Cuando
a mi oído murmuras
tu canto, sirena.
¡Ulises, bajo tu encanto,
Circe morena!
Y en la ribera
de tus caderas,
encallo mi navío,
y navego
en la lubricidad
de tu salaz
mar.
Y de tus labios
carnales,
mi eterna ansia,
deseo saciar.
Cubre mi desierto
cuerpo,
se lluvia salaz.
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