sentimientos ni los cambios hormonales interrumpían en el juego. Y eso resultó bueno, sería difícil imaginar, aunque no tanto en los tiempos actuales, un enredo esporádico entre las jóvenes o más bien adolescentes o niñas y el entrenador que prácticamente les doblaba la edad…
Era una mañana soleada y de mucho calor, las jóvenes esperaban ansiosas la llegada del bus que las llevaría al punto de encuentro, al lugar del juego… Para ellas, significaba el camino a la gloria. No temían ni los nervios les atacaban, estaban felices y así lo demostraban enérgicamente.
El reloj marcabas las 10.08 AM cuando el bus llegó, era el momento de dar el paso hacia la victoria. Tomaron sus pertenencias y subieron al vehículo, charlaban divertidamente entre ellas _ ¡Cuidado, no te vallas a enredar en tus propios cordones!- Dijo una, y Lauren dirigiendo su mirada a sus zapatos rió _No queremos que una de nuestras mejores jugadoras se lesione antes del partido- Concluyó la joven, y todas rieron al descubrir que por poco Lauren habría quedado totalmente enredada entre sus cordones y la correa de su bolso… ¡La caída hubiera sido brutal! Y de pronto ella recordó la vez que se lesionó en medio de una jugada que hubiera sido fantástica, pero que no pudo concretar por doblarse el tobillo… Esa vez le había costado más de una semana recuperarse totalmente y poder volver a caminar con normalidad, claro que para correr y saltar tuvo que esperar un tiempo más… Recordó que en ese tiempo se había sentido muy mal… extrañaba demasiado lo que se había convertido en el centro de su vida… el basketball…
Pero este no era momento para añejos recuerdos, era el momento de la gloria… _No será tan fácil esta vez, ¡mi tobillo se ha fortalecido a precio de golpes!- Dijo Lauren con una sonrisa pícara y todas rieron recordando todas las veces que Lauren se había lesionado pero que no les había dado importancia y había seguido el partido como si nada…
Sin duda era una jugadora extraordinaria, y sus lesiones se debían indudablemente a lo brusco de sus jugadas y a la creatividad para ellas, una vez había convertido un punto tras una bandeja impecable lograda luego de un delicado envión y una vuelta sobre sí misma en el aire, colocando el balón dentro del aro y quedando colgada por unos segundos de él, esa vez el público había enloquecido al ver semejante jugada y ella se sintió bien. Soñaba con jugar en la WNBA… y estaba enamorada de un basketbollista profesional que había tomado prestigio y comenzado a jugar en la NBA tras un descubrimiento en el estado al que ella pertenecía… Obviamente era un amor imposible, pero formaba parte de los típicos sueños de una adolescente.
Se sentó en el asiento que le asignaron y suspiró; Cada vez que se sentaba en un automóvil o en un bus y contemplaba por la ventanilla una cierta melancolía se apoderaba de ella, pero no sabía a que se debía y apartando la vista de la ventana miró a sus compañeras… _ ¡Este es nuestro gran día!- Dijo entusiasmada y todas asintieron. _ ¿Que hay si algún entrenador de prestigio nos descubre y cumplimos nuestro sueño?- Dijo una de ellas _¡No alucines!- Respondió otra. _ ¿Están diciendo que yo no tengo prestigió?- comentó dinámicamente el entrenador. _ ¡Claro que no Adrián! Pero sabes cuál es nuestro sueño.- Dijo una de ellas mientras lo sacudía por sus hombros. El hombre rió y todas con él. Era realmente un grupo genial, y el lazo que los unía a todos era muy fuerte. Se sentían más que un equipo, quizá una familia…
El viaje había comenzado, y las chicas no pararon de hablar en todo el camino, y al entrenador le fascinaba el hecho de haber contratado un bus especialmente para su traslado, de otro modo hubiera sido casi imposible que otra gente soportara el parloteo animado de las chicas. El asentó la cabeza en el asiento y se durmió con una sonrisa, más allá de que las chicas ganaran o perdieran le importaba su bienestar, las quería como si fueran sus hermanas menores. Las hermanas que siempre soñó tener. Era un tipo joven, no pasaba de los treinta años, y las chicas tenían entre 13 y 16… de ellas, Lauren era la menor, aunque no lo parecía. Él tenía un cariño particular hacia ella, la primera vez que la vio parecía un pajarillo asustado, ahora era otra persona…
Pero más allá de ello había algo en su mirada que lo atrapaba… algo místico, enigmático, un no se qué, que lo llevaba a la reflexión y se daba cuenta que no conocía demasiado de su vida, ni de su pasado… Sólo sabía que era hija única y que venía de una familia bien posicionada. Y cada vez que recordaba ello se sentía un poco mal y se prometía conocer un poco más de ella, aunque ella siempre evadía el tema de su familia y de su pasado. “Esto es lo que me hace feliz” decía y todo el mundo pasaba a otro tema. Era evidente que Lauren amaba el basketball y lo consideraba su vocación.
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