Adiós al año que finaliza, bienvenida al que llega.
Alzas tu pañuelo,
por la ventanilla de mi alma te observo
te despides heroico e invencible
ya no regresarás.
El tiempo no perdona
siempre fue cruel maestro
[pero excelentísimo en el arte
de enseñar enmudeciendo.
Caen minutos, horas, días y meses
de tu bolsillo lleno
caen naderías de mis manos vacías
sangran las heridas, se cansa la vida.
Cual jinete te fuiste,
en tu caballo excelso
tan veloz como un rayo
tan decidido como un estruendo.
Nada queda de ti, sólo tus enseñanzas
nada queda de ti, solo recuerdos
solo el aprendizaje del provecho
solo la paciencia y el paso lento.
Llega como tu, se escucha a lo lejos
otro jinete de gran señorío, estupendo
avanza en tropel, marcando huellas
como tu las marcaste y serán Eternas.
Cada uno hace historia,
cada uno a su manera,
uno delicado, otro descuidado,
uno profundo y otro gran verdugo.
Tuya es la corona, otra para el próximo tendremos
más ahora tu te llevas cada anhelo
cada suspiro y cada decepción
cada batalla perdida y ganada y otras tantas no luchadas.
Vete ya que llega tu reemplazo
no te trato mal porque a muchos has alegrado
más si en mi vida no fuiste miel
el amargo cáliz no me arrepiento de beber.
Vete y piérdete en las sombras,
que las luces nuevas traen al resplandeciente
llega el con sonrisa aireada, con un saco lleno de incertidumbres
cargando tiempo desconocido, cargando vida que aún no vivimos.
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