Amigo aqui les dejo un cuento que he escrito con la intencion de meterlos en ese mundo tenebroso y escalofriante. Aqui tienen la primera parte, semanalmente les ire agregando capitulos. Espero sus comentarios
Prologo
Era la noche más oscura que se hubiera vivido en el pueblo. La luna lucia pálida y con un débil brillo apenas lograba alumbrar las cercanas nubes que se disponían a arroparla en sus mantos de almidón. Abajo en las gélidas tierras del pueblo se levantaba sobre el suelo una densa niebla que cubría los tejados de las pequeñas casas de Changhneu. En el interior de sus moradas descansaban los habitantes de ese humilde poblado, con sus historias y sus contratiempos, cada uno sobrevivía al crudo invierno que los acechaba. Afuera en la oscuridad de la noche, el ambiente estaba sereno, sosegado por la soledad de sus caminos, se iba adentrando mas y mas en una sospechosa paz que parecía vulnerable a estallar en cualquier momento.
Capitulo I
Era medianoche y la serenidad del pueblo parecía intocable, la neblina que aun cubría el tejado lucia impenetrable, de pronto a lo lejos se escucho un débil ruido, el sonido provenía del camino principal por el que se accedía al pueblo. El sonido fue seguido por otro mas intenso, el cual se escucho hasta la casa de la familia Beau.
Los Beau eran una familia humilde conformada por cuatro miembros, el señor Polk era la cabeza del hogar, robusto, calvo y malencarado eran sus características mas distintivas, su esposa era la señora de Polk, llamada así por los habitantes del pueblo a pesar de su insistencia de que la llamaran por su nombre-¡mi nombre es Lacrouf!- era lo que siempre decía cada vez que la llamaban señora de Polk. El pequeño de la casa era Manny, sus frecuentes ocurrencias y su gran imaginación lo hacían estar siempre aislado de los demás. Perpetu era la consentida de los Polk, la joven amaba la literatura clásica por lo que sus padres siempre le obsequiaban libros aunque no estuviera de cumpleaños. La familia sobrevivía gracias a los ingresos que obtenían del cultivo de verduras y la cría de ganados. El pequeño Manny a veces ayudaba a su padre a re***** los frutos de las cosechas mientras que Perpetu ayudaba a su madre a preparar la cena cuando ella estaba muy ocupada con otros quehaceres. La mayor parte de la vida de los Beau transcurría en el trabajo al igual que sucedía con el resto de los habitantes del pueblo, los cuales vivían bajo las mismas circunstancias.
Esa noche la familia se había ido a dormir mas temprano de lo acostumbrado, esto se debía al frío clima que los obligaba a no salir de sus camas. Afuera la noche transcurría en silencio, el viento golpeaba los cristales de los ventanales, con la intención de entrar sin ser invitado. El techo crujía sobre los Beau haciéndolos saltar de sus camas cada vez que este era arropado por la niebla. Los ruidos hacían eco en toda la casa mientras que las sombras se arrastraban por los rincones, sombras fantasmales de pequeños demonios que se paseaban sigilosamente por los corredores despertando el miedo en quienes lograban escucharlos.
El pequeño Manny todas las noches se tomaba la molestia de pedirle a su madre que le dejara encendida la luz de la habitación pues el en su inocencia le concedía a la luz una especie de poder sobrenatural invisible el cual mantenía alejado a todos los monstruos que quisieran acercarse a su habitación, la señora Lacrouf siempre le insistía diciéndole:
-lo que hay en tu habitación, sigue igual con la luz encendida o apagada- siempre con una voz dulce acompañada de un tierno beso en la frente del infante, esto no lo tranquilizaba del todo ya que para el todas las formas en la oscuridad eran mucho más tenebrosas que con la luz encendida. Mientras sus padres dormían en la habitación contigua el pequeño debía dormir solo -¡así se formara su carácter!- Era lo que el señor Polk siempre decía a su esposa cuando ella le proponía pasar a dormir al pequeño a la habitación de ellos.
Esa noche el viento soplaba tan fuerte que hasta los arboles se doblegaban a su paso. El ventanal de la habitación de Manny tenía vista panorámica hacia las afueras del pueblo, el pequeño evitaba mirar entre los cristales para no ser testigo de una noche escalofriante. Las sombras se desparramaban por los suelos, azotadas por la tenue luz de una lámpara de kerosén que descansaba sobre la mesa de noche, las ramas de un árbol hacían compañía con sus sombras cuando eran golpeadas por la pálida luz de la luna, los cristales crujían al ser alcanzados por el viento gélido y Manny aguardaba en silencio, sumergido entre sus sabanas estampadas de barcos de papel, aguardando impacientemente porque la noche transcurriera y apareciera el sol, el gran héroe dorado para ahuyentar a todos los males. Su espera se hacía eterna y las voces en su cabeza lo invitaban a salir de la casa, el pequeño inocente de lo que podía suceder decidió salir al crudo invierno y seguir las voces que llevaban noches atormentándolo. Afuera los cristales de hielo rasgaban su piel como miles de púas, el viento era tan fuerte que apenas podía caminar. Mientras Manny se disponía a seguir con su cometido la neblina parecía advertirle que no siguiera y que regresara a casa, haciendo caso omiso de las advertencias el pequeño camino mas y mas hasta que solo sentía el dolor del hielo sobre su rostro, sus pies se habían dormido y su cuerpo había entrado en una temperatura menor a la que podía soportar. Con el cuerpo entumecido supo que había sido un error llegar hasta allí, desafortunadamente había caminado lo suficiente como para haberse perdido en el bosque. Eran pocas las veces que el pequeño había salido al bosque con su padre por lo que era poco lo que conocía de aquel lugar, sin embargo las cosas habían cambiado bastante desde aquel entonces, ahora los arboles estaban cubiertos de nieve los pinos se imponían sobre el cielo dejando entrever pequeños espacios en los que solo resaltaba ese negro azulado, la inmensidad, todo blanco en su totalidad era demasiado para un niño.
De pronto el silencio cubría todo el lugar, un niño tirado sobre la nieve en medio de un bosque en la noche más oscura era la imagen más terrible, era un cuadro diabólico pintado con la mala intención de arrancarte escalofríos. Salió de los árboles y se llevo al niño en brazos.
Isaac Soto
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