Iniciado por
jorgesalaz
Al final de la tarde, un ginecólogo espera a su última paciente... que no llega a la hora fijada. Después de esperarla un rato, supone que ya no vendrá y decide tomarse un gin-tonic para relajarse antes de volver a casa. Se instala confortablemente en la salita de entrada y empieza a leer un periódico. Entonces suena el timbre de la puerta. Es la paciente, que llega toda sofocada y pide disculpas por el retraso. “No tiene importancia”, responde el médico. “Mire, yo estaba tomando un gin-tonic mientras esperaba. ¿Quiere usted acompañarme y tomar algo?” “Acepto con placer”, responde la paciente aliviada. “Me vendrá bien, con el sofocón que traigo...” El doctor le sirve un vaso, se sienta frente a ella y empiezan a conversar sobre temas banales. De repente se oye un ruido de llaves en la puerta del consultorio. El médico tiene un sobresalto, se levanta bruscamente y dice: “¡Mi mujer! Rápido, quítese la ropa y abra las piernas.” Moraleja: en la vida y en el universo todo es relativo.
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