Se vislumbra triste la noche
cuando no es visitado por la luna,
parece sombrío y confuso
sólo hay frío y penumbra
que azotan los cuerpos.
Mientras invade
la lluvia y los truenos,
se le hace eterna
la espera por su regreso.
El espacio sideral
también llora su destierro
sin ella pierde su misterio,
la descubre y se traga
su amargo desconsuelo;
las estrellas deambulan
en el firmamento,
estruendos invaden
el silencio.
Pero la noche intrépida
nunca se resigna,
no permite que las nubes
se interpongan en su camino,
la busca asiduamente
en la aurora fresca,
en el mar sereno,
mientras ella ansiosa y sumisa
espera su turno
para el cálido reencuentro.
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