¡Sigues ahí!
El tumultuoso mar,
de impulsivo andar, que circula entre peses y corales;
es un cuadro de efigies nupciales,
que ven bogar tus senos de sol
en corolas vivas de ámbar, en torrentes humeantes de selva,
llamarada risueña de girasol, vapor aromatico de alcohol.
Y sigues ahí,
Flotando, en el vientre creciente del viento
que airea mi huerto, con gemidos de olas y mar.
Tú sigues ahí
soñada entre colchones trenzados de iraca, escribiendo aquel poema
donde escapas, a mí, entre silbidos noctámbulos de selva.
Has transitado sobre mis prosas de astillas tiernas y penetrantes de idilio.
Has sepultado en lo más misterioso del viento, tus inspiraciones añiles de cielo
que llegan a mí, con sabor a geranios y hierbas florecidas
germinadas en la caldera incendiada, de tu cuerpo, mi ninfa.
De tus caricias distantes e invernales de luna
se anega mi alma extraviada.
Se asfixia, en el aleteo insaciable de tu cuerpo y tus besos.
Del crepúsculo ebrio, la sumisa brisa;
embalsama los mimos melosos y deposita canicas bordadas, en tu boca de fresa.
De ti espero, el gemido implacable de amor, para seguirte escribiendo.
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