La cuaresma, semana mayor o Semana Santa.
Próximo a celebrarse una de las fecha más importantes para las personas que profesan la fe católica, la Semana Santa que inicia con el miércoles de Ceniza posterior se inicia un ayuno el ayuno simbólico de abstenerse de ingerir carnes rojas todo los viernes a partir de que inicia el miércoles de ceniza, apunto que es simbólico, por que más que referirse a la no ingesta de carne roja, esto hace referencia, más bien a “no comer prójimo” es decir, evitar todo tipo de comentario mal intencionado en contra de cualquier persona, esto verdaderamente más difícil de llevar a cabo que evitar comer carne roja.
Y precisamente, esta fecha me trasladó una vez más al pasado, en el baúl de mis recuerdos, contaba con tres años, cuando mi padre me cargaba en brazos a recibir la ceniza y a falta de pañoleta con que cubrir mi cabeza (Antes se acostumbraba a que las mujeres debían cubrirse la cabeza con una pañoleta, la verdad no tengo la menor idea del porque de esta tradición, que por la época que les narro ya estaba próxima a la extinción) me cubría con su bien planchado pañuelo. A mí, vienen las imágenes de mi padre comprándome un mono sombrerito de plumas y el tradicional globo, sin faltar el algodón de azúcar, para mis hermanos sus ruidosas matracas y sus antifaces negros bordados con diamantina de plateada. Recorrer los puestos que se plantaban a la salida de las iglesias, con la venta de matracas, sombreros carnavalescos, antifaces multicolores, los tradicionales frasquitos de gerber conteniendo la mágica y colorida mezcla para la fabricación de burbujas, pero sobre todo las bellísimas muñecas de cartón, un verdadero arte la cartonería, y los judas repletos de explosivos para hacerles estallar en sábado de Gloria, las deliciosas tortitas de nata envueltas en colorido papel de china, los hot-cakes con cajeta y salpicados de grageas…mmm, una fiesta multicolor a pesar de que era tiempo de guardar.
También, recuerdo lo estricta que era mi madre con el tiempo de guardar, ya adolescentes nos prohibía encender la radio y/o escuchar música jueves y viernes santo, el televisor nos lo permitía siempre y cuando nos “refináramos” la maratón de películas relacionadas con el tema de la pasión, comenzando para los más pequeños con el clásico Marcelino, pan y vino, para proseguir con las aventuras de Ben-Hur, Espartaco, La pasión de Cristo, interpretada por varios artistas, etc., etc. ¡Y qué esperanza salir a pasear a algún lado! Porqué eran tiempos de guardar. Así que sólo teníamos una semana la siguiente para salir a algún balneario cercano o nuestro destino normal ir a Cuernavaca, Mor.
Cuando aún no existía la problemática de la escasez del vital líquido, en sábado de Gloria se acostumbraba a bañar a bandejazos a quién se dejaba, ahora está prohibido esta manera de festejar.
Mi abuela materna, me platicaba que antes era tradicional montar en cada casa el altar de Dolores, en las iglesias había personas que acostumbraban a ofrecer agua de chía o limón a las personas que pasaban a santiguarse en las iglesias, estás permanecían con la puertas abiertas, no como hoy, que con la creciente delincuencia ya no es seguro dejarles abiertas de par en par. Ir en a la procesión del Vía-Crucis y el sábado en vísperas del domingo de resurrección asistir a misa para abrir la Pascua.
En cuanto a la gastronomía de semana Santa, era una delicia degustar los tradicionales romeritos, una mezcla de mole, tortas de camarón, camarones secos, nopalitos, papas y romeros (Como los de mi madre, no he probado otros, riquísimos), chiles y tortas rellenas de queso de hebra sazonadas en caldillo de jitomate, mis preferidas son las de nopalitos tiernos con queso de hebra y las de huazontle ¡Dios, es para pecar de gula, jajaja! , calamar a la plancha, filete de pescado, aunque los mariscos no son de mi particular preferencia, unas verdolagas fritas con queso y su salsa de molcajete…mmmm era una delicia la cocina de mamá con sus olores que nos invitaban a abrir el apetito.
Pero lo más importante de estas fechas es que era o es una oportunidad para estrechar y reforzar los vínculos familiares.
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